
Decir que cualquier cosa "es mi pasión", es mi pasión | Solo son historias de la madrugada | She/her/ella 🏳️🌈 💖💜💙
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Hay Momentos En La Vida Donde Sientes Que Ya No Puedes Ms, Donde Todo El Peso De La Realidad Te Aplasta

Hay momentos en la vida donde sientes que ya no puedes más, donde todo el peso de la realidad te aplasta y te hace añicos. Donde una simple situación puede ser lo suficiente para que te acabes de derrumbar.
Y en esas situaciones lo único que queda por hacer es aguantar, ver a la vida de frente y decirle "hoy no". Aguantar, ser fuerte y soportar el peso de la realidad.
Aunque nos hundamos en la desesperación.
Aunque nos sintamos débiles.
Solo hay que aguantar.
Y esa situación, ese sentimiento, aquel pelinegro lo conocía a la perfección. Su vida no había sido un agradable paseo, su pasado, su presente y muy posiblemente su futuro, estaban llenos de desgracias. Desde que tuvo que arreglárselas para entrar a la Yuuei con aquel quirk que de nada le servía contra un robot, desde que tuvo que esforzarse al máximo en la escuela, desde que su infancia estuvo repleta de problemas familiares. Desde que su mejor amigo murió. Desde que tuvo que lidiar con perdidas, con situaciones desesperantes, con TEPT, con ansiedad, con los restos de la depresión que sufrió durante su adolescencia.
No le quedaba más que aguantar, aceptar que la realidad es una mierda y que todo eso no fue su culpa. Engañarse y engañar a otros constantemente diciendo que todo estaba bien.
Pero no lo estaba.
Fingía muy bien, se ocultaba detrás de esa fachada de profesor serio y antipático, un profesor responsable que se preocupaba por el futuro de sus alumnos y que dormía cada que podía. Porque su horario de sueño había quedado hecho polvo hacia varios años. Donde las noches era su mayor momento de actividad, dormía lo que podía en el horario escolar y por las tardes cumplía con sus obligaciones como profesorvulnerabilidad
La fecha de la muerte de Shirakumo se acercaba, eso hacia denotar más su falta de interés a la realidad, prefería fingir que nada importaba, como si no existiese, y así no demostrar su vulnerabilidad.
Solo algunos lo llegaban a notar, Hizashi, Kayama y Emi eran quienes podían notar su estado decaído, su desinterés y apatía en general.
-recuerden que mañana quienes gusten continuar con el entrenamiento de esta semana podrán ir con Ectoplasm y Cementoss al gimnasio Gamma. Yo estaré ocupado así que no podre acompañarlos. Sería todo por hoy, pueden retirarse- rápidamente el salón se vació, las voces animadas de los estudiantes se escuchaban cada vez mas lejos y durante ese proceso Aizawa aprovecho para dormir en la esquina del salón.
-ahorita los alcanzo, chicos. Olvidé mi cuaderno en el salón- no era novedad que el peliverde dejara cosas en el salón. Por lo general al dejar el aula se iba hablando de mil y un cosas con su grupo de amigos, no era de extrañar que esa distracción lo hiciera olvidar algún que otro cuaderno o lapicero. Aizawa lo comprendía, sabia que cualquier distracción siempre era buena, más para aquel estudiante problema que tanto peso cargaba sobre sus hombros -disculpe Sensei, volví a dejar la libreta.
Rápidamente registro su butaca, tomo el cuaderno y camino de regreso a la salida.
-que tenga buen día, adiós- Aizawa daba por hecho que el pecoso había dejado el aula, más en esos segundos no había escuchado el sonido de la puerta -¡Ms. Joke! Es un gusto verla nuevamente, si viene a ver a Aizawa-sensei el esta durmiendo, es mejor no molestarlo.
-el gusto es mío, chico problema- Ms. Joke inhaló algo de aire y sin pensarlo exclamo -¡Buenos días, Shota!
-silencio.
El peliverde no quiso seguir irrumpiendo así que solo continuó con su camino.
-vamos, Shota, no puedes dormir a esta hora, es momento de salir, divertirte, si quieres nos podemos casar, hay suficiente tiempo.
-no me voy a casar contigo.
-no seas así, Shota- ella se coloco en cuclillas para ver de frente al saco de dormir -Hizashi, Nemuri y yo iremos más tarde a beber, acompáñanos ¡por favor!
-bien.
Incontables veces Emi acompaño a Aizawa en sus momentos más difíciles, para el pelinegro era como su lugar seguro, era con quien podía desahogar sus preocupaciones sin preocupar a terceros, ella siempre encontraba la manera de tranquilizarlo y alegrarlo, era su especialidad.
Ella también tenia sus problemas, sus momentos de tristeza, sus preocupaciones que ocultaba, al igual que Aizawa, bajo una fachada. Bajo esa sonrisa tan característica que día tras día adornaba su rostro.
Le preocupaban sus estudiantes, le preocupaba no hacerlo suficiente para ser una buena heroína, le preocupaban tantas cosas que habían ocasiones donde no podía soportar más esa sonrisa.
-a las 7, en el bar de siempre. No te vayas a quedar dormido ¡nos vemos!
Salió del salón, sin mirar atrás. Ambos sabían que el otro no estaba bien, se comprendían y se apoyaban en el otro para liberar su sentir, porque para ellos era mejor aguantar todo juntos que estando solos.
Es mejor tener a quien te acompañe en esos momentos de desesperación, donde sientes que has tocado fondo, tener a quien este a gusto lado, así como Aizawa tenia a Emi, Yamada y Kayama, o como Izuku tenía a Todoroki, Uraraka e Iida. Porque teniendo a quien te apoye, siempre habrá quien te saque de aquel agujero de desesperación.
La hora llego, no estaba particularmente arreglado, solo había tomado una ducha y había cambiado su ropa por algo más casual.
-¡¡Shota!!- la estruendosa voz del rubio resonaba desde afuera de su apartamento.
Inmediatamente abrió la puerta y metió a Hizashi al lugar.
-te he dicho cientos de veces que no grites aquí, los vecinos se la pasan quejándose de eso- tomo sus llaves, guardo su celular en la bolsa y apoyo su mano en el hombro del rubio -ya vámonos, no quiero que Emi se moleste por que volvimos a llegar tarde.
El bar no se encontraba tan lejos de donde estaban, a pie fácilmente llegaban en 10 minutos, ya comenzaba a oscurecer y el cielo se pintaba de varios colores mientras el sol continuaba descendiendo.
-A Emi le ha de encantar como se ve el cielo, ha de estar con esa sonrisa de siempre- para Hizashi no era novedad que el pelinegro hablase de manera espontánea de la peliverde, sabía lo cercanos que eran y le alegraba que su querido amigo tuviera quien le alegrara los días.
-también Nemuri adora los atardeceres, pero creo que no tanto como Emi.
-¡Hizashi! ¡Shota!- era la voz de Kayama -¿porque tardaron tanto? Ya son las 7:30
-Shota no quería abrirme la puerta.
-eso no es verdad, tu solo tardaste mucho en llegar a mi apartamento.
-ya da igual, ¡vamos a beber!
Copa tras copa, vaso tras vaso, botellas vacías, se acercaba la media noche y el grupo de amigos seguía bebiendo, hablaban de banalidades y recordaban momentos de cuando aun eran jóvenes.
-¿porque aceptaste ponerte ese nombre? Es muy estúpido- las risas inundaban el lugar -es que, ¿en serio te pareció buena idea llamarte "cabeza de borrador"?
-fue... Idea de Hizashi, no planeaba aparecer en las noticias o algo por el estilo... Solo... Necesitaba un nombre- el alcohol hacía rato que les había afectado, Ms. Joke era la que estaba menos tomada, había que tener a alguien responsable que los dirigiera al apartamento del pelinegro para pasar la noche -además, ustedes no se quedan atrás, Medianoche, señorita bromas y ¿presentar micrófono?
-¿porque todos nuestros nombres de héroes son en inglés?
-no lo se, señorita bromas...
-¡Nemuri!
-voy al baño- el rubio intento levantarse de su asiento, pero sus piernas no respondieron provocando que cayera al suelo y a la vez tirara su vaso de tequila -demonios.
-creo que ya va siendo hora de que nos vayamos, yo ya no... No... Yo también quiero ir al baño.
La peliverde y el pelinegro ayudaron a sus amigos a ir que caminaran hacia el baño, Emi cuido la puerta de Kayama y Aizawa dejo a Yamada a su suerte y se fue a pagar por las bebidas.
Volver al apartamento resulto mucho mas complicado que la travesía hacia el baño, los 10 minutos de camino se transformaron en 30, la noche se iluminaba con la luna, aunque pocas estrellas lograban verse.
Al entrar al apartamento Aizawa dejo caer a Hizashi en uno de los sillones, Emi recostó con más cuidado a Kayama en otro y ambos se fueron a la cocina por algo de agua.
-Shota, estas sonrojado- Era un momento de tranquilidad, ante el silencio de la noche y el brillo a través de la ventana. Simplemente era su momento de relajarse juntos.
-es por el alcohol- cubrió su rostro con una mano y desvío la mirada -esa ropa te... Te queda muy bien.
-a mi me encanta como se te ve esa camisa, ¡aunque pudiste haberte arreglado más!
-es la camisa que me regalaste en mi cumpleaños- le dio un ultimo sorbo al vaso y lo dejó en el lavaplatos -ya deberíamos ir a dormir. Mañana será algo complicado.
No tenían la necesidad de decirlo, ni de gritarlo a los cuatro vientos, ellos sabían lo que sentían el uno por el otro y eso les era más que suficiente.
Taparon a los otros dos con mantas y se fueron a intentar dormir.
-Emi...- dos horas habían transcurrido, la peliverde hacia rato había logrado conciliar el sueño, en cambio el pelinegro veía las manchas en la pared, contaba los cuadros en el suelo y tarareaba canciones al azar. Le era imposible dormir, había tanto en su cabeza que cerrar los ojos no era suficiente para callar a sus pensamientos -Emi...- Sacudió su brazo, necesitaba de su compañía.
-¿Shota?- vio sus ojos llorosos, las ojeras en su rostro y el cabello revuelto -ohh...
Se incorporó y abrazo al pelinegro y deslizo su mano por su espalda. con solo ver su rostro comprendió que estaba mal, que la preocupación lo superaba y que necesitaba desahogarse.
-No quiero que mis estudiantes pasen por lo que yo, quiero verlos a todos juntos y felices, no hundidos en preocupación. Y ya no soporto tener que vivir como si nada hubiera pasado, lo extraño, es estúpido seguir llorando por su muerte como su hubiera sido ayer... Han sido más de 10 años y aún duele.
-todos hemos perdido a perdonas cercanas, todos hemos tocado fondo, solos nos queda aguantar y recordar que no estamos solos. No puedo decirte que todo estará bien, o adornar la realidad para que parezca rosa con brillitos, pero puedo decirte que siempre estaré a tu lado, cada que necesites un abrazo, unas palabras de "todo estará bien", o unos chistes malos. Talvez algún día logre hacerte reír con alguno de ellos.
-estaré esperando ese día- Aizawa apretó el abrazo y escondió su rostro en el hombro de Emi -Gracias. Gracias por estar conmigo.
-gracias a ti, por dejarme estar a tu lado- ella sentía la humedad en su hombro, las lágrimas aún salían de los ojos de Shota -entonces... ¿si te vas a casar conmigo?
-Emi...
-ya entendí, ahora si hay que dormir, no puedes ir a visitarlo viéndote comí si un camión te hubiera pasado por encima.
Las horas pasaron, el abrazo nunca se disolvió y las lágrimas de secaron, era seguro que en algún momento volverían a salir, pero sabía que si eso ocurría tendría a Emi para consolarlo.
Ahora solo quedaba ir a visitar a su preciado amigo, esta vez no iría solo, nunca más haría eso.
-hola, Shirakumo...- a veces sentía que era en va no hablar con una tumba que sabía que estaba vacía, pero ver su nombre tallado en la lapida le hacia sentir que el realmente estaba ahí, escuchándolo, de ser así habría escuchado cientos de lamentos, cientos de desahogos. Pero al menos sentía que esta ahí -ha pasado mucho tiempo.
Razones de que este fic exista:
1) Este shipp se me hace muy lindo
2) sentir frustración no esta chido amixes, menos si no hay quien te abrace :c
3) Pues porque me dio la gana y ya.
Tome awa, duerman bien (-la que escribe esto a las 2:00 a.m.) y no duden en pedir ayuda a sus amixes cuando no se sientan bien.

P.d. al escribir la historia cambié muchas cosas de como se desarrollaba la relación y al final no tuvo nada que ver con el titulo que ya le había puesto, hasta ahora no me di cuenta de ello pero ya da igual
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—el Hanahaki es una enfermedad que afecta a personas con un amor no correspondido, no hay una edad en especifico donde sea más propensa a surgir, ni un sexo en especifico— el profesor explicaba con una voz monótona aquel tema como si fuera la primera vez que nos lo enseñan. Cada año sin falta metían ese tema al plan de estudios, nos lo sabíamos al derecho y al revés —Al no ser correspondidos el corazón comienza a producir una sustancia conocida como "hana-byō", al mes de contraer la enfermedad quien la padece comienza a toser pétalos de flores, a los tres meses comienzan los problemas respiratorios, a los cinco meses tallos de flores comienzan a crecer al rededor del corazón— ahí el profesor detuvo su explicación, nunca nos explicaban más allá de eso.
Alguien a mi lado levanto su mano —¿que ocurre después de los cinco meses? Nunca nos han querido explicar eso.
—ese es un tema delicado y no todos se sienten cómodos hablando de ellos, menos si alguien cercano padeció el hanahaki— todos lo miraban a la espera de que continuara con la explicación, suspiró y siguió hablando —los tallos siguen creciendo mientras aplastan lentamente el corazón e invaden otros órganos, para ese punto quien lo padece ya no puede respiran sin ayuda, sufre taquicardia por el esfuerzo del corazón en cumplir con su función, y las "mariposas en el estomago" se convierten en avispas, pierden la capacidad del habla y el dolor les impide ser racionales, se convierten en seres llenos de dolor incapaces de pensar. Algunos creen que para ese momento lo único que ronda por sus cabezas es aquella persona que no les correspondió. Al final mueren.
El salón se hundió en un profundo silencio donde el tictac del reloj se clavaba en nuestras cabezas. El hanahaki parecía lo peor que le podía pasar a las personas. Fue en ese momento cuando comprendimos el porque nos mantuvieron en secreto las consecuencias del hana-byō. No querían que le tuviéramos miedo al amor. No querían asustarnos.
—el hanahaki puede curarse con una operación, pero eso involucra dejar atrás todos los sentimientos que lo provocaron. Olvidando a la persona que amaron.
Nadie se movía, nadie reaccionaba, y el profesor solo nos veía sintiéndose culpable de todos y cada uno de los pensamientos que pasaron por nuestra cabeza.
"El amor duele"
∞∞∞
Ya había pasado un año desde que aquel profesor nos habló del hanahaki. Un año de temerle a conocer a aquella persona que se robara mi aliento y que me provocara mariposas en el estomago porque le temía a perder ese aliento y a las avispas que invadirían mi interior.
En aquella época la relación que mantenía con mis compañeros se fue alejando hasta volverse casi nula, no cruzábamos palabras, nadie se hablaba, aquellos que mantenían una relación igualmente acabaron por separarse. Todos le temían a las relaciones. Todos le temían al amor.
Luego de graduarme entré a la Yuuei, esperaba no encontrar a ninguno de mis antiguos compañeros y que revivieran esos amargos recuerdos de la secundaria. Aunque me terminé topando con una chica, aquella chica me parecía la persona más genial y masculina que había conocido. Su nombre era Mina, nos volvimos cercanos, tanto que acabamos tomando la decisión de iniciar una relación, en ese momento comprendíamos nuestros sentimientos y el hanahaki no nos preocupaba, confiábamos el uno en el otro, pero lo que creímos que era amor no era nada más que un estúpido intento de no estar solos.
Acabamos tomando caminos diferentes, nos enfocamos en nuestros estudios y pasatiempos, tiempo después dejó Yuuei para estudiar en una academia de baile. Todo terminó en buenos términos, pero el vacío en el corazón igual apareció. Sabía que ella era feliz haciendo lo que amaba y con la nueva persona que llegó a ocupar su corazón. Y yo... Yo tenía a Kaminari, el único amigo que había hecho además de Mina, y como ella, él no tardó en alejarse de igual forma cuando conoció a quien él llamaba "el amor de su vida", era tan feliz estando a su lado que no dije nada cuando comenzó a distanciarse.
—A partir de hoy tendrán un nuevo compañero... Adelante, puedes presentarte— la voz calmada y desganada del profesor fue opacada por la voz del nuevo estudiante.
—me llamo Bakugo Katsuki.
—con eso es suficiente, al fondo hay un asiento vacío.
Él camino hasta su lugar, justo al lado del mío. Miraba al suelo, caminaba algo encorvado y su uniforme estaba desarreglado, daba una muy mala primera impresión.
En todo el día no cruzó palabras con nadie, solo tomaba notas, murmuraba cosas que estoy seguro de que eran malas palabras y miraba al suelo. Para ser honesto, me daba algo de miedo.
Hay casualidades que no esperas, como encontrarte a tu ex-suegro en la tienda o llevar la misma playera que otras personas en una reunión, pero de todas esas casualidades el toparme a Bakugo mientras iba camino a casa no era algo que esperaba que sucediera. Cuando chocó su hombro con el mío imaginé cientos de escenario donde yo salía herido. Pero en lugar de eso el solo se disculpó, desvió la mirada y se dio la vuelta. Justo ahí mi percepción sobre lo que era un chico rudo y antipático cambió, no parecía alguien malo, solo era alguien marginado, asocial, distante, alguien que se parecía a mi.
Intenté mil y un cosas para acercarme a él, pero solo me ignoraba.
—hey, Bakugo...
—vete a la mierda— no cruzábamos palabras además de eso.
El tiempo pasaba, las hojas caían y el frío cubría el ambiente. El café en mis manos era lo que me brindaba calor y me salvaba de morir congelado en aquella ruidosa cafetería, que era un poco, solo un poco, más calidad que el salón de clases. Aunque en esos momentos, donde me debatía sobre seguir disfrutando mi café o seguir estudiando para los exámenes, el frío era lo de menos.
Dejé caer mi cabeza contra la mesa, no entendía nada y mi café se enfriaba.
—oye, shittyhair... ¿tu... Ehhh... Necesitas ayuda?— al sentir los toques en mi hombro y su voz llamándome levanté la cabeza, la luz de los ventanales iluminaba su cabello y hacía que sus ojos brillaran como fuego, era la calidez que quería sentir cada día, cada amanecer y anochecer. Ver esos ojos me hizo sentir calor en aquella helada mañana.
—si...
—hazme un espacio en la mesa— moví mis cuadernos, mi café y me recorrí en el asiento para dejarle el lugar.
—¿con qué tienes problemas?
—matemáticas...
—deja de susurrar, me irritas— hasta ese comentario no me había percatado de lo bajo que estaba hablando, ni de lo retraído que estaba, parecía a la defensiva esperando cualquier ataque de Bakugo, en cambio el se mostraba tan natural, sin ningún miedo ante la plática.
—lo siento, por cierto, soy Kirishima.
—me da igual. Dame tu cuaderno— pasamos toda la hora del almuerzo estudiando, era algo rudo a la hora de explicar, pero a la vez era amable.
—¿podríamos... Tu... Digo... Salida... Ehh...
—solo dilo.
—¿a la salida podemos reunirnos a estudiar?
—claro, no tengo nada que hacer luego de clases.
Nuestras reuniones continuaron volviéndose cada vez más frecuentes, ya no solo estudiábamos, pasábamos tardes enteras hablando, compartiendo nuestros intereses y volviéndonos más cercanos. Las tardes frías eran cálidas a su lado.
Bakugo era el fuego ardiente que llegó a iluminar mi vida, quien llegó a sacarme de la soledad y quien me hizo dejar el miedo al amor en el olvido. Ya no le temía al hanahaki. Ya no le temía a mis sentimientos. Ya no le temía a Bakugo.
Cada vez que me miraba, cada vez que me sonreía, cada vez que escuchaba su voz la calidez en mi corazón crecía y las mariposas se multiplicaban. Quería permanecer a su lado para toda la vida.
—¿quieres ir a una fiesta?
—¿tu vas a fiestas? Creí que odiabas esas cosas.
—es el cumpleaños de un amigo o algo así, estoy obligado a ir y si tengo que ir prefiero que este alguien que si me agrade en la fiesta.
La fiesta fue un sábado, aún recuerdo el olor de la loción de Bakugo, el color de su camisa y su cara de fastidio al ver a todos los invitados. Se refería a cada uno con apodos, hasta a su amigo, quien cumplía años, lo llamaba por un apodo y no por su nombre.
—hola, Kacchan— ¿kacchan? —creí que no vendrías, no te gustan las fiest...
—cállate maldito nerd de mierda, yo no quería venir.
—Bakugo, no seas tan grosero.
—no te metas, Kirishima.
Hace tiempo había dejado de llamarme "shittyhair", había ganado su confianza y había conseguido que me viera como un igual y no como alguien inferior a él.
—¿Kacchan, quién es él?— cuestionó el chico peliverde, era un poco más pequeño que Bakugo y que yo, me veía con curiosidad.
—él es Kirishima.
—nunca habías traído a algún amigo... Creí que no llamabas a nadie tu amigo... Él... ¿es tu... Es... Tu novio?
—no— seco, frío, cortante. Ese "no" me devolvió a la realidad, una donde no era realmente alguien tan importante para Bakugo, donde no podía ver su rostro cada mañana y donde mis sentimientos no eran correspondidos —¿porque saldría con alguien? Las relaciones son pura basura.
—si Kacchan, lo siento— el chico tiró de las mangas de su playera, parecía temerle a Bakugo pero aun así quería acercarse a él, y por más que Bakugo se mostrara a la defensiva no lo alejaba. Eran cercanos.
Me sentía incomodo, nadie al rededor estaba prestando real atención a nuestra conversación. Parecían acostumbrados a que eso sucediera. Todos conocían la relación entre Bakugo y ese chico. Y Bakugo no les había hablado sobre mi, ni a mi me mencionó algo sobre su vida social, pero... ¿porque debía de hacerlo?, no era realmente especial para él, solo era un amigo más. Un amigo al que ocultó de los demás.
—Kirishima, quita esa cara de idiota. Llevas buen rato viendo a la nada.
—solo estaba pensando.
—¿tu piensas?
—¡oye! ¡yo si pienso! No soy tan tonto.
—¿así que si eres algo tonto?
—noo... No es a lo que me refería.
El ambiente entre Bakugo y yo había vuelto a la normalidad. ¿que más daba si el no correspondía a mis sentimientos? ¿que importaba si era cercano a otras personas? No podía exigir que fuera única y exclusivamente para mi. No podía decir que era mío.
El resto de la fiesta fue un poco más relajado que la bienvenida, Bakugo seguía irritándose cada que alguien además de mi le hablaba y yo conocí a algunas nuevas caras, aun no podía llamarlos amigos, sería raro. Pero por una vez no éramos solo Bakugo y yo. No éramos las únicas voces que interrumpían nuestros silencios. No estábamos solos.
Podía confiar en que si nos separábamos por cualquier razón el no estaría solo, sabía que ese chico peliverde no lo abandonaría. Ese chico lo apreciaba lo suficiente como para hacerme entender que no era la única persona en la vida de Bakugo, pero por como estábamos las cosas, Bakugo era la única persona en mi vida.
Pensé sobre lo que había vivido con Bakugo, los últimos meses de conocerlo, sobre la fiesta y sobre mi corazón. Sabía que de seguir con estos sentimientos el hanahaki podría aparecer. Claro que lo sabía y no haría nada al respecto. No tenía la certeza de que el hanahaki apareciera, pero de ser así sabía que no me sometería a la operación, no podía olvidar algo que era tan importante para mi. No podía olvidar esa sonrisa, ese desordenado cabello y esos ojos de fuego.
No permitiría que de mi corazón fuera arrancado el amor que sentía, el amor me hacía feliz. Tan feliz que dejaría que la muerte llegase, me arrancara de esta vida y me dejara en un vacío, una oscuridad, un olvido, porque sabía que de morir en ese momento moriría feliz por el amor.
Y como esperaba, los pétalos no tardaron en aparecer, no dolía al toser, solo era incomodo. Intenté lo más que pude el ocultar los pétalos de Bakugo y de mi familia. Intente hasta que se volvió una tarea imposible, los pétalos me ahogaban, el dolor inició y las avispas llegaron.
Dejé de ir a clases, mis padres se preocuparon al enterarse de mi hanahaki, pero les dejé en claro que no quería la operación, no quería volver a esa tristeza, a esa soledad. No podía permitirme olvidar.
Se me dificultaba respirar, sentía una gran presión en el pecho y los pétalos seguían invadiéndome. Dejé de ver tan seguido a Bakugo, hablábamos por mensaje y le repetía constantemente que estaba bien, pero en el fondo sabía que el no me creía aunque me negaba a aceptar esa realidad, una realidad donde Bakugo se preocuparía realmente por mi.
Había perdido la cuenta del tiempo que estuve sintiéndome tan mal, dejé de comer, me era imposible, los tallos impedían que hablara. Tiempo atrás de habían hospitalizado, necesitaba de constante atención médica para evitar la mayor parte del dolor. Y lo único bueno de esa situación es que después de tanto tiempo, tantas noches de dolor y desvelo, tanto sufrimiento, por fin había vuelto a ver esos ojos de fuego, opacados por la preocupación.
—¿porque no me lo dijiste?— la impotencia en su voz quemaba —¿porque insististe en que estabas bien aunque estabas muriendo?— tras cada palabra su voz se elevaba —¡¿porque no aceptaste la operación?! ¡¿porque?!— lagrimas recorrían sus mejillas y apagaban el fuego de su mirada.
Moví los labios, esperando que lograra entenderme, anhelando que mis palabras me liberaran de esa presión que sentía, no la presión de los tallos, la presión de mi mente, la presión por decirle la verdad a Bakugo, la presión por sentirme liberado.
"Te amo, Katsuki"
Parecía sorprendido, ya no sabía si lo que veía era real o no, solo esperaba que realmente me entendiera. Decir esas palabras liberó esa presión que sentía, esos sentimientos que tenía atrapados, esa verdad que me quemaba.
Vi sus ojos, mientras todo se ponía negro, sabía que todo terminaría, moriría siendo feliz al ver por última vez sus cabello desordenado, sus ojos ya no tan brillantes y sus labios susurrándome —también te amo— vida pétalos saliendo de su boca, pétalos que indicaban que hacía no mucho el hanahaki había aparecido en él.
Y con esos pétalos todo se volvió negro. Todo había terminado. La muerte me había arrebatado del lado de Katsuki.
No me gustó del todo la narración en algunas partes, pero estoy conforme con la historia.
Matar personajes es mi pasión.
Tomen awa y duerman bien.


Ha sido mucho el tiempo que paso desde la ultima vez que escuche su voz, comencé a olvidar aquel maravilloso sonido que salía de su boca cada que me susurraba al oído "te amo".
Estuve fingiendo estar bien tanto como pude, grité que no me importaba cuando por dentro la frustración me quemaba. Aguante todo lo que pude hasta que me derrumbé, me sentía devastado, me sentía como un inútil y me sentía débil. Pero lo que mas me dolió fue ver a Kirishima esforzándose tanto por mantener nuestra relación que pendía de un hilo cuando yo no ponía nada de esfuerzo.
"No importa que ya no lo escuches, seguiré diciendo 'te amo' mil veces más hasta que te sientas listo de decírmelo tan siquiera una sola vez"
Ya no podía protegerte, ya no podía ser ese héroe que cuidara de ti, ni ser el héroe numero uno. Era imposible.
¿quien se quedaría con una persona que no te demuestra que te ama realmente?, ¿quien se quedaría con alguien que no te puede proteger?, dime ¿quien daría todo de si sin recibir nada? Ni una sonrisa, ni un te amo. Dímelo, ¿quien haría eso?
"Se que aun no estas listo para hablar sobre eso, no te presionare ni nada por el estilo, eso no sería masculino"
Me odiaba por no poder decirle todo lo que sentía. Por no tener el valor de desahogarme con él. Por ignorar los gritos de mi corazón que lo llamaban a cada segundo.
Fueron tantas las noches en que intente llamarte, donde cada que estaba a punto de hacerlo me arrepentí. Y se que el solo espero por esa llamada que nunca llegó, se que se quedaba despierto hasta altas horas de la noche vigilando su celular en espera de una llamada, un pensar o una solo señal de que yo estaba ahí.
Pero yo no estaba ahí para él, dejé que nos derrumbáramos como estatuas al pasar el tiempo, cree un muro invisible entre nosotros y me aislé de todo. Desde que el accidente ocurrió me había alejado de todo, de todos, no tuve el valor de enfrentar mis problemas de frente y solo hui de ellos
Justo por eso me pregunto hora que me he quedado solo el que habría ocurrido de haber tenido el valor de desahogarme contigo, de contarte sobre todo eso que rondaba por mi cabeza y no me dejaba en paz. Me pregunto si estarás bien, si haz mejorado con el uso de tu quirk, si te estas divirtiendo.
Yo no estoy bien, te necesito. Ahora tengo miedo, y no estas aquí para protegerme de lo que me atormenta.
Solo quiero volver a escuchar tu voz diciéndome lo mucho que me amas y quiero que por primera vez en todo este tiempo que he desaparecido me escuches decirte lo mucho que te amo.
Es un sueño imposible, ya no podré escuchar tu risa, ni tus quejas por no entender matemáticas o tus gritos de emoción cada que encontrabas nueva mercancía de Crimson Riot. Ya no puedo escucharte. Ya no escucho nada.
Ya no escucho. Ya no más.
Si ese maldito accidente no hubiera ocurrido yo no estaría sintiéndome miserable ahora mismo, habría podido ir a esa cita que te prometí aquella tarde y te habría dicho, fuerte y claro, todo lo que sentía por ti. Todo lo que siento y seguiré sintiendo.
Porque te amo, Kirishima Eijiro.
Aunque ya no pueda cumplir ese sueño de destruir a los villanos estando a tu lado.
Aunque ya no pueda ser el héroe numero uno.
Aunque no me sienta capaz de decírtelo de frente.
Aunque me duela el olvidar tu voz.
Te amo.
∞∞∞
Eran pasadas de las 3 a.m., mis ojos ardían y el sonido del reloj seguía clavándose en mi cabeza tras cada tic-tac.
Mi celular sonó con aquella canción que solía escuchar cada tarde con Katsuki, me quede viendo la pantalla por unos segundos, aguantando la respiración por la sorpresa y conteniendo las ganas de gritar.
El apodo que le había puesto hacía bastante tiempo a Katsuki se iluminó en medio de la pantalla, sin dudar respondí a su llamada.
—no... No creí que responderías. Realmente lo siento Eijiro, lo siento mucho. Yo no quise desaparecer... No así... No de ti... No me sentía preparado para afrontar todo esto, aun no creo estarlo, pero necesitaba hablar contigo— su rostro vaga me te iluminado se veía en la pantalla, ese no era el Bakugo que recordaba, se veía cansado, con ojeras y los ojos llorosos, se veía vulnerable —yo... Yo te...
Moví mis manos, deletreando cada letra de lo que intentaba decirle, con las señas mal ejecutadas y con la esperanza de que lo entendiera —no necesitas decirlo, lo sé.
—Eijiro...
—te amo.
Esto inicio como una historia muy bonita de amor pero pues meterle cosas drásticas es mas chido. Ni siquiera se si se entiende la frustración de Kacchan, para mi si tiene sentido.
Kacchan herido emocionalmente me agrada porque así puedo sentirme miserable junto a él.
Tomen awa, duerman temprano (ignoremos que termine de escribir esto a las 3 am, no sean como yo) y no se proyecten en personajes 2D, eso no está chido.


🌌 Starmail 1 🌌

Heyyy, Casey!
Sigo sin creer que realmente este aquí, tan lejos de la tierra, tan lejos de ti.
No recuerdo mucho de los sueños que tuve durante el viaje, es como si hubiera estado en completa oscuridad todo ese tiempo, estoy segura de que soñé contigo, con la tierra y con mi futura vida en el rancho.
Este lugar es precioso, no he llegado muy lejos, aún necesito comprender totalmente que estoy aquí y no en la tierra, aunque todo es completamente diferente.
Y sí, el aire es tan limpio como dicen. Ya extraño el sucio aire de la tierra.
Realmente tengo bastante en que trabajar, aún estoy tratando de no perderme y estoy lidiando con los molestos slimes rosas que están por todas partes... ¡se comieron a mis gallinallinas! Los odio, bueno, no realmente. Son muy tiernos como para odiarlos.
Y no importa cuantas cosas me preguntes, buscaré la manera de tener tiempo para responderte cada una.
Gracias, y suerte con la banda. Si alguien puede lograrlo, eres tú.
— Bea
🌌 Starmail 2 🌌


🌌 Starmail 10 🌌

Hola Casey,
Las cosas si que cambiaron, todo era tan fácil, puesto en bandeja de plata frente a nuestras narices. Las oportunidades de cumplir nuestras metas al alcance de una despedida.
Se que eres feliz componiendo música, porque se que sigues siendo esa alegre chica que tomo 5 tazas de café amargo, esa chica que me llevo a cientos de festivales de música, se que sigues siendo esa alegre chica que me lanzo una piedra cuando le dije que no podíamos descanzar en aquella escalada en la montaña. Porque se que sigues siendo la chica de la que me enamoré.
Los atardeceres y amaneceres son algo precioso, pero nada supera a las noches lluviosas comiendo pizza en el cuarto de empleados de mi tienda, al lado de aquellos pequeños cactus y acurrucadas viendo películas en esa tele vieja; casi tan vieja como tu van.
Alguien por acá debe saber donde conseguir unos buenos tacos, si los encuentro te lo haré saber. Porque si, sería algo romántico.
El tiempo que pasé a tu lado fue maravilloso y no lo cambiaría por nada. Estoy segura de que alguna de esas estrellas eres tu cantando para mi.
- Bea
🌌 Starmail 9 🌌
🌌 Starmail 11 🌌


Habían dos chicos, grandes amigos e inseparables. Dos chicos que realizaban todo juntos, desde un simple desayuno hasta las tardes de ocio donde lo único que importaba era que estuvieran juntos. Juntos, unidos, lado a lado, disfrutaban de los pequeños detalles de su vida, donde se levantaban a la vez luego de largas noches de sueño o donde trasnochaban hablando de todo y de nada.
Porque apreciaban la presencia del otro, porque amaban tenerse ahí, en todo momento y en todo lugar.
Porque no había nada mejor en esa vida que verse el uno al otro cuando desayunaban waffles los sábados o cuando componían canciones para el otro, canciones que describían lo que sus corazones sentían al verse y escucharse.
Para ellos lo mejor del día era cuando se dejaban caer en el sillón, uno sobre el otro, para sentir sus manos recorriendo su piel a la vez que dejaba un rastro de calor por donde sus dedos se arrastraban.
Con esos roces daban a entender lo mucho que disfrutaban estar juntos, en esos momentos donde no importaba nada, donde los estresantes conciertos y la ansiedad de la vida eran inexistentes, momentos que solo lograban existir cuando sus miradas se unían y sus dedos se entrelazaban. Fracciones del tiempo congeladas en el preciso instante donde sus corazones latían ganas rápido que quemaban en sus pechos, instantes donde sus labios suplicaban por juntarse con los contrarios, instantes hechos para que solo ellos los apreciaran.
Porque fuera de ese instante la vida no era un paraíso, la vida tenia un propósito incrustado en sus almas que les impedía acabar uniéndose por completo, y así era más fácil fingir que todo ese sentir, que todo ese calor que emanaba de sus cuerpos al sentirse, que ese cariño que tenían el uno por el otro, no era más que un cuento, una fantasía inventada por otros, porque claramente no había nada ahí, era la simple idea fantasiosa creada por los fans, una mentira nacida a partir de los ojos de aquellos que presenciaron la pasión con la que sus labios chocaban, a partir de sus oídos que escuchaban el amor con el que se declaraban sus sentir mediante las canciones que juntos habían compuesto. Una mentira piadosa, nacida para poder disfrutar de sus pasiones sin ser juzgados por los ojos de quienes no habían comprendido su amor.
Definitivamente esos roces, esos besos, esas miradas cargadas de pasión, amor y lujuria, no eran más que una ilusión, una cortina de humo que escondía esas tardes de ver películas mientras que Frank acariciaba los largos y negros cabellos de Gerard, ocultaba esas salidas donde solo eran ellos y lo demás no importaba. Una cortina de humo perfectamente colocada para hacer creer a la vida que su romance no era más que una fuerte amistad.
Porque claro, Frank y Gerard no eran mas que compañeros de cuarto.
Hacia bastante quería escribir algo del frerard, pero solo no se me ocurría nada, ahora que tengo pegado en la cabeza la frase de "and they were roommates" pues surgió esto.
Repetir las cosas así de "Porque amaba, porque apreciaban, porque no había" es mi pasión.
