
Sitios / situaciones relativos a la novela "Los detectives salvajes", de Roberto Bolaño, 1998. Citas de la primera edición mexicana (Anagrama, 2008).
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6 De Enero

6 de enero
Belano y Lima han estado toda la mañana en el Registro Municipal, en la oficina del censo, en algunas iglesias, en la Biblioteca de Santa Teresa, en los archivos de la universidad y del único periódico, El Centinela de Santa Teresa.
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Lo que están haciendo es juntar dinero para marcharse a Europa, dijo Requena. ¿Juntando cómo? Pues vendiendo mota a diestro y siniestro, dijo Requena. El otro día los vi por Reforma con un morral repleto de Golden Acapulco. No lo puedo creer, dije yo, pero recordé que la última vez que los vi llevaban, en efecto, un morral.

Torcimos en Magnolia, a la izquierda, hasta la avenida Jesús García. Luego caminamos otra vez hacia el sur, hasta Héroes Revolucionarios Ferrocarrileros, en donde nos metimos en una cafetería. —¿Este chavo es el que ahora te agasaja? —oí que le decía Lupe a María.

—Ocho mexicanos hablando –dijo Lima. —Ocho mexicanos durmiendo –dijo Lupe. —Incluso ocho mexicanos contemplando una pelea de gallos invisibles –dije yo–.

5 de febrero Esta noche soñé que Belano y Lima dejaban el Camaro de Alberto abandonado en una playa de Bahía de Kino y luego se internaban en el mar y nadaban hasta Baja California. Yo les preguntaba para qué querían ir a Baja California y ellos me contestaban: para escapar, y entonces una gran ola los ocultaba de mi vista.

Me gusta escucharlos hablar. Belano habla más que Lima, pero los dos ríen bastante. También hablan del Impala de Quim. A veces, cuando los baches del camino son numerosos, el coche da unos saltos que a Belano no le parecen normales. A Lima lo que no le parece normal es el ruido que hace el motor. Antes de quedarme profundamente dormido me doy cuenta de que ninguno de los dos sabe nada de automóviles.