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Miedo
Miedo
Anime: X-1999
Rating: M
Pareja: Sorata & Arashi
Sinopsis: Songfic. One-shot. El temor invade su ser, acosándola constantemente, tantos miedos que la atormentan... la vida, la muerte y el amor. ¿Cuál de todos podrá Sorata disipar, si él mismo aun no los puede controlar?.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
* Arashi !!... que hermosa te ves hoy. *
Por favor solo escúchenlo; las mismas palabras de todos los días, ¿acaso cree que logrará algo con su amabilidad?, pues no con migo. Mi carácter no me permite hacer caso a sus locas propuestas.
* Arigatou, Sorata-san. *
Le respondí tratando de ser amable; aunque la verdad es que este hombre ha llevado mi paciencia al límite. A veces me pregunto si realmente es un Dragón de Cielo. No lo sé, no se comporta como tal. Parece más interesado en coquetearme que en salvar esta ciudad, e incluso, su propia vida.
Para hacer más difíciles las cosas, hoy es uno de esos días en que le seguimos los pasos a los Dragones de la Tierra. Y por decisión de Sorata, ¿o deberé decir terquedad?, soy su compañera de pelea, supongo que las cosas no pueden ser peor.
* Arashi. *
* Mmm *
Trato de no hacerle caso, pero el guarda silencio y hace que surja la curiosidad en mi; dirijo mínimamente mis ojos hacia el. O no... esa mirada. Esa mirada tierna y suplicante por una respuesta afirmativa para sus futuras palabras. Mirada que he evitado en más de una ocasión; esa expresión es la que tiene cuando grita a los cuatro vientos que el, que el...
* Te amo, lo sabes. *
Guardo silencio y una vez más intento ignorar sus palabras, algo muy difícil por cierto. ¿Cómo ignorar esas palabras?, cómo?; si hacen que mi corazón se derrita. ¡Oh, maldición!, el solo hecho de que Sorata sea aquel que, según Kaede, se enamoraría de mi, me cuesta creerlo, y además... y además, sus palabras me hacen sentir... conmovida.
* Lo sabes, ¿verdad?. *
* Bueno, yo... *
Guardo silencio nuevamente y reinicio la caminata para no continuar escuchando su voz. Sorata me sigue y pronto esta hombro con hombro con migo, lo mire fugazmente, y para mi sorpresa, sus ojos reflejan algo que en mis otros rechazos nunca note; parecía ser un brillo casi imperceptible, esperanzas quizás. Bueno, Arisugawa es muy persistente y hay que admitir eso.
El día ha comenzado a morir y el oscuro manto de la noche lucha por mantenerse victorioso sobre el día, por hoy, a terminado nuestra difícil tarea de Dragones del Cielo; según Hinoto, ellos no darán problemas por unos días, eso al menos me tranquiliza un poco.
Finalmente llegamos al templo de Ise; lo miro sin interés por unos momentos. Por fin me despido para dirigirme al interior del templo, pero su mano se posa sobre mi brazo y me hace girar ciento ochenta grados para verlo de frente; el dice mi nombre y yo... yo trato de zafarme de su agarre, aunque por más que trato no lo logro; no me lastima, pero es más que obvio quien tiene mayor fuerza física.
* Por favor. * -Me dice.- * Déjame demostrarte cuanto amor por ti se desborda de mi corazón. *
Sus palabras son una suplica por que le dé aunque sea una migaja de mi cariño... pero no puedo, el destino que me aguarda como Dragón del Cielo me impide amar a alguien. Ya es suficiente con las batallas a muerte como para todavía poner mi corazón en las manos de una persona.
* No me interesa, déjame en paz. *
Por más que le ordeno que me suelte, el parece apretar más mi brazo para no dejarme ir. Justo antes de que libere mi espada para darle un escarmiento, Sorata en un acto desesperado por lograr que le dé un poco de cariño, me acerca rápidamente a el y une firmemente sus labios a los míos. Yo, impresionada, abro completamente mis ojos ante lo que hace mi compañero... este, mi primer beso y que no estaba dispuesta a dárselo a nadie, me es arrebatado por Arisugawa. Por fin !!, logro alejarme un poco de el, sus fuertes manos aun aplican fuerza sobre mis brazos para no dejarme escapar...
* Qué pasa contigo?, Acaso estás loco??... ¿No tienes miedo?... *
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Miedo.... es lo que debe tener el cielo;
Será invadido....
Por amantes delirantes por un beso.
Por profetas y dementes exiliados.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
No le respondo... no quiero responder esa pregunta porque me entristece pensar en esa palabra.
¿Es justo lo que le pasa a la tierra?; que de pronto los profetas como Hinoto o de cierta forma Kanoe, aparezcan y recluten a aquellos que deberán pelear a muerte por decidir el destino de esta ciudad y después, del mundo. Es justo?. Que personas desquiciadas como lo son Seishirou y todos los Dragones de la Tierra, quieran eliminar a la vida que habita este planeta. Y... es justo, que yo, amando tanto a Arashi, en un momento de delirio, le robe un beso.... ¿es eso justo?. Con todo esto... No es posible tener miedo. Y sin embargo, tengo miedo solo de una cosa...
Tampoco entiendo porque aun retengo a Arashi; ella es la mujer que amo y en cierta forma la estoy lastimando, pero... daría lo que fuera por volver a sentir sus labios unidos a los míos y de hecho... lo haré... con un poco de fuerza, no mucha, haló a la chica hasta mi pecho, la retengo, la abrazo con fuerza para que no escape de mi; es entonces cuando me inclino para robarle un beso más, y en el, sin que a ella le interese, le doy mi vida y amor enteros... si solo me correspondiera.
Arashi logra zafarse de la prisión que mis brazos formaron para no dejarla ir; su mirada refleja cierto odio hacia mi, se apresura, me abofetea con gran fuerza... el sonido que produjo su mano contra mi mejilla aun se escucha en mi mente; ese eco que al parecer me despertó de mi delirio de amor.
Baje la mirada... ¿Cómo fui capaz de obligarla a besarme?, como??.
* Lo siento... no sabía lo que hacía. *
Traté de disculparme, pero no importaba; ella jamás me perdonaría lo que acababa de hacerle.
* Es solo que mi amor es tan grande, que me dejé llevar... *
* Tanto me amas?. Si así fuera no lo hubieses hecho. *
* Tú no entiendes... y eso es porque no sientes nada por mi. *
* Eso no es cierto.*
Gritó; nunca la vi alterarse de esa manera; su compostura fue interrumpida por sus emociones y eso no es nada común en ella.
" ¿Qué quieres decir?. "
La interrogué, sus palabras me hacían pensar que tenia un poco de esperanzas con ella, pero... Ella solo dio media vuelta y entro al templo; no respondió, ni dijo nada, ya ni siquiera se despidió. No entendí, no supe porque, pero... la seguí, entre al templo y la busque...
Ahí estaba!, estática frente a un altar; con la mirada fija en un solo punto y llena de frialdad... esa frialdad que solo protegía sus emociones, yo lo sabía, no sé como pero lo sabía.
* Arashi... *
* ¿Cómo lo sabes?, que me amas... no lo entiendo. *
Quise hablarle pero me interrumpió cuestionando mis sentimientos. El que no entendía era yo, porque hacer tantas preguntas cuando sencillamente no hay respuestas, solo amor.
* No lo sé; solo lo siento, siento como vibra mi corazón con solo verte. *
* ¿Cómo creerte?. *
* Déjame demostrarte cuan grande es mi amor. *
* ¿Cómo?. *
No di respuestas; me acerque lenta y sutilmente a ella, a escasos centímetros de su cuerpo, me detuve, la mire con ternura por un lapso de tiempo que no sentí transcurrir. "Eres hermosa", le dije; ella solo clavó sus ojos en mi y sentí como si hubiese sido en el alma... dios!, cuanto la amo.
Finalmente eleve mis brazos para alcanzar su figura, la abracé... con suavidad atraje su cuerpo al mío; la estreche con inmenso cariño y suavidad, y también, cerré los ojos para disfrutar la magia de aquel momento, tenerla tan cerca mío era demasiada felicidad; nunca lo hubiese soñado.
De pronto, abrí los ojos con sorpresa; Arashi... ella, correspondía a mi abrazo con cierto temor, quizás de decepción. No, eso jamás, nunca le haría semejante mal. Con alegría, mire como cerraba sus ojos para dejarse llevar igual que yo. ¡Cielos!, ¿acaso esto es un sueño?, entonces, imploro no despertar.
Hundo el rostro en su cuello, quiero respirar su dulce aroma; también, dejo un pequeño beso en el lóbulo de su oreja y posteriormente le susurro que la adoro... mis deseos me llevan a buscar sus labios y atraparlos con los propios. Esa es una sensación nueva, no se compara en nada con los besos que le robe; quizá sea porque ahora ella me esta correspondiendo con cierta reserva, pero al fin y al cabo acepta mis labios.
Aprisiono su cintura con mis brazos y comienzo a besarla con desesperación y locura... siempre quise tenerla cerca y ahora que la tengo, no puedo soltarla. Sé que mientras ella me permita besarla esto se convertirá en un vicio para mi.
Al momento en que mis besos se vuelven más profundos y atrevidos, Arashi me pide que me detenga; aun contra mis deseos, yo la escucho y complazco.
" Aquí no, por favor. "
Me pide; no entiendo a que se refiere. Que diferencia hay en que la bese aquí o en cualquier otro lugar?. Parece notar mi confusión, mira en dirección al altar y luego baja la mirada hasta el suelo... entonces entiendo. Supongo que besarse en un lugar sagrado no es muy buena idea, si lo sabré yo.
Me quedo ahí parado sin decir nada; ella, toma la iniciativa, me ala del brazo y me guía lejos de aquel lugar. Recorremos el interior del templo hasta llegar a una habitación mediana... un segundo!!... es su habitación. Ante mi asombro la miro con cierta curiosidad; ¿por qué me trajo a su habitación?, no lo entiendo.
Ella me mira fugazmente para luego darme la espalda y explicarme que ahí nadie nos molestara, o que mejor dicho, ahí no ofenderemos la figura de un altar.
La abracé por detrás mientras pausadamente le daba pequeños besos a su hermoso cuello; tan tiernos, no puedo más que experimentar ternura en estos momentos. Hago girar su cuerpo con cuidado; me mira fijamente...
* Te amo. *
Le digo entre incontables besos de verdadera pasión. La besaba largamente porque no sabía que haría al terminar de besarla, no lo sabía...
* ¿Cómo lo harás?, ¿Cómo vas a demostrarme ese amor que dices tener por mi?. *
Me preguntó. Vaya, la pregunta era muy buena porque yo tampoco estaba muy seguro de cómo iba a demostrarle ese cariño. Detuve mis insistentes labios por un segundo, recargué mi frente sobre la de ella mirándola penetrantemente a los ojos.
" ¿Cómo quieres que lo demuestre?; tu pídeme lo que quieras y yo te complaceré..."
Le dije mientras posaba mis manos sobre sus sonrosadas mejillas.
* No lo sé, quizás... no, olvídalo. *
Intentó decirme, aunque sus deseos fueron vencidos por su orgullo y postura de frialdad. Volví a abrazarla, le pedí que me dijera que era lo que quería que hiciera por ella; yo lo haría sin importar lo que fuera... si me pedía la vida a cambio, estaba dispuesto a dársela... así sería.
* Yo, es que...* -Titubeó.- * Me... harías el amor?. *
Dijo finalmente. De todas las cosas que creí que me pediría, jamás pensé en esta. Esa no era la Arashi Kishuu que yo conocía; ella jamás me hubiese pedido semejante cosa.
¿Por qué me pedía acostarme con ella?.
* Arashi, ¿Por qué quieres hacer eso?, yo no quiero aprovechar el momento de esta manera, yo... *
Intente hacerla cambiar de opinión; no es mi estilo aprovecharme de una mujer; es decir, hacerla mía es lo único que deseo en el mundo pero... en realidad no me refería a hacerle el amor cuando le dije que le probaría que mis sentimientos son bastante fuertes.
Sin embrago, ella me interrumpió con un sorpresivo beso que comenzaba a disipar todas mis dudas... ella en verdad quería hacerlo, estaba hablando muy en serio.
* Yo... no quiero morir sin antes haber experimentado lo que es... estar con alguien... amar, no quiero. *
Esas palabras estaban llenas de tristeza, sentí como si la sacerdotisa presintiera su destino... sus palabras no me agradaron en lo más mínimo.
* NO. * - La reté.- *¡Tú no vas a morir!, ¿entiendes?. Yo decidí dar mi vida a cambio de la de la mujer que amo... y así lo haré. *
* No quiero que hagas eso. *
Me dijo, y poco después se envolvió ella sola entre mis brazos; siendo ahora ella la que me robara un par de besos.
La besé, sí... la besé insistentemente y con locura; sus hermosos y tiernos labios ya eran más míos que de ella; saber que nunca, nadie había probado ese exquisito sabor a ella me hacia increíblemente feliz.
Su cuello... también mis labios recorrieron ese lugar dando pequeñas succiones a su piel, haciéndola gemir más de dolor que de placer.
De cierta forma me complacía mucho tenerla abrazada a mi, con esa timidez de mujer que dejó de lado al convertirse en un Dragón de Cielo.
* ¿Por qué siempre has querido protegerme?; es que no le temes a la muerte?. *
Me preguntó.
Miedo. Miedo...
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Miedo... es lo que debe tener la vida;
Será enfrentada...
Por los presos y los brujos solitarios.
Por las animas de niños enjuiciados.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Miedo debería tener la misma vida. Esta ciudad será arrasada por las fuerzas de aquellos que quieren "purificar" el planeta, y quizás no solo sea Tokyo... quizá esa suerte sea la que sufra todo el planeta a menos de que hagamos algo. La magia, o bien, poder espiritual que muchos poseen solo traerá muerte y destrucción al mundo.
A veces, entre sueños, veo las almas de aquellas personas que han perecido por culpa de esta batalla; me desespero, más aun cuando las almas de muchos de ellos son niños que no tenían nada que ver en esto, que ni siquiera imaginaban que a su corta edad morirían.
Así que... Miedo?. No!, no le temo a la muerte, quizás la vida me provoque más temor... más aun, si en esa vida no esta la mujer que amo... si ella dejara de existir yo, aahh... por eso la protejo.
* No. *
Es la única palabra que sale de mis labios. No quiero hablar más sobre ello; sí ya sé lo que me depara el futuro, entonces mi única preocupación es vivir este presente y amarla... amarla como un loco por esta noche, mañana volveré a preocuparme por vivir.
Le quito, desesperado, un beso a mi bella sacerdotisa quien deja de cuestionar mi forma de aceptar mi muerte futura. Ansioso, llevo mis desesperadas manos hasta su cuerpo y comienzo a recorrer esa hermosa silueta; Arashi entrecierra sus bellos ojos ante aquella sensación, lo disfruta tanto como yo... y eso me hace feliz.
No soporto más el calor y dejo mis manos sobre ambos senos de la chica. Ella, abre de golpe y con sorpresa los ojos... se tranquiliza y me mira con rubor en sus mejillas mientras yo empiezo a explorar sus atributos femeninos... para mi, esto es el paraíso. Tener su cuerpo, solo, solo para mi... en verdad lo que me hace sentir el tenerla, es indescriptible.
Estoy nerviosa, confundida. Sorata recorre mi cuerpo a su entero gusto, y yo... yo solo me limito a disfrutar de aquellas suaves y ardientes caricias. Jamás había experimentado tal sensación; es tan nuevo, tan placentero, tanto... que mis piernas no soportan el peso de mi cuerpo y no pueden sostenerlo más; me dejo caer y Sorata me sujeta con sus fuertes brazos; me besa. Nuestros labios se buscan insistentemente, con pasión, desesperación. Solo puedo recibir sus labios y tratar por todos los medios que no se alejen de mi.
Siento como si el me hubiese robado las fuerzas porque aun sostiene, mi ahora, débil cuerpo; me toma entre sus brazos y me lleva hasta el futon, ahí, me recuesta con algo de cuidado y suavemente deja caer su pesada figura varonil sobre mi. "Aaahhh", suspiro, el calor que me prodiga es tan exquisito. Sus locas manos insisten en recorrer mi cuerpo y esta vez con más desesperación y fuerza, oprime mis pechos y con este contacto le doy algunos gemidos de gozo... sonríe, enreda sus dedos entre mi cabello para guiarlos poco después por todo mi cuerpo.
Se detiene... toma mi camisa escolar y con prisa me la quita; me despoja de ella para que, ante el, se muestren mis pechos ahora cubiertos solo por un pequeño sostén de encajes. Me sonrojo, es algo incomodo el que sus ojos se claven en esa parte de mi cuerpo mirándolo fijamente. Sorata acerca su rostro a mi pecho, y ahí, recarga la cabeza sobre mis senos; con ambos ojos cerrados, el chico parece oír atento el latir de mi corazón y respirar mi perfume... se ve tan tranquilo, tan tierno con el rostro inundado de paz.
* Sorata-san. *
Susurre en respuesta, el joven me abraza, lleva sus manos hasta mi espalda y la recorre con suavidad. Se topa con el sostén y con un movimiento lo desata aflojando la prenda; con rapidez desliza sus traviesas manos hasta el cierre de mi falda escolar, bajándolo con lentitud y dejando caer posteriormente la falda. Ahí, entre sus brazos estaba yo casi totalmente desnuda, descubriendo ante él el más intimo de mis secretos... mi desnudez.
* Eres hermosa. *
Me dijo totalmente hipnotizado con lo que veían sus ojos. Solo me miraba con cierta fijación, sin morbo, ni lujuria... tan solo un poco de ternura con un toque de erotismo.
No entendía muy bien el porque, pero me avergoncé por aquella situación; trate de cubrirme el cuerpo con los brazos aunque sinceramente dudo haberlo logrado.
* No puedo seguir, creo que... me adelante, no estoy lista para esto. *
Le dije, el parecía no comprender o mejor dicho no aceptar mis pretextos. Ahora que había retomado la cordura era Arisugawa quien de cierta forma me suplicó que continuara. A decir verdad, dudo que el hecho de que no se detuviera signifique que me estaba rogando.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Antes que muera, déjame amarte en vida,
Hasta que el cielo.... se caiga por nosotros.
Antes que muera, déjame amarte en vida,
Hasta que el sol.... se escape con la luna.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
* Por favor, Arashi. * -Me dijo.- * Permíteme amarte sin descanso hasta que el mismo cielo se derrumbe por nuestro pecado; que más que nada es solo apaciguar el fuego que funde mis sentimientos junto con mi corazón. Deja que mi único deseo antes de completar mi destino... se cumpla. *
Esas palabras llenas de ternura, sinceridad... amor, hicieron de lado todas las razones que, en algún momento, tuve para rechazarlo y no seguir más.
Me estrechas entre tus brazos y besas mi frente. Un acto tan tierno que se ve opacado por una oleada de pasión que nos consume a ambos.
Mi dios del trueno comenzó a recorrer mi cuerpo con sus labios saboreando cada rincón... mis cabellos, labios, manos... mis senos; se deleito con ellos como si fuesen un banquete ante el, me sentí complacida al ver su rostro inundado de placer. No entendía con exactitud, ¿por qué?, por qué deseaba hacerte feliz tal y como lo hacías con migo?.
Mientras disfrutaba de mis atributos, Sorata dejo que sus manos viajaran por los contornos de mi cuerpo; al llegar a mi cintura sus dedos se toparon con mis bragas, y sentí como con suaves movimientos me liberaba de ella para estar completamente descubierta ante el...
Su mirada me examino de pies a cabeza; con gracia observe como se dibujaba una sonrisa de tonto en el rostro del chico. Eso me hizo sonreír a mi también y olvidarme de la vergüenza.
Sin retirar los ojos de mi desnudo cuerpo, Arisugawa se despojó de las prendas que llevaba en ese momento: pantalón, camisa, tenis, boxers... todo, para quedar tan libre de toda prenda como yo. Ahora, era yo quien lo miraba con atención y curiosidad.
"Él es... cielos!, ¡ él es perfecto !".
Pensé en aquel instante.
Nos mantuvimos inmóviles por un rato tratando de conocer el cuerpo del otro, con mucha emoción, hasta que nos dimos cuenta del rubor que cubría las mejillas de ambos; bajamos la mirada hasta el suelo. Es gracioso tener vergüenza, aun, a estas alturas.
* Tengo frío. *
Ni siquiera sé porque dije eso, supongo que quería que me abrazara y no tenia el valor para decírselo. Mi acompañante me sonrió ligeramente para posteriormente abrazarme con suavidad... se sentía bien el contacto de nuestros cuerpos desnudos, y el cálido refugio de su piel me hacia sentir especial; no pude evitarlo, recargue la cabeza sobre el pecho de Sorata; él, había logrado sacar a relucir los pocos sentimientos que aun conservaba mi corazón... y todos eran por el y para el.
El imponente chico no aguantó más; me recostó nuevamente en el futon y se lanzó de inmediato contra la intimidad de mi sexo. Ni siquiera me dio tiempo para protestar o avergonzarme, de un momento a otro y sin aviso, una oleada de sensaciones nunca conocidas por mi atacaron mí cuerpo entero.
Estaba gozando en verdad, sentir el contacto de sus labios con mi suave piel, el como se habría paso con su lengua para adentrarse más en mi... fue, es tan exquisito.
Sorata introdujo su lengua instintivamente en mi, una y otra vez con un ritmo delirante; sin cansarse, todo lo contrario, extrayendo fuerzas de mi cuerpo para quedárselas.
Fuertes y suaves gemidos, por igual, salían de mi boca para encontrarse con el aire impregnado del aroma a sexo, a amor, que había por toda la habitación. Lleve las manos hasta mi cabeza para enredarlas en mi oscuro cabello y tratar de resistir las sensaciones placenteras; resistirme a desbordarme por completo en Sorata. Y con los ojos cerrados, buscaba una forma de agradecerle a Arisugawa lo feliz que me estaba haciendo.
Cuando las sensaciones llegaron a un punto en que no podía controlarlas, deje de emitir sonidos de cansancio; mis pupilas se contrajeron y en ese momento solo pude arquear la espalda para intentar que los labios del joven no se separaran de mi.
Respiraba apresuradamente con las manos apretando el futon; Arisugawa colocó su rostro a la altura del mío... me besó, profunda y lentamente. De esta forma tratando de relajarnos a ambos, solo preparándome para lo que venía después.
Note como Arashi cerraba gradualmente sus lindos ojos tratando de mantener la calma de aquellos momentos. ¡ Me abrazó !, con cierta suavidad y, al mismo tiempo, con una fuerza considerable; ¿No quería que terminara?, no, no finalizaría de forma tan pacifica... yo, yo deseaba más de ella.
Coloque mi cabeza a la altura de sus firmes pechos para volver a atacarlos con los labios; necesitaba deleitarme con su cuerpo una y otra, y otra vez, así que...
* ¿Estás lista?. *
Pregunté, indicándole mi impaciencia.
Arashi miró mi entrepierna y entendió a que me refería. Necesito de ella con urgencia y estoy más que listo para llegar al punto de mayor placer de esta relación.
Kishuu me observa con cierta reserva; y dudosa, besó mi mejilla derecha respondiendo afirmativamente a mi pregunta anterior.
* ¿Meterme todo eso?, ¡ me partirás en dos !. *
Dijo con cierto rubor; creo que después de todo si le teme al dolor físico.
* Oh, Nee-chan... el amor duele. *
Mencioné y mis palabras fueron acompañadas por una sonrisa maliciosa que al parecer no le agrado mucho a mi compañera, quien hizo un gesto de enfado para con migo. Lo único que hice para calmarla fue darle un tranquilo beso, lleno de sinceridad y cariño.
* Me hice una promesa. Que jamás dejaría que una mujer llorara por culpa mía. *
Confesé; ella pareció mirarme con tristeza, su enojo se había esfumado por completo. Entonces, se lanzo a mis brazos para rodear mi cuerpo con los mismos, para estar más cerca el uno del otro, para besar mis labios, mejillas, los ojos, la frente una y otra vez, sus muestras de cariño no hacían otra cosa más que aferrarme más a ella y, eso era lo único que quería.
* Sorata-san, ¿qué es esto que siento en mi pecho?; esa sensación que me desespera a tal grado de querer salir corriendo y huir, sin conseguirlo, pues lo que siento esta dentro mío. Es algo que no entiendo, no comprendo... no puedo explicar. *
* Después de esta noche quizás, quizás tu misma puedas responder esa pregunta. *
Su confusión interna la hizo mirarme con curiosidad. Y yo no pudiendo postergar más mi amor y deseo por ella, tome su mano derecha para besar cada uno de los dedos, con cierta pasión, con cierto deseo... con cierta ternura.
Mientras avanzaba por la longitud de su brazo, admiraba como su rostro adoptaba expresiones de placer y falta de fuerza.
Mis labios llegaron a su cuello donde atacaron con locura, logrando que Kishuu gimiera en más de una ocasión por más de aquella caricia. Finalmente nuestros labios se encontraron y se unieron con desesperación, me sorprendí a mi mismo abriéndome paso con la lengua para explorar la boca de la chica y hacer que ambas lenguas se tocaran y buscaran insistentemente; eso me excitó por completo, haciéndome tomar a la joven por la cintura, apretándola una vez más.
Con cuidado, separa sus piernas para abrirme paso e iniciar con la unión de nuestros cuerpos.
Con el miembro apuntando a la entrada femenina, observe su rostro mientras me acercaba a ella; no espere más, introduje la punta de mi espina en su interior y note como abría los labios para intentar gemir.... un gemido ahogado de esos que se cortan debido al gran placer que se experimenta. Yo suspiré largamente al sentir el contacto con su mojada piel interior.
Más que excitante, fue realmente hermoso; el como mi primer paso para entrar en ella se alargó un rato, queriendo disfrutar cada detalle, y como la excitación se incrementó a tal punto que empujaba con cierta fuerza y rapidez para adentrarme aun más.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Muerte... abrazarás...
A demonios hechos carne por un sueño,
A los cuerpos hechos polvo sin justicia.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Y entonces, sentí como si hubiese llegado al limite de Arashi, pensé que no podía entrar más en ella y luego, empuje con fuerza. Ese fue mi error, porque la escuché gritar de dolor; me despertó, estaba tan atento a lo que sentía que parecí olvidar que era su primera vez... que tenía pureza y yo, no midiendo mi fuerza, la lastime.
Me sentí de lo peor, algo así como los Dragones de Tierra, que solo piensan en liberar a la tierra sin detenerse a pensar en el dolor que provocan, en que lastiman a personas inocentes. Mi comparación con ellos era perfecta. Solo pensé en mi y no en el dolor que le provocaba a la mujer que amo, solo por el sueño de tenerla, de cierta forma me porte como un demonio, y destroce interiormente su cuerpo.
Note unas cuantas lagrimas recorrer su rostro y unas más aferrándose a no salir de sus ojos , no quise mirar más abajo pero... a fin de cuentas era necesario. Observe su entrepierna y lo que vi no era muy grato: nuestros sexos teñidos de rojo, de sangre... su sangre.
Arashi no dijo nada en absoluto, solo reprimía su dolor no queriendo externar sus emociones, ni sensaciones, así es ella.
La abrace con fuerza mientras ella cerraba los ojos para intentar apaciguar su dolor; yo me disculpe incontables veces por haberla lastimado, nunca había herido así a una mujer, yo mismo lo había prometido, nunca hacerlo. Pero ahora lastime a la única mujer que he amado en la vida, a mi querida Arashi...
Pero, como un consuelo, la chica me estrecho sin fuerzas y respirando rápidamente sobreponiéndose al dolor.
* Tenias razón... ¡ El amor duele !. *
Apenas alcanzó a decir, su voz era débil; estaba cansada y adolorida pues.... después de todo solo somos humanos.
Lo que me dijo me desconcertó, no era solo el que aceptara y perdonara que la haya lastimado, sino que pronunciara la palabra "amor"... la forma en que lo dijo y lo que sentí al escucharla..... ¿Es posible que me ames, Arashi?.
* Sabes Sorata-san?. Este dolor era inevitable, pero... me has hecho muy feliz también, es el precio que debo pagar por esa felicidad, solo quiero que continúes haciéndome sentir de esta manera, hacerme sentir deseada, tranquila, sin tener que pensar, aunque sea por una noche, en que soy un Dragón de Cielo. *
* Arashi...*
Eso que dijo fue como una daga de doble filo, me aliviaba el alma con sus palabras con el hecho de que en parte significaban que quería que siguiera a su lado, de esta manera, pero también significaban la enorme tristeza que siempre había guardado en su corazón, el miedo de ser un Dragón de Cielo y todo lo que esto representa, el miedo a sentir y no sentir sentimiento alguno.
Pero, si bien el dolor que experimentó era normal cuando se hace el amor por primera vez, entonces, eso no quería decir que debía sentir solo dolor; desde este momento solo quiero que el placer inunde su cuerpo.
Así que la besé de nuevo, probé sus cansados labios y le di mi cariño y amor en aquel contacto lento y suave, mientras clavaba más profundo mi hombría en ella.
Empujé insistentemente hacia adentro; una y otra vez tratando de causarle el mínimo dolor posible, dudo haberlo logrado, la sentí temblar entre mis brazos un par de veces, pudo ser dolor, o la fría noche, la sensación nueva de tenerme como complemento de su cuerpo.
Hubo momentos en que note como apretaba las sabanas; para poco después dar un suspiro muy profundo de alivio, el dolor había cesado considerablemente para que así se acostumbrase más a mi cuerpo.
Bendito sea el momento en que ella no lo medito o no le importo lo que hacia y me dio un beso desesperado, profundo, exigiendo más de aquellas frenéticas embestidas por alcanzar el límite de su cuerpo.
Me complació más aun cuando inicio movimientos de entrada y salida por ella misma. Jamás olvidaré estos momentos... el como abrazó mi cabeza y acerco mi rostro hasta sus suaves senos; la forma en que mis grandes manos se colocaron sobre su estrecha cintura; cuando devoraba sus pechos intentado saciarme con ellos, lográndolo de cierta forma y al mismo tiempo estando muy alejado de conseguirlo.
* Aahh, aahh... Sorata. *
Sus gemidos se dejaron escuchar en toda la habitación; complaciéndome y excitándome cada vez más.
Dejo en paz sus pechos por un momento, la miro y me percato de que me observa con cariño, su mirada refleja sentimientos no la frialdad que siempre han portado desde que la conocí.
* Nunca, jamás dejaré de amarte mi querida Arashi... Dragón de Cielo. Así muera, mis sentimientos por ti permanecerán vivos. *
* Sorata...*
Alcanza a susurrar en una mezcla de felicidad y tristeza por aquellas palabras.
Nos abrazamos con fuerza; no dejando de entrar en ella, hundo el rostro entre sus senos, beso con suavidad cada uno y los dejo en paz al fin.
Alzó la mirada y me pierdo en sus grandes ojos; sus mejillas arden en rojo por la pasión. A cada instante el placer sigue insoportable y me veo obligado a posar las manos más abajo de las caderas de la mujer.
La penetro con insistencia, entrando y saliendo rítmicamente de ella. Los gemidos de cansancio y pleno gozo son permitidos por ambos, escuchándose y confundiéndose sin cesar; a pesar de que entro con facilidad en ella, su vagina empieza a aprisionar mi espina, escucho su pesado respirar entrecortado por los quejidos que emite.
* Te amo, te amo, te amo. *
Digo en un número de veces que perdí.
De pronto, la chica apretó el abrazo... la sentí temblar bajo mi cuerpo debido a una serie de espasmos que la atacaron desde el interior.
Cansada, se deja caer aun entre mis brazos, respirando apresurada. Yo, que aun no llego al punto cumbre, sigo embistiéndola con fuerza logrando ocasionarle un orgasmo más durante el cual me besó con desesperación; me gusta verla expresarse de ese modo.
Segundos después, sintiendo que no podría soportar más, le susurré...
* Arashi, por favor... déjame terminar dentro tuyo, amada mía. *
La única respuesta que recibí de ella fue un fuerte beso proseguido de un abrazo un tanto débil y cansado. Nuestras mejillas se rozaron mientras las suaves manos de Kishuu viajaban por mi espalda provocándome cosquillas y una sensación de tranquilidad.
Empuje con lentitud al interior de la chica en un par de ocasiones y luego... me desborde dentro de ella no pudiendo retener más el placer y el liquido seminal.
Ahora ambos estábamos igualmente agotados; yo con mi cuerpo sobre la frágil figura de mi mujer, devorándonos los labios mientras seguía dentro de ella para seguir con lentos y débiles movimientos que a fin de cuentas nos producían un cierto placer relajante.
Sus manos juguetearon un rato con mi rebelde cabello mientras nos besábamos el rostro. Salí de ella con lentitud como queriendo no hacerlo, acostándome de nuevo, envolviéndola con mis brazos y cubriéndonos a ambos con una sabana.
Nos mantuvimos en silencio por largo rato, yo recargaba la frente en el pecho de mi hombre; pensé que quedaríamos dormidos de inmediato debido al cansancio, pero no fue así.
Tenía una guerra interna con mis expectativas y convicciones. Acababa de entregarme a uno de los Dragones de Cielo más poderosos, y además... fue más que en cuerpo, disfrute mucho físicamente pero confieso que mi corazón latía de alegría y felicidad que solo sentía al estar con Sorata, y hoy... con más fuerza.
¿Qué es este sentimiento?, Sorata-san dijo que podría responderlo por mi misma al terminar la noche. Será que... acaso te amo Sorata Arisugawa?. Me pregunto, pero no puedo darme una respuesta, así que giro la vista hacía ti tratando de responderme.
Me sorprendo y sonrojo, tu me miras con ternura, esa ternura que me ha llegado a desesperar y que en ocasiones como esta hace que mi corazón se derrita de... Amor.
Acercas tu rostro al mío y mientras cierro los ojos poco a poco, veo como acercas tu cuerpo y como unes tus labios a los míos nuevamente.
* Te amo. *
Me dices.
Yo solo cierro los ojos y te abrazo. Pienso que los demás sufrirán una gran sorpresa cuando nos vean como una pareja de recién casados. ¿Por qué digo esto?: Pues, hace unos segundos decidí que quiero estar junto al Dragón por lo que me resta de vida y sé que no es mucho.
Tu rostro toma una expresión de seriedad, pensé que estabas enfadado o al menos eso reflejaba tu mirada...
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Antes que muera, déjame amarte en vida..
Hasta que el sol... se escape con la luna...
Hasta que el sol... se escape con la luna.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
* Antes de que muera, déjame amarte un día más tal y como lo hicimos hoy, no importa si el mismo cielo se cae por nuestro "pecado". Hasta que el sol y la luna se escapen juntos en un eclipse... permíteme demostrarte que mi amor, no es solo por una noche... ¡ Es eterno !. *
Me dijiste tan serio como nunca antes te había visto. Te sonrío, había olvidado que a pesar de que eres muy vivaz, alegre y bromista, cuando se debe ser serio tu lo eres más que nadie; que a las cosas les das la importancia que realmente merecen.
* Es verdad, esto aun no se acaba... nunca terminará. *
Sonríes ampliamente ante mis palabras; sabes bien que son una afirmación a tus peticiones anteriores. Te beso una vez más, creo que ahora se me esta volviendo obsesión unir mis labios a los tuyos.
Nos separamos ligeramente, apenas por milímetros; y aun con los ojos cerrados y reflejando paz en tu rostro, me dices:
* Escogí mi destino aun antes de conocerte. Que te protegería, que daría mi vida a cambio de la de la mujer que amo, y bien sabes que esa mujer eres tu, Arashi. *
Abres los ojos al terminar de hablar, esperas mi reacción a esas palabras. Observas la expresión irónica de mi rostro; te sonrío ligeramente y me preguntas la razón.
* Yo... no permitiré que hagas semejante locura. *
Escuchas mis palabras, me besas con ternura y algo de enfado. Dices que no te importa en absoluto lo que yo piense con respecto a ese tema pues ya has tomado una decisión.
A esto yo te respondo que de igual forma que tu, he tomado una decisión, me miras interrogante ante lo que digo y yo te respondo:
* Vencer los dos miedos que me carcomen el alma... Mis sentimientos hacia ti, y tener una vida sin ti. No le temo a nada más.*
Me miras con sorpresa, más aun porque te abrazo y sonrío con jovialidad, una gran felicidad y un extraño cariño.
" ¿El sentimiento que tienes por mi? ".
Recalcas interrogante, queriendo saber a que me refiero con eso.
* Sorata... yo también daré mi vida por la tuya y no me importa lo que pienses al respecto; no eres el único que ha decidido morir por la persona que amas, porque yo... también te protegeré, siempre, porque yo... *
* Arashi, tu... *
Me interrumpes al ver un par de lagrimas viajar por mis mejillas.
* Ai Shiteru. *
No dejándote terminar, concluyo mi frase con el par de palabras que siempre quise decirte. Te beso, te abrazo; siento latir tu corazón con fuerza y emoción... por mi, por nosotros.
Ahora me refugio en tus brazos hasta que llegue la luz del día, hasta que llegue el fin de nuestras vidas... hasta que después de cumplir nuestro destino, podamos estar juntos, tu y yo en el cielo... por la eternidad.
Finalizado.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Tema: MIEDO.
Interprete: CAIFANES.
~*~
MIEDO...
Miedo a la muerte.
Miedo a vivir sin la persona que se ama.
Miedo a lastimar a quienes amamos.
Miedo a experimentar sentimientos como el amor.
Miedo a la vida misma.
En fin, solo algunas clases de temor, de eso se trata el fic. Mi, hasta ahora, primer lemon de "X". También es uno de los pocos lemon en español de este anime, más aun, de la pareja que forman Sorata y Arashi.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de Fallen Angel.
Totalizado el 14 de Marzo de 2002.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
More Posts from Maeda-ai
Unión de razas; unión de mundos
Anime: InuYasha
Rating: M
Pareja: Inuyasha & Kagome
Sinopsis: One-shot. Por primera vez tenía la fuerte necesidad de estar con ella, quería verla, oir su voz, percibir su agradable aroma... volver a sentir sus labios sobre los suyos y, también, quizás...
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
Insistentes y tormentosos recuerdos inundan la mente del joven; desesperantes, si!, pero bastante agradables al fin y al cabo.
Ella lo había besado; sin prevenirlo, sin señal de las intenciones que tenía... sin motivo alguno para hacerlo. Se acercó rápidamente hasta él y de inmediato unió sus delicados y suaves labios a los de él, que parecían fríos como el hielo, pues al igual que el resto de su cuerpo no solo eran resistentes, sino también aparentemente insensibles.
Y ahora, gracias a la osadía de aquella mujer, mantenía una lucha sin sentido en contra de sus desorientados pensamientos. Por si esto fuera poco, tenia la imperante necesidad de verla cuando menos; de ser posible, tocarla, exigirle que uniera sus labios a los suyos una vez más, pero... ¿y su orgullo?, su fama de demonio sin corazón, ¿donde quedaría?. Cerró los ojos; recordó el momento justo en que los labios de la jovencita habían tocado los propios e invitaban a estos últimos a moverse al compás los de ella. Con tales recuerdos, al joven le fue imposible evitar que su corazón latiera con más fuerza rogando que aquella sensación se repitiera...
* Maldición. * De pronto, la voz del chico interrumpió los sonidos del bosque. El dueño de dicha voz, que se encontraba recostado sobre la gruesa rama del enorme árbol sagrado en el que se selló a su espíritu por cincuenta años, partió en busca de aquella chica que tanto atormentaba a su ser. Su agilidad; rapidez con la que había sido dotado, le permitió llegar en cuestión de segundos a aquel portal que lo transportaría hasta donde ella se encontraba. La duda de si debía o no continuar lo llevó a levantar la ceja izquierda. No lo pensó más, se lanzó al interior de un pozo que no parecía tener gran profundidad, pero en el que una vez dentro se experimentaba la sensación de caer al vacío total. He aquí otro tiempo; una época distinta y totalmente ajena a él. Traspasando toda lógica, rompió la barrera del tiempo tan solo para estar en el mismo lugar que ella, pero... ¿Cómo encontrarla ahora?; había entrado en la casa con anterioridad pero no estaba familiarizado por completo con dicho lugar. La respuesta al agobiante problema apareció junto con el extraño aroma que caracterizaba a la criatura que buscaba; un aroma penetrante que sobresalía entre cualquier otro que estuviese en el ambiente. Guiado inconscientemente por tan agradable olor, recorrió cuidadosa y sigilosamente la tan extrañamente moderna casa que resguardaba a la mujer. Deslizando puertas, caminando tranquilo por los pasillos del pequeño lugar, llegó finalmente al que parecía ser su destino. Justo frente a él, una puerta distinta a las demás le separaba de aquella a quien tanto buscaba. Entró rápidamente a la habitación; inquieto estaba ante la posibilidad de que alguien lo descubriese, o peor aun, de despertarla. Ahí estaba, cubierta por algunas cobijas; tranquila y pacifica... tan hermosa ella. El joven la observó de cerca totalmente atraído por la belleza de la mujer; se acercó cauteloso para admirarla mucho mejor. * Kagome... * Susurró. No pudo evitar pronunciar su nombre casi en un suspiro. Al verle, lo único que deseó en ese instante fue decir una palabra... su nombre. El tono de su voz era triste, melancólico. Se preguntaba: ¿qué hacia ahí?, y ¿por qué?. Si ya sabia que entre ellos, nada de lo que intentaran podría funcionar jamás. Ahora solo buscaba la forma más rápida y segura de salir de ahí y regresar a su época; pero antes, necesitaba al menos tocarla... Fueron sus manos que guiadas por la necesidad de sentirla acariciaron suavemente el largo y oscuro cabello de la jovencita. No siendo esto suficiente, el chico acercó lentamente su rostro al de Kagome, y estando a escasos centímetros de ella, se detuvo. No pudo besarla, no así, mientras dormía. Se dio vuelta dispuesto a retirarse antes de que la joven notase su presencia, pero esto no le fue posible... * Inu-Yasha... ¿eres tú?. * El hanyou se detuvo en seco pues creyó haber sido lo suficientemente cuidadoso como para no despertarla. Aun sin dar la cara a la joven, respondió afirmativamente pero con intenciones de salir cuanto antes del lugar, a menos que quisiera terminar estampado en el piso con un “Osuwari”. * Por favor, espera. * Inu-Yasha pareció caminar en reversa, aun sin encararla, cuando escuchó aquella petición hecha por la joven. Kagome dejó la cama dispuesta a acercarse a este hombre mitad demonio. Abrazándolo desde atrás, acomodó la cabeza sobre la cálida espalda del joven al tiempo en que rodeaba el pecho del mismo. * Por qué has venido?. * * Por nada en especial. Ahora mismo me retiro. * Bastó con que ella oprimiera suavemente el abrazo para que Inu-Yasha no se moviera; no por la fuerza, sino por las intenciones de la muchacha. Dándose vuelta para al fin encararla, Inu-Yasha pudo observar a una hermosa jovencita cuyo cuerpo estaba cubierto tan solo por una prenda de tela exageradamente delgada. Una pequeña bata de dormir que dejaba ver mucho más de lo que intentaba cubrir. El joven demonio se sonrojó de inmediato. Kagome era demasiado inocente como para haberlo hecho a propósito; por tanto, las coincidencias habían sido muy generosas con él. Era natural que el hanyou se comportara como cualquier otro hombre, humano o no, en aquella situación; acercándose suavemente a la joven pero siendo agradablemente sorprendido por esta en el momento justo en que lo abrazó. O aun más... al acariciar de nuevo sus labios; con la misma ternura, con la misma intención. No podía, en verdad no podía, Inu-Yasha ya no pudo separarse de aquellos labios, así que la abrazó con fuerza, sin recordar que su condición de humana la hacia más sensible. Con lentos movimientos, Kagome fue guiando al joven hasta la cama, donde se dejaron caer con ligereza. Fue tanto el tiempo en que el demonio se mantuvo reprimido que terminó desgarrando la delgada y transparente prenda de su anfitriona. La miró, como hipnotizado por aquel cuerpo, sin poder quitarle la mirada de encima. Y ella en la misma situación solo que esta se mantenía atenta y absorta a los hermosos ojos del joven. Acariciando peligrosamente los senos de Higurashi con sus garras, Inu-Yasha creyó tocar a un ángel y lo “mejor” era que no podía detenerse. * Kagome, por favor, haz algo para detenerme. * Le habló mientras besaba su cuello. * Es que... yo tampoco puedo evitar que continúe. * En un inútil esfuerzo por controlarse, el hanyou le rogó por detenerlo, ya que él no se sentía capaz de lograrlo; el colmo fue que ella, de igual forma nada podía hacer para detenerse siquiera ella misma... mucho menos al demonio. Ya todo era inevitable, con Kagome desnuda, Inu-Yasha no tuvo de otra más que darse cuenta de que ella era probablemente su único punto débil; lo que lo hacia vulnerable totalmente... estaba enamorado. * Kagome... hueles bien. * Así era; no fue la primera vez que se lo dijo. Ahogando su olfato en el cabello olor a flores de la joven, el chico mitad demonio pareció embriagarse con tan agradables aromas y visiones. Cual gatito cariñoso, pareció ronronear poco antes de iniciar con la lluvia de besos al cuerpo de Higurashi; enfocándose casi por completo al cuerpo femenino y siendo capaz hasta de morder levemente aquel área. Ante esto, Kagome, más que dolor, sintió escalofríos al momento en que los colmillos del hanyou se clavaron lenta y suavemente en su sensible piel. Hermosas sensaciones que apenas conocía; eran tantas y en todo su cuerpo que tardó en percatarse de que la garra derecha de Inu-Yasha frotaba insistentemente su entrepierna provocando la excitación en aquel cuerpo; un cuerpo que no tenia idea alguna de que estaba experimentando, pero cuyas reacciones ponían en evidencia el deseo de sentir cada vez más. * Inu-Yasha, espera, por favor. * Lo único de lo que el joven pudo percatarse fue de que se detuvo automáticamente apenas escuchó aquellas palabras venir de la boca de su amante. Un tanto decepcionado, creyó que Kagome no deseba continuar. Desechó ese pensamiento cuando la chica lo guió para que el terminara de espaldas sobre la cama, con ella sobre su cuerpo y con cada una de las piernas a los costados de este, casi sentada sobre él. Despojándolo de cada una de las prendas hasta dejarlo igualmente desnudo. Quizás esta por demás mencionar que ella se impresionó con las proporciones del cuerpo del joven demonio; es cierto, jamás había visto de esta forma a un hombre, sin embrago el hecho de que él fuera mitad bestia lo hacia de cierta forma más intimidante. No permaneciendo mucho de este modo, Inu-Yasha se sentó en la cama manteniendo a la chica sobre él y regresar a probar los labios de esta. La caricia volvía a ser suave; era pura tranquilidad la que a través de este contacto le podía transmitir Kagome. * Este sabor, este olor... me siento mareado. * Las palabras del joven invitaron a Higurashi a echar a volar la imaginación y pensar en que tan hermoso sería el momento cumbre de este inesperado encuentro. Pero meditar en eso ahora, estaba de más; la chica se percato más del presente debido a los labios exploradores que a sus senos recorrían. Movimientos suaves y exquisitos fueron los que realizó el hanyou para probar la fina y delicada piel que ella poseía. Hasta se dio el lujo que su lengua jugueteara un rato con los pezones de la joven e incluso clavar superficialmente uno de sus colmillos en el pequeño pezón derecho. Kagome reaccionó arqueando la columna y echando atrás la cabeza... deseaba más. Todo lo demás paso tan rápido, que lo único que ella supo fue que se encontraba acostada frente al joven y con las piernas abiertas casi por completo; lo demás sucedió por consecuencia lógica. El joven demonio se colocó justo en la entrada vaginal de la chica para luego adentrarse lentamente en su pequeño cuerpo. Los primeros minutos fueron solo de ingreso paulatino sin retroceder un poco siquiera, así, fue cuestión de tiempo el que él hanyou destrozara fácilmente la barrera que le impidió llegar al fondo de aquel recorrido. Su dolor fue considerado, pero no tan grave como imaginó, quizá fue temor a lo desconocido o el hecho de que lo único realmente importante era el lazo, la unión que estaban formando justo en ese instante. Inu-Yasha permaneció estático durante un rato; y la observo, su rostro se mostraba cual campo de amapolas rojas, sonrojada; había un pequeño brillo en sus pupilas que apenas y lograba ver por los entrecerrados ojos de esta. * Qué sucede, por qué te detienes?... es que acaso...? * Todas esas preguntas solo hacían denotar la inseguridad de la joven. Su cuerpo, el momento y la unión, a pesar de eso al demonio pareció no importarle; salió de su cuerpo y después, con suavidad, logró que Kagome se arrodillara sobre la cama. La posición adecuada para penetrarla con fuerza desde atrás. Pretendiendo lograr sus dos objetivos de la noche: conseguir el placer que el cuerpo de una mujer le proporciona a un hombre, y lograr ese mismo efecto en ella. Con su miembro tan adentro como pudo, el joven mitad demonio dejó que casi todo su peso corporal fuese recibido por la espalda de la chica. El hermoso y largo cabello plateado calló sobre los hombros, tanto de Inu-Yasha, como de la humana. He aquí un extraño vinculo que seguramente jamás volverá a presentarse entre personajes de estas distintas razas, que no sean ellos. Los primeros fueron los padres del hanyou; ahora eran él y la mujer que vino de una época distinta tan solo para sembrar el amor. Un semi-demonio uniendo su cuerpo al de una humana, quizás esa ya era su naturaleza, su destino... el enamorarse de una mortal. Ya era necedad el tratar de prolongarlo más; Inu-Yasha entró fuerte y constante al interior de la chica en tanto que esta había dejado descansar la cabeza en la cama; apretando y mordiendo las sabanas, tratando de contrarrestar los “golpes” del miembro del muchacho a su retaguardia. Las lagrimas volvían. Representaciones puras de emoción, pasión y un poco de dolor. El demonio acarició el cabello de su amante poco antes de recogerlo a un lado para besar y morder el cuello de la mujer e ir subiendo paulatinamente hasta hacerla girar un poco la cabeza y por sobre el hombro, besarla desesperado en sus suaves y húmedos labios. La oleada de placer tocó la cima cuando el delicioso orgasmo los alcanzó a los dos casi al mismo tiempo. Los músculos de ambos se tensaron y creyendo que no podrían soportar más, dejaron escapar tanto las fuerzas, los líquidos y el aire que habían reprimido durante todo ese lapso de tiempo. Los gemidos fueron satisfactoriamente retenidos por los labios de cada uno. El hanyou volvió a introducir superficialmente uno de sus colmillos a la suave piel del labio inferior de la joven Higurashi. Sosteniendo los senos de Kagome con cada una de sus manos, el hombre mitad demonio creyó estar en el cielo, producto de la “duradera” sensación del orgasmo que recién había liberado su cuerpo. Higurashi, libre pro fin del abrazo en que su amante la mantenía, se recostó agotada, de espaldas sobre la cama con el joven demonio descansando la cabeza sobre los pechos femeninos, escuchando el loco latir del corazón de su amada. Pasaron los minutos, treinta o cuarenta quizás, y las palabras aun no emergían. La situación no las necesitaba, ni las necesitó; sus cuerpos lo habían dicho todo y ahora el silencio hacia lo mismo pero de forma distinta, obligándolos a reflexionar. Kagome agradeció que Sota y su abuelo durmieran como rocas, razón por la cual no los escucharon, mientras que su madre había quedado totalmente cansada por los quehaceres diarios. Solo atinó a sonreír ligera y divertidamente; había tenido bastante suerte de que, por su descuido, los demás no se percatasen de todo lo que acababa de acontecer en su habitación. En cambio, Inu-Yasha tenia cosas más profundas en que pensar; estaba fascinado... nunca creyó que su amor por Kagome pudiera ser manifestado de esta forma tan compleja y perfecta. Tenía la mirada totalmente perdida en el techo de la habitación, minutos atrás habían cambiado de posición siendo ahora el demonio quien permaneciera de espaldas al colchón, con la chica recostada cómodamente sobre el pecho del hanyou. Él adoraba esa cama, aquella donde su querida humana había sido tan solo para él, además... era muy cómoda. Era feliz, por primera vez en su larga existencia era realmente feliz. Sentía como sus dedos y labios habían dejado huella en la piel de esa mujer... el estaba en la misma situación; le era extremadamente agradable el estar completamente impregnado con el aroma de su amante, ese aroma que tanto le gustaba y que ahora también formaba parte de su cuerpo, de su alma. Así había sido, estos dos cuerpos se habían unido al fin, uniendo con esto más que sus simples y “mortales” cuerpos, también habían logrado unir a dos razas completamente diferentes, otra vez en la historia. Un hombre mitad demonio y una hembra humana que compartían el común denominador que ocasionó todo paulatinamente: su extraño e inusual amor. Y también, entrelazaron dos épocas que, por lógica del tiempo, deberían repelerse. El lejano pasado y el, también, lejano futuro... unidos por este sentimiento que no reconoció las limitantes de las distintas épocas. Un suave beso en la mejilla por parte de Kagome logró “despertar” a Inu-Yasha de las profundidades de los hermosos pensamientos que en ese momento tenia. La miro: hermosa, desnuda y relajada.... Y solo una frase cruzó la mente del demonio para luego dejarla salir con una sinceridad y naturalidad increíbles.... * ¿Podemos hacerlo de nuevo, Kagome?. *
Finalizado.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Mi primer fic de Inu-Yasha.
Aunque creo que quedó medio tierno; ¿han notado que los hago más suavecitos?... pero ya no. Los que sigan después deberán ser más fuertes, lo prometo.
Eso sí, con otras parejas porque desde que apareció Kikyo, las cosas entre esta pareja se enfriaron para mí.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 20 de Febrero de 2003.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Paradise
Anime: Bleach
Rating: M
Pareja: Renji & Rukia
Sinopsis: One-shot. Estaba feliz, porque si estando en el Rukongai había tocado el verdadero paraíso, estando con Rukia en el Seireitei sería aun mejor, más hermoso y perfecto.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
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Finalmente lo decidieron, después de tanto tiempo y de quedar tan solo ellos dos. . . convertirse en shinigamis para por fin dejar el Rukongai, buscando una mejor existencia, no como aquí, que se pasaban hambres y el único modo de sobrevivir era convertirse en bandidos. Más ellos no querían vivir así. . . en especial Renji. . . él no quería que Rukia viviese de esa manera. No, ella era tan pequeña y frágil y aunque parezca increíble, también elegante. . . no, ella no pertenecía a ese lugar. Ella se merecía lo mejor, estar en lo más alto. . . y Renji Abarai se encargaría de dárselo. ~*~ ~*~ ~*~ * Ma-matte, Renji !… mmm !!... *
Rukia se mordió el labio inferior; las caricias del pelirrojo eran demasiado exquisitas como para contener los gemidos. Estaban allí, bajo una humilde choza de las tantas de Inuzuri. Renji dijo que debían hacer algo para celebrar la importante decisión que habían tomado, e inmediatamente después el muy astuto comenzó a recorrer con sus manos la exquisita y frágil silueta de la pelinegra, despojándola lentamente de sus ropas. * Re, Renji !… aahhh !!… * Rukia arqueó la espalda cuando el chico se posó encima suyo y comenzó a despojarla del kimono para luego besar y lamer sus pequeños pechos, succionando los sonrosados y duros pezones que adornaban y embellecían tan encantadoras obras de la naturaleza. El Abarai nunca lo negó, al menos no a sí mismo, lo linda y atrayente que era esa pequeña mujercita. . . y lo mucho que ella le gustaba. . . ““Lo mucho que la amo.”” Pensaba. Y ese simple hecho lo encendió de cierta manera. El hombre retiró por completo el gastado kimono que cubría a la chica bajo su cuerpo. * Renji, no sé si… * * Onegai, Rukia… ¡ onegai !. * La jovencita fue callada por los ansiosos labios de su compañero, quien la aferraba con todas sus fuerzas, casi con desesperación. Él bien sabía que la pelinegra no sentía lo mismo que él, así que no estaba dispuesto a detenerse ahora que la tenía desnuda bajo su cuerpo, tan hermosa y natural como solo ella podía serlo. * ¡ Te necesito !. * La chica no pudo negarse ante aquellas palabras. Renji era alguien muy especial a pesar de no amarlo de la forma en que él lo hacía. Así que Rukia se dejó envolver por los fuertes brazos del pelirrojo, dispuesta a entregarse a él, por el simple hecho de complacerlo, tan solo porque quería darle algo. . . regalarle algo. ““Solo porque él es la persona más importante para mí, mi familia, él único…”” Este pensamiento envolvió el corazón de la pequeña mujer, quien comenzó a besar al muchacho con pasión, con desesperación. Quizás era la necesidad de sentirse querida y que solo Renji podía saciar. Y él, emocionado por la reacción de su compañera, la aferró con todas sus fuerzas y sus labios recorrieron la suave y blanca piel de la mujer, tatuando con todos sus sentimientos y con toda su pasión. Abandonó los pechos femeninos para trazar un camino con su boca; se detuvo en su ombligo, tan pequeño y tan lindo. Siguió llenando de besos la silueta femenina, hasta situarse entre las piernas de Rukia, aspirando el embriagante aroma a flores, ese que lo enloquecía. * Ren… Renji, qué?... ahh !!... * La chica se arqueó y abrió totalmente los ojos. Renji. . . ese descarado estaba entre sus piernas, besando y, y lamiendo, y. . . penetrando con su cálida lengua. KAMI!, era una sensación simplemente deliciosa que la hizo olvidarse de todo, del Rukongai, de sus recientes decisiones y de su verdadero sentir por el hombre que la acompañaba. * Ya basta, Renji… no puedo… no puedo… * Rukia se retorcía agitada, tratando de detener aquel acto, esa sensación extraña pero placentera que la asustaba, pues nunca la había sentido. * Mmm, q-qué?… qué es esto?, aahhhh !!!... * La pelinegra se cubrió la boca con ambas manos y cerró los ojos, gimiendo entrecortada ante las inexplicables pero placenteras sensaciones que la recorrieron. Lágrimas bañando sus tersas mejillas y la alocada respiración fue lo que quedó de su clímax. * Renji, ¿qué fue eso?... me sentí muy bien, y-yo… yo no sé… * El pelirrojo sonrió levemente, ya abandonando el sexo femenino y mirándola de frente. * ¿Te gustó?. * * Sí !... fue… lindo y… * Rukia no podía describir todo lo que sintió cuando el Abarai la besó y acarició de esa manera en su zona más sensible. Y aunque avergonzada, no podía negarse que quería más, solo un poco más de ese placer. No tuvo que esperar mucho por ello, pues de pronto sintió como algo duro pero cálido rozaba su vientre. Rukia alzó la vista, sus pupilas desteñidas por la sorpresa, cuestionando al pelirrojo, se encontró con el rostro matizado en carmín. Aquello era ligeramente vergonzoso para el muchacho, pero, maldición!, la deseaba con locura y la quería tanto. . . Renji la besó con calma, disfrutando de los labios de la chica y de su total disposición. Y poco a poco fue acomodándose entre las perfectas piernas de la pelinegra. Rukia rompió el beso moviéndose intranquila al sentir aquello. * ¡¿Qué haces?!. * Pero el chico sentía que no tenía tiempo para hablar, la calló nuevamente con sus labios. Y sin pretender detenerse o soltarla, poco a poco fue presionando lentamente con sus caderas. . . penetrándola. * Mmm, Renji… e-espera… N-NOO !!!... * El rostro de la mujer era todo un poema para el hombre, quien disfrutaba de cada instante. Renji clavaba su duro pene en la cálida y estrecha intimidad de su compañera, disfrutando al máximo. Este era su sueño hecho realidad. . . ¿Cuántas veces lo deseó?, ¿cuántas veces lo soñó?. Y ahora, por fin. . . * Rukia, me encantas !... ¡ te adoro !. * La pelinegra apenas sonrió ante aquellas palabras pues un ligero dolor, como un pinchazo en su interior, opacó todo el placer y las lindas sensaciones que en aquel instante sentía. Tampoco tuvo mucho tiempo para reparar en el ligero ardor, pues pronto Renji se hallaba totalmente clavado en ella. Respiraban agitados. Él tratando de no perder la razón y tomarla como un salvaje, ella por las sensaciones que se desbordaban, más no pudieron permanecer tranquilos por más tiempo. Renji finalmente perdió la batalla con la razón y se dejó guiar por el deseo y la lujuria. Los amantes comenzaron a mecer las caderas con desesperación; el muchacho entrando y saliendo del sexo femenino a un ritmo alocado, haciendo a la chica gemir con cada embate de su hombría en ella. * Oh, Renji… mo-motto, motto !!… * Rukia se abrazó con todas sus fuerzas al hombre que tanto placer le brindaba. Ese definitivamente era el paraíso en el lugar menos pensado, en el Rukongai. Los jóvenes amantes se acoplaron en un perfecto ir y venir de sus cuerpos hasta que el ritmo cambió, más fuerte, más desesperado. Un fuerte y extraño cosquilleo nació en la intimidad de la mujer y pronto se expandió a todo su cuerpo en una ligera pero placentera explosión, como Rukia la describiría. * Ohh, Renjiii !, mmm !… * La chica arqueó su lindo y frágil cuerpo mientras lanzaba un fuerte grito cargado de pasión gracias a todo el gozo que la recorría ante su primer orgasmo con el pene de un hombre entre sus piernas. Para Renji fue una dulce tortura las fuertes contracciones de la vagina de su compañera sobre su duro y sensible miembro, tanto, que el pelirrojo no pudo soportar tremenda e intima caricia y se hundió en el delicioso placer del orgasmo, vaciando su semilla en el interior de la joven a la que él tanto amaba. Suspiros y jadeos fueron lo único que quedó de aquella celebración, así como el aroma impregnado del otro en sus cuerpos. * ¡ Te amo, Rukia !. * Ella no respondió, tan solo una pequeña sonrisa adornó su bello rostro. Renji dobló las cejas; él bien sabía que ella no lo quería de esa manera, más se olvidó de ello en el instante en que Rukia comenzó a moverse bajo su cuerpo. Él sonrió. ““Vaya chiquilla insaciable.”” Pensó, poco antes de imitarla y mover él también las caderas. Estaba feliz, porque si estando en el Rukongai había tocado el verdadero paraíso. . . estando con Rukia en el Seireitei, sería aun mejor, más hermoso y perfecto. Aun en el infierno, con ella a su lado. . . ese sería el verdadero paraíso.
Finalizado. *~*~*~*~*~*~*~*~*
Bueno, vi un doujin en el que se ve esa escena de Renji y Rukia en una colina, para luego pasar a una imagen de ellos dos en una choza. . . haciendo el amor y, bueno, se me ocurrió este fic.
Aunque siento que faltó algo, no sé. . . más amor, más pasión.
Echémosle la culpa a que me gusta más el ICHIRUKI. . . aunque esta pareja también es muy linda ^^' .
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai y es material de Fallen Angel.
Totalizado el 18 de Noviembre de 2009.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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Yes Ichigo, her place is with you.
Amor de habitación
Anime: Candy, Candy
Rating: M
Pareja: Terry & Candy
Sinopsis: Oneshot. Es que no debió permitir que pasara, pero quería disfrutar de este amor que solo podía expresarse entre cuatro paredes, un amor de habitación. Quizá más adelante la vida les permitiría vivir su amor con libertad.
Advertencia: Lemon (NSFW)
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Por: Maeda Ai
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. . . Y la voz se le fue. No podía evitarlo, verlo ahí, en su habitación a estas horas de la noche, no era algo que esperase.
Su primera reacción hubiese sido gritar, más eso les hubiese traído grandes problemas a ambos.
"A mi más que a él."
Pensaba la rubia, quien trataba de cubrirse con las gruesas cobijas.
¿Cubrirse?, por favor !; si la bata de dormir la cubría totalmente, sin dejar siquiera un poco de su blanca piel al descubierto.
" Demasiado conservador. "
El muchacho de castaños cabellos no entendió porque aquel pensamiento cruzó su por su mente, pero así fue.
Bueno, la chica aunque aniñada y con el comportamiento de un verdadero marimacho, no dejaba de resultarle interesante….
* ¡ Y bonita !. *
* ¿Qué dijiste?. *
La joven de las coletas casi le gritó; si lo que él pretendía era hablar en voz baja o simplemente pensar, pues había fracasado, Candy escuchó claramente el adjetivo que había utilizado para referirse a ella, logrando con esto que sus mejillas se tiñesen de rojo.
"Hermosa."
Fue un pensamiento que Terry no pudo evitar.
La bata de dormir la cubría en su totalidad, aun así, el castaño no era capaz de explicarse por que se sentía sofocado.
Olvidándose de los modales, la rubia abandonó la cama y las cobijas que a su cuerpo cubrían, dirigiéndose valientemente a encararse con el intruso en su habitación; estaba dispuesta a echarlo fuera, no importaba que la recamara estuviese en el tercer piso.
"Se lastimará."
Le decía su conciencia, pero ella la ignoraba; estaba furiosa, la forma tan fija y descarada con que Terry la miraba la hacia rabiar.
Y justo estaba por echarlo a patadas cuando su mirada se encontró con la de aquel chico tan rebelde... y el enojo… se le fue. Candice White suspiró hondamente, incapaz ya de pelear o discutir.
* Aun no me has dicho que haces aquí. *
Aquellas palabras lo sorprendieron; la observó atento tan solo por un segundo, pero mirarla lo afectaba de alguna forma, lo perturbaba, se sentía nervioso, y no pudiendo con esto, Terry elevó la mirada hasta el techo.
* Me equivoque de habitación. *
Tan simple y sincera la respuesta del muchacho que guardaba sus manos dentro de los bolsillos de los pantalones. Era difícil creerlo y debían aceptarlo, peor... esta era más o menos la tercera vez que mantenían una conversación… y les gustaba.
* ¿Te equivocaste de habitación?; tu alcoba esta al otro lado del colegio y… ¿tu quieres que te crea?. *
* ¡ Vamos !, no sería la primera vez, Albert me trajo una vez aquí, ¿o no?. *
Los labios de la rubia se curvearon formando una sonrisa; ese era un grato recuerdo, en especial por Albert, pero… la única posibilidad de que Terry se equivocase de habitación, era que, una vez más, estuviese ebrio.
* Y… ¿cuanto bebiste, ah?. *
El joven sonrió con malicia, y él que trataba de ocultar su aliento alcohólico, lo que menos quería era tener que soportar uno de los tantos sermones de la niña de las coletas. En realidad solo deseaba tumbarse sobre una cama y dormir, al menos así fue antes de ver a la chica frente a él, ahora tenía infinitos deseos de estar preso entre los brazos de Candy, y tenerla aprisionada entre los suyos.
"Ha de ser influencia del alcohol, nada más."
Pensaba el muchacho, más bastó la cercanía de la rubia para considerar que quizás era más que aquello.
Candice le daba leves empujones para echarlo de su habitación, lo que menos deseaba era tener problemas por culpa de este hombre, eso sin mencionar que su presencia la perturbaba, la ponía nerviosa y no quería ni pensar por qué. Y fue precisamente en uno de esos empujones, cuando Terry no pudo contenerse más…
Sujetó suavemente las manos de Candy, inmovilizándola por completo. Ahí estaba ella, frente a él con bata de dormir... no pudo más, algo en él no resistió la tentación… la besó.
Jalándola con suavidad, la recibió y atrapó entre sus brazos, presionando sus labios contra los de ella, que, sorprendida y sin esperarse nunca lo que ahora pasaba, tardó en reaccionar. Estaba nerviosa, confundida, pero lo que más la asustaba era el hecho de que aquel contacto le daba una sensación agradable que le gustaba, le gustaba mucho.
Intentó separarse, pero el muchacho la sujetó con fuerza, impidiéndole siquiera moverse a pesar de que sus labios por fin se habían liberado.
* Eres un idiota. *
Le gritó ella, estampándole la mano derecha en la mejilla; había furia en sus chispeantes ojos verde esmeralda, pero ni con eso borró la traviesa sonrisa que Terry tenía en el rostro.
* Pero si me correspondiste. *
El joven de largos cabellos se tocó la mejilla ahora roja y adolorida, fingiendo inocencia. Pero era cierto, por un momento, tan solo por un instante, ella correspondió la caricia. Furiosa con él y consigo misma, trató de abofetear por segunda vez al chico, más no le fue posible; con un rápido movimiento, Terry la sostuvo por las muñecas y con una violencia casi tranquila y sutil, la acorarlo entre la pared y su cuerpo.
* Vamos, Candy, es solo un beso. *
Le susurró al oído, haciéndola estremecer, más ningún escalofrío se compararía a los que le hizo sentir con las caricias de las que era objeto, y ni que decir de los ardientes labios recorriendo su cuello, besándola como si no pudiese controlarse y permanecer en un solo lugar por más de diez segundos.
* E-espera, detente… ¡ YA !. *
La rubia le suplicaba, pero el castaño parecía no escucharla y lejos de complacerla, separó sus largas y delgadas piernas al hacer presión con su rodilla.
Candy se decepcionó de si misma al percatarse de que había dejado de resistirse y en cambio abrazaba al heredero Granchester.
Respiraba agitada mientras saladas lagrimas se deslizaban dolorosamente por sus mejillas, se sentía humillada, más poco a poco todo sentimiento de culpa fue desapareciendo gracias a las atrevidas caricias del muchacho de cabellos castaños.
* Oh !, Terry… *
De pronto, un suave susurro escapó de los labios de la rubia, y al escucharla, el jovencito no pudo controlarse más. Cargó en sus brazos la frágil figura de Candy, llevándola hasta la única cama en la habitación, recostándola cuidadosamente sobre las frías y finas cobijas.
Él la observó atentamente, permitiendo que sus miradas se cruzaran por breves instantes, luego, sin mediar palabra alguna, volvió a besarla, le sorprendió que sus labios fuesen recibidos sin oposición alguna, le correspondía, ella le correspondía.
Terius tardó más en pensarlo que en deshacerse de la ropa que ahora resultaba estorbosa, mostrando su perfecto y joven cuerpo varonil ante una Candy a la que la palabra “avergonzada” le quedaba corta.
* T-Te... ¡ Terry !… *
La chica desvió la mirada; era demasiado para ella; su educación, la moral, el pudor, todo aquello la atormentaba, más las manos del muchacho acariciaron su rostro.
* Te deseo. *
* Terry, yo… es que yo… *
No terminó la frase, el joven la tomó en un nuevo beso, ahora más apasionado que los anteriores. Candice se dejó sumergir en la dulzura de los labios de su compañero; sonrojada, cerró sus ojos esmeralda, ya totalmente entregada, temblando ante las ansiosas manos del Granchester, que recorrían con lujuria su silueta, primero por encima de la fina tela de la bata, luego sobre su suave y pálida piel.
Ni siquiera supo como es que Terry se deshizo de todas sus prendas, para cuando se dio cuenta, estaba desnuda, piel con piel entre los brazos de este ardiente hombre que no paraba de besarla. Más llegó un momento en el que Candy, avergonzada y con el rostro ardiendo en rojo, trató de cubrir su desnudez.
* No te escondas de mi. * _Le habló él._ * No tiene caso. *
Terry acariciaba la espalda de la mujer, mientras sostenían un contacto visual que los hizo estremecer. Candy halló la pasión y el deseo en aquellos ojos oscuros, y él, él descubrió la calidez y la inocencia en sus tiernos ojos verdes.
* Tarzan pecosa es muy bella… ¿quién lo diría?. *
* ¿Te estás burlando de mi?. *
Terry rió divertido al notar el enojo que sus palabras provocaron en la chica, le gustaba hacerla rabiar.
"Se ve hermosa al enojarse."
Pero no, sus comentarios eran ciertos. Siempre pensó que la rubia era una linda chica, aunque dijese lo contrario, más nunca creyó que Candy fuese tan tremendamente hermosa. No, no era solo su cuerpo lo que él estaba admirando, había más… mucho más.
Unió sus labios a los de ella nuevamente, como si no pudiese dejar de probarlos por mucho tiempo; la inocencia de esta chica lo volvía loco y eso lo hacia desearla aun más. Así, poco a poco recorrió la suave piel de su cuerpo; primero sus lagas y bien formadas piernas, luego la estrecha cintura de la rubia.
"No cabe duda de que el uniforme del colegio hace un buen trabajo al ocultar su figura de mujer."
Pensaba Terry al percatarse de que aquella niña rebelde, ya no era una niña. . . sino una bien formada mujer.
Finalmente, oprimió sus deseables pechos, ahh!, esos tentadores y bellos senos cuyos botones sonrosados lo invitaban a beber de ellos. Al sentirlo, Candy abrió desmesuradamente los ojos y sabrá dios como hizo para ahogar un gemido de sorpresa, y los que vinieron de placer, al sentir como este muchacho envolvía uno de sus pezones con sus labios.
Fue peor sentir la lengua del castaño, jugar jadeante con su pezón izquierdo, mientras una de sus manos se posaba sobre el otro pecho de la mujer, explorando la pequeña esfera.
* Ahh T-Terry, no ahh... *
Avergonzada, si, pero muy excitada, la rubia trataba de no gemir, más le era realmente difícil; la lengua y los labios del muchacho hacían maravillas sobre su cuerpo.
* Ya no, detente, aahhhh… *
No entendía como es que rogaba para que esto terminase, en realidad no lo deseaba, no!. Y Terry, lejos de escuchar las suplicas de la avergonzada señorita, disfrutaba de aquel cuerpo a su entero gusto.
Dispuesto a tenerla por completo, hundió sus dedos en la intimidad de la rubia, sorprendiéndola aun más con sus suaves, aunque ansiosas caricias sobre el botón de placer de la chica Los gemidos eran constantes y cada vez le costaba más trabajo reprimirlos.
Ya no le importaba nada, la excitación fue más grande que el pudor y la vergüenza; se encontraba aferraba a Terry, susurrándole al oído palabras que lo incitaban a continuar, retorciéndose de placer bajo su cuerpo, moviendo las caderas en busca de un mayor contacto con los atrevidos dedos del pelilargo.
* Oh, Terry, Terryyy !!… *
De pronto se abrazó fuertemente escondiendo el rostro en el hombro de Terry; choques eléctricos nacieron en su sexo y recorrían su vientre, haciéndola jadear. Había experimentado algo verdaderamente intenso, haciendo verdaderos milagros para no gritar del gusto. No sabía, ni entendía, muy bien lo que estaba sintiendo, pero le gustaba, le gustaba mucho, y que Terry fuese quien la hiciera sentirse así… la hacia feliz.
Respiraba agitada, su aliento chocando con el atractivo rostro del castaño.
* Terry, yo… *
Él la besó, las palabras poca falta hacían ahora. Con suavidad deshizo los moños rojos que sostenían el cabello de Candy, dejando que este descansara sobre sus hombros y espalda. Se veía todavía más hermosa.
Solo la miró un instante, aun acariciándole las piernas con una mano, mientras con la otra, guiaba su hombría a la vagina de la chica.
* Terry, espera… *
Le pidió al sentir como la punta de aquel pene buscaba adentrarse en ella; estaba aterrada. De esto nada sabía y por ende le temía a tantas cosas; al dolor, a aquello que no entendía y de lo que nunca habló con nadie.
Más Terry acarició con suavidad sus mejillas, mostrándole una linda sonrisa, relajándola, dándole confianza. Entonces, en medio de un nuevo beso, el chico presionó poco a poco, haciendo que su miembro entrara a la cálida y húmeda vagina de su nueva compañera de cama, que lo recibía con ligeras palpitaciones.
A pesar de todo, Candy se hallaba excitada y solo atinaba a gemir tímidamente entre los tantos besos que el muchacho mantenía con ella, le gustaba lo que el heredero de los Granchester le estaba haciendo sentir. Más de pronto un ligero dolor la hizo dudar.
* Terry, espera, me lastimas… *
Pero él la ignoró, excitado, entusiasmado, introdujo con más fuerza su miembro sin saber que rompería una parte intima de la mujer. Y Candy lloró ante un dolor que no esperaba, aferrada al cuerpo desnudo de su amante, sollozando inconsolable. Fue un verdadero milagro que no gritase por la sorpresa y el dolor.
Terry la llenó de besos, disculpándose por su falta de delicadeza. No era la primera vez para él; mujerzuelas o sirvientas, con ellas aprendió la técnica, el sexo, fue por hacer enfadar a su padre y por mero placer, más nunca estuvo con una joven virgen, pura.
* Fui un idiota, debí suponer que tu lo eras... *
Le susurró entre besos, limpiando las lagrimas que se deslizaban por sus sonrojadas mejillas.
* ¿Me perdonas?. *
Preguntó, en una mezcla de verdadera culpa y jugueteo, como quien trata de disculparse con un pequeño niño.
Candy no respondió; dolida, cerró los ojos, girando el rostro a un costado. Respiraba agitada mientras el castaño seguía besándola, ahora con más tranquilidad, acariciando esa suave y fina piel de niña, no, de mujer.
Terry jadeaba cerca del oído de la chica, meciendo suave y tranquilamente sus caderas, relajándola, complaciéndola.
* Me dolió mucho… * _Reprochó ella._ * ...ten más cuidado. *
La rubia terminó abrazándolo, dejando al muchacho más que desconcertado con sus palabras. Él la estrechó con cuidado, se sentía ligeramente extraño, su corazón latía con fuerza; aspirando su dulce y embriagador aroma. La deseaba tanto.
Con un poco más de cuidado, reinició con la lluvia de besos y caricias. Como el experto que era, Terius hacia magia con sus manos, que ardiente, pero delicadamente, recorrían la piel de la que sería su amante en esta noche. Y sus labios… dios!!, sus labios que saboreaban los contornos de sus pequeños senos.
El ir y venir de sus caderas se volvió constante, aunque tranquilo; el dolor de la joven quedó olvidado en algún momento y era ahora el placer el que recorría su cuerpo inexperto. Candy gemía calladamente, no quería que alguien la escuchase disfrutar de la forma en que el joven Granchester le hacia el amor.
* Ah, ah, Terry, no te de-detengas... *
Respiraba agitada, retorciéndose de gozo bajo el cuerpo varonil de su compañero, quien enterraba su espina de forma casi desesperada, las ansias lo desquiciaban. A Terry le costaba creer que una niña inexperta como Candy lo hiciese disfrutar de este modo tan agotador. Y es que con ella se ha esforzado más que con ninguna otra.
"Quizá... porque Candy en verdad me importa."
Pensó, poco antes de aferrarse a la curva de su cintura, elevando la figura de la rubia para acomodarse, ahora sentado sobre la cama de la joven y ella encima de él, cruzando las largas piernas alrededor de la espalda del castaño.
Terry sonrió complacido, mientras veía como su acompañante prácticamente brincaba sobre su entrepierna, que entraba tan rápido como salía, una y otra vez, en un exquisito roce que le daba placer a ambos cuerpos.
Así, la rubia sentía por primera vez las exquisitas sensaciones que la excitación provoca en el cuerpo humano; desesperada, clavaba sus finas uñas en la espalda de su amante, que sonriente se deleitaba. Más de pronto, él se detuvo; la sentía vibrar, la sentía derretirse entre sus brazos.
* Ah, no, mi niña… lo estas disfrutando demasiado, ¿no lo crees?. *
Una sonrisa traviesa adornó el atractivo rostro del castaño. Era muy perverso al negarle el deleite de un orgasmo a su rubia compañera. Sonrojada, su delgada figura bañada en sudor y su suave cabello esparcido sobre la almohada… que bella, que sexy.
Y él creyendo que podía dominarla, le hacia la travesura de detenerse… que iluso!.
* Terry, no te detengas, no ahora. *
Excitada, Candy le suplicaba; necesitaba satisfacer a su cuerpo y esto era tan frustrante.
Escucharla despertó algo en él, que no podía negarse y mucho menos cuando los chispeantes ojitos esmeralda lo miraban intensamente.
Reinició con el acto sexual, sin poder apartar la mirada de la expresión tierna de su compañera.
La penetraba constante, aunque suavemente, al tiempo que la rubia gemía agradada casi en la cima del placer, retorciéndose desesperada bajo el cuerpo varonil de su amante… y arqueó la espalda mientras cerraba los ojos, mordiéndose las uñas.
Luego, su vagina comenzó a contraerse y una serie de espasmos invadió su cuerpo, obligándola a aferrarse al castaño. Un orgasmo la recorría, que deliciosa sensación, más aun, porque Terry no paraba de embestirla con su hombría.
Candy se hallaba cansada, respirando agitada bajo el cuerpo de aquel que la había convertido en su amante. Lo miraba fascinada, nunca lo había visto así, con su apuesto rostro delatando el placer que su cuerpo albergaba.
Cuando la excitación se volvió insoportable, el muchacho la penetró una, dos, tres veces más, para luego deslizar su miembro fuera de la intimidad femenina y derramar un liquido cremoso y blanquizco; su semen que manchaba las sabanas. Candy lo miraba agitada, su vagina aun se contraía buscando retener la espina del muchacho, aquel miembro que la había abandonado desde hacia unos momentos.
Sus hermosos ojos esmeralda se ensombrecieron, comenzando a llenarse de lagrimas. Empujó ligeramente al castaño, alejándolo de ella y mostrándole la desnudez de su espalda… comenzó a llorar.
* ¿Qué hice, dios mío?, ahh, e-esto es grave y, y... *
* No lo hiciste, lo hicimos, Candy. *
Terry se acercó, abrazándola desde atrás, ambos sentados sobre la cama; el heredero Granchester acariciaba con ternura los brazos de la rubia al tiempo que depositaba pequeños besos sobre el cuello y la espalda de la chica.
* Es que, es que... no debí permitir que pasara... fui débil, tonta y es que yo, yo te quiero tanto y, y... *
Terry sonrió con las entrecortadas palabras de su compañera. Por eso le gustaba tanto, Candy era tan distinta a las demás, ella era tan fuerte y valiente a pesar de su condición de mujer; tan bella y tierna…
"Y me quiere..."
Pensó el castaño Sí, no tenía caso negárselo a si mismo, esa mujer se adueñó de su rebelde y dolido corazón, la quiere y por eso… por eso terminaron haciendo el amor.
Con toda delicadeza, Terius hizo que la chica quedase de frente a él, llenándola de besos y susurrándole tiernas palabras. Se recostaron de nuevo sobre la pequeña cama, abrazados, él acariciando los dorados cabellos de la mujer y esta descansando sobre el pecho de su compañero.
Era tarde y él debía regresar a su dormitorio, al otro lado del colegio, pero… ahora, solo por ahora, quería disfrutar un poco más de la compañía de la hija adoptiva de los Andri. Disfrutar de este amor que solo podía expresarse entre cuatro paredes, un amor de habitación.
Seguramente mañana volverían a ser ese par de muchachos que fingen odiarse y reñir por cuanta cosa sea posible, pero tan solo por un minuto más, el castaño quería ser quien abrazaba a la rubia, ser los dos enamorados que realmente eran… desnudos y abrazados, esperando el amanecer.
Y quizá, más adelante, la vida les permitiría vivir su romance… libremente.
Finalizado.
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El título se me ocurrió después de escuchar una canción con ese nombre.
Una relación que se da cuando ellos están en el colegio en Londres... la verdad, cuando Terry entró por accidente a la habitación de Candy (y viceversa), se me ocurrió una situación como ésta.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 23 de Enero de 2005.
La dama del Hentai: Maeda Ai
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