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Es Como Volver A Empezar _C4_
Es como volver a empezar _C4_

Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.:: Capítulo 4: “Visitas inesperadas” ::.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
Cuidadosamente, deslizó la puerta, no deseaba que la rubia despertase, no ahora, no.
Intranquilo, bajó las escaleras, guiado por la fuerte presencia que invadía toda la casa. A cada paso que daba, con cada segundo que pasaba, se cuestionaba el por qué de la visita de este shaman.
El miedo lo invadió entonces; quizá esto significaba que debía alejarse definitivamente de Anna.
* No, no... me moriría sin ella. *
Aquello fue un susurró, escuchado tan solo por el mismo peliazul, quien oprimió fuertemente los puños. La sola idea de alejarse de ella, le destrozaba el corazón y más después de haber hecho el amor con tan maravillosa mujer.
Bajó las escaleras, guiado por el poder espiritual del inesperado “visitante”, entonces, se percató que la luz que alumbraba el jardín estaba encendida, cuando el recordaba haberla apagado horas atrás.
Y al salir, pudo verlo...
Un joven se hallaba sentado sobre el pasillo de madera, admirando todas las blancas lucecitas que adornaban el oscuro manto del cielo.
* ¡ Yoh !... *
Un suave murmullo de sorpresa escapó de los labios del peliazul, sorpresa, sí, aunque ya sabía perfectamente, desde el instante mismo en que sintió un fuerte poder espiritual, que era el mismísimo Shaman King el que había venido esta noche.
* ¿Qué quieres?, ¿a qué has venido?. *
Aquello fue un claro reproche por parte del ainu.
El tono de voz reflejaba su total desaprobación hacia el castaño, cuya sola presencia era, de cierta forma, indeseada, incomoda, inoportuna... le traía problemas.
Sin embargo, por otro lado, se sentía feliz de volverlo a ver, estaba consciente de ello. Quizá por eso una parte de él se sentía como un niño pequeño al que le esperaba un fuerte regaño por lo que recién había hecho con la bella itako.
Horo Horo no obtuvo respuesta, tan solo observó como el shaman de morena piel lo invitaba a sentarse junto a él para admirar las estrellas.
El ainu se acercó con cierta reserva y es que de cierta forma ellos eran rivales, ahora tenían algo más en común, algo, o mejor dicho... alguien. Sí, ambos la amaban, la querían a ella... a Anna.
* Te lo dije... ella es la mujer más maravillosa de todo el mundo. * _Yoh le habló de pronto._ * ¿Ahora me crees?. *
En el rostro del ainu podía apreciarse la melancolía.
Era verdad; la primera vez que escuchó aquellas palabras de parte del Asakura, lo creyó loco, un completo imbécil. ¿Cómo podía expresarse así de la rubia sacerdotisa?, considerarla maravillosa... Yoh no baka, si Kyouyama era una mujer fría, avara, cruel.
““Anna es el mismísimo demonio en persona.””
Eso pensaba el Usui de la rubia mujer y ahora...
* Tenías razón, ella es... tan perfecta. *
Yoh sonrió satisfecho, se notaba la sinceridad de su amigo, sin mencionar el cariño, los obvios sentimientos que el ainu profesaba por la que laguna vez fuese la esposa del Shaman King.
Sí, el Shaman King, Yoh Asakura, había vuelto; ¿la razón?... no la sabía, pero sospechaba que la razón era separarlo de Anna, exigirle que termine su reciente relación con la rubia.
““Sí, eso debe ser.””
Pensaba con tristeza el joven del norte.
Y creía estar en lo correcto, después de todo, ella fue su esposa, la misma mujer a la que Horo Horo nunca trató con delicadeza; disfrutaba hacerla rabiar y sin embargo, ahora...
* Y aunque me exijas alejarme de Anna, que la deje... me sería imposible. *
Sí, imposible, sin ella se moría.
Sin su compañía, su suave voz entonando su nombre; esas suaves manos acariciando su cuerpo, el delicioso aroma de su frágil figura e incluso si ella no le gritaba como acostumbraba, no sería feliz.
* Perdóname por haberme involucrado con ella; nunca ha sido mi intención que se olvide de ti, eso no, simplemente me enamoré... lo siento. *
* Pues no lo sientas. *
La voz del difunto shaman lo sorprendió, obligándolo a alzar la mirada. Seguía intacta la sonrisa en el rostro de ese joven.
Así es, Horo no debía arrepentirse, ni disculparse por nada en absoluto, todo lo contrario.
* ¿La sabes, Horo Horo?, ¿la razón por la que vine esta noche?. *
El ainu negó con la cabeza, tan solo como respuesta. ¿Cómo iba a saberlo?, Yoh estaba muerto, eso era claro, solo era su alma la que estaba aquí, pero... seguramente sería por breves momentos.
* Bueno, quería agradecerte por haber cuidado de ella todo este tiempo. De todos mis amigos, jamás creí que fueses tu el que la acompañara. *
Horo lo miró incrédulo.
Y él que pensó que el Asakura vendría a exigirle que se alejara de ella por no creerlo merecedor de su cariño... que estúpido fue al pensar que así sería.
Por otra parte Yoh sonreía tranquilamente; imaginaba que Manta podría acompañar a Anna como el buen amigo que siempre fue, Ryu e incluso Len, aunque este último quizá lo haría con sentimientos distintos desde un principio. Nunca estuvo muy seguro de que tipo de sentimientos tenía Len hacia su esposa.
Pero la sorpresa que se llevo el Shaman King, fue grande al enterarse de que fue el peliazul el que acompañó a Anna todo este tiempo.
Horo Horo sonrió irónico, todo era demasiado bueno para ser verdad.
Yoh le estaba “dando permiso” para amar a la sacerdotisa; él vino especialmente para agrad... un momento !!...
* ¿Cómo es que estas aquí?, ¿quién te invocó?, cómo...? *
El chico de castaños cabellos rio divertido, llevaban un buen rato conversando y hasta ahora se le ocurría preguntarle el “cómo” de su presencia. Era obvio que su visita preocupó al ainu.
* Fue mi abuela... yo... solo quería saber como estaba Anna. Ahora estoy más tranquilo. *
Aquellas sinceras palabras, le arrancaron un amplia sonrisa al shaman de hielo. Sí, él se encargaría que la itako fuese completamente feliz.
Horo estaba tan concentrado en sus planes a futuro, que tardó en percatarse de la sospechosa y extraña mirada de su amigo.
* Lo sabía. *
* Qué cosa?. *
* Nunca te lo dije, pero... parece ser que lo descubriste por ti mismo. *
El ainu no sabía a que se refería el otro shaman, pero su sonrisa acusadora y los suaves codazos lo estaban incomodando.
* Su forma de hacer el amor... es maravillosa !. *
Era más que intenso el rojo en las mejillas del muchacho peliazul.
Era obvio que Yoh estuviese al tanto de lo que él y Anna hicieron, más ese comentario era algo que... nunca esperó de él.
* B-bu, bueno, Yoh... eso, eso no, bueno sí, es que... *
Horo Horo tartamudeó un poco, tratando de salir de la vergonzosa situación, más nada pudo decir. Y es que era verdad, tener relaciones con la rubia itako era... sencillamente indescriptible.
Sentir su suave y pálida piel era la mejor sensación que pudiese haber sentido.
* Prométeme que la amarás intensamente y cuidaras que nada la haga sufrir. *
* Claro, ni siquiera tienes que pe... ¿Yoh?... *
El ainu giró el rostro a un costado, buscando la sonriente expresión de su amigo, pero este ya no estaba.
Lo buscó, confundido, en todas direcciones, pero nada...
* Se ha ido. *
Fue un suave susurro que venía cargado de nostalgia.
Levantó el rostro para admirar las estrellas... ¡ ese tonto !, quería asegurarse de que el joven de Hokkaido amaba plenamente a la sacerdotisa.
Horo Horo respiró cansado, no esperaba una conversación como esa después de hacer el amor con Anna Kyouyama.
Después de un rato, simplemente se puso de pie y regresó tranquilamente a la habitación de la itako, dispuesto a dormir y descansar a su lado, cobijado por su piel de leche, y relajado con el exquisito aroma de su cuerpo.
~*~
~*~
~*~
Deslizó la puerta de la recamara, entrando sigilosamente; contemplando la delgada silueta que descansaba bajo las sabanas, silueta que temblaba ligeramente.
““Quizá por el frío de la noche.””
Pensó, más fue una idea que desechó en cuanto se acercó para ocupar su nuevo lugar en ese futon.
Ella temblaba, dejando que los sollozos escapasen sin remedio de sus dulces labios... Anna lloraba y eso le rompía el corazón. Así como la primera vez que la vio derramando lágrimas; ahora recordaba el viejo dolor de verla llorar así.
* Anna... Annita, ¿por qué llo... *
* Él estuvo aquí, sentí su presencia. * _Le dijo ella, interrumpiéndolo con voz que se quebraba en cada palabra._ * Pero, no sé porque.. no quiso verme. Es que no entiendo, tanto tiempo, ¿por qué ahora que estoy contigo?, ¿por qué?. Yo... no tengo intenciones de alejarme de ti. *
Al decir esto último, Anna giró sobre el futon, enfrentando los sorprendidos ojos del shaman de hielo. Ella quería estar con él y estaba tan asustada como lo estuvo él mismo al sentir la presencia de Yoh.
* No te preocupes; ya te lo dije, no pienso dejarte. *
La acercó a él hasta envolverla en un fuerte abrazo que de inmediato fue correspondido.
Horo no tardó en contarle hasta el más mínimo detalle de la conversación que recién había tenido con el que alguna vez llegó a ser el Shaman King.
* Él... ¿vino solo para eso?, para asegurarse de que yo era feliz?. *
* Sí, y te prometo que me aseguraré de que así sea. *
* ¿Por qué él te lo pidió?. *
* Por eso, sí, pero más que nada, porque usted, señorita amargada... es la mujer a la que amo. *
Anna lo miró con ojos furiosos aunque un sutil brillo de cariño se reflejaba en sus gemas negras.
* Horo no baka. *
El peliazul sonrió divertido por la expresión de su amante, mientras esta se abrazaba nuevamente a él para poco después, recostarse, ambos, sobre el futon, tratando de conciliar el sueño.
Estaban realmente cansados, no en balde, la noche casi terminaba y no habían dormido casi nada. Pues primero ocuparon la noche para amarse y luego, la inesperada visita del Asakura les había robado el sueño, ese sueño que de ahora en adelante pretendían compartir juntos desde esta noche....
Y hasta la última que les quedara.
Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Segun yo, era muy fácil adivinar que se trataba de Yoh, ¿no?.
En realidad, tomando en cuenta que todos aquí pueden ver fantasmas, me pareció buena idea meter a Yoh en esto ya después de muerto.
Por otra parte, la conversación entre ambos shamanes era con el objetivo de que compartiesen sus pensamientos sobre la mujer que aman, que es, nada menos que la misma chica, itako no Anna.
—I love HOROxANNA—.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 25 de Mayo de 2005.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
|| Capítulo 5 ||
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Es como volver a empezar _C5_

Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
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.:: Capítulo 5: “Lo maravilloso de estar a su lado” ::.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
Horo Horo permanecía sentado frente a la mesa; sus ojos seguían con sumo detalle cada uno de los movimientos de la rubia.
Ella estaba cocinando. . . para él.
No podía negar que se sorprendió como nunca cuando bajó a la cocina y se encontró con una Anna que preparaba el desayuno.
* Ya me cansé de lo que tú preparas. *
Le había dicho la itako, sin siquiera girarse a mirarlo.
No hacia falta, pudo sentir la fuerte presencia del ainu desde que este bajaba perezosamente por las escaleras.
Y no pudiendo oponerse a los mandatos de la chica, fue como el peliazul terminó observándola cocinar por primera vez, al menos, él no la había visto hacerlo antes.
El shaman sonrió ligeramente, la sacerdotisa se veía muy bien con ese pañuelo blanco abrazando su rubio cabello.
No supo que lo impulsó a atreverse, pero abandonó la silla donde estaba y se acercó a su joven mujer, posándose suavemente de tras de ella, pegando sus cuerpos, rodeando la estrecha cintura de Kyouyama.
* ¿Qué haces?. *
* Nada. *
La respuesta del muchacho fue corta, estaba demasiado ocupado como para preocuparse por decir más de una sola palabra. Se aferró por completo a la figura femenina, deslizando sus ansiosos labios por el cuello de Anna hasta detenerse en su oreja izquierda, mordiéndola con suavidad mientras le susurraba un montón de palabras que la envolvieron en el deseo, la pasión, el amor.
Anna cerró los ojos, dejándose llevar por las tiernas caricias del shaman, sus suaves mordidas y su delicado aliento contra su cuello.
* Ho-Horo. . . debo terminar el desayuno. *
La itako no supo de donde sacó la fuerza para armar aquella frase, y es que lo que el joven peliazul le estaba haciendo la incitaba a hacer el amor con él. . . otra vez.
Esa era una buena idea, demasiado, también lo deseaba, pero. . . hace apenas unas horas que habían separado sus cuerpos. Anoche se habían amado tanto, que el cansancio aun permanecía en sus cuerpos.
La poca resistencia de la itako, se esfumó apenas sintió las manos del ainu sobre cada uno de sus senos.
* Ah, Horo Horo. . . *
Un placentero suspiro escapó de sus labios. Deseaba a ese hombre, tanto como él a ella.
Anna permaneció inmóvil, dejándose hacer, entregada por completo a las traviesas y excitantes pretensiones del shaman de hielo.
Con cuidado, el hombre la hizo girarse hasta quedar frente a frente; la miró con fijeza un instante, tan solo un instante. . . y la besó, sin poder esperar más.
Sus labios reclamaban los de la chica con locura mientras sus ansiosas manos recorrían cuanto podían de la bella figura femenina.
Horo no perdió tiempo, con un movimiento inesperado, movió la mano debajo de la tela del vestido negro de la itako, haciendo a un lado la ropa interior, hundiendo un par de dedos en la vagina de la chica.
* ¡¡ Ho. . . Horokeu !!. *
Apenas sintió aquel movimiento por parte del muchacho, Anna no pudo evitar que un gemido entonando el nombre del shaman se escapase de sus labios, mucho menos los demás gemidos ocasionales y placenteros que le prosiguieron.
* Creí que no deseabas que lo hiciéramos en este momento. *
Le susurró el muchacho, con voz burlona y triunfante, sin mencionar que llevaba un poco de morbo consigo.
Más un simple “idiota”, fue la respuesta que emergió de los dulces labios de la rubia, haciendo reír divertido al shaman del norte. Pareciera que a la itako le gustaba mucho ese adjetivo para referirse a él.
De un momento a otro, los gemidos de gozo por parte de la sacerdotisa se volvieron más sonoros y constantes, mismos que hicieron desesperar al peliazul.
La encantadora voz de Kyouyama, envuelta en ese melodioso tono de placer, suplicante por continuar. . . lo volvía loco de deseo.
Así que, con un movimiento inesperado, el muchacho sostuvo a la mujer, elevándola varios centímetros sobre el piso, con la sola idea de llevarla a la habitación que ambos compartían, más los húmedos y excitantes labios de la rubia posándose desesperados, aunque cariñosos, sobre los suyos, lo hicieron impacientarse aun más, terminado por recostarla sobre la pequeña mesa de la cocina.
* Creo que no puedes esperar más, eh !!. *
Mencionó el shaman de hielo, poco antes de comenzar a despojarse de sus ropas.
* Ja, mira quien lo dice. . . ¡ hentai !. *
Anna simplemente no pudo evitar que una sonrisa irónica y divertida adornara su hermoso rostro después de decirle aquello.
Y verla sonreír, era algo que Horo Horo adoraba.
Olvidándose de desvestirse, tomó el rostro de la joven entre sus manos, deslizando la punta de sus dedos por su pálida piel; era tan suave y las chispitas en los negros ojos de su amante lo incitaron a besarla sin cansancio. . . y lo hizo.
Besos tiernos y suaves, lentos y cariñosos, contactos que se tornaron más profundos y apasionados conforme mantenían la caricia.
Pronto, la excitación en sus cuerpos se volvió casi insoportable.
Apenas se despojaron por completo de sus ropas, el shaman de hielo la hizo recostarse boca abajo sobre la mesa, dándole la espalda. Así, Anna pudo sentir los cálidos labios del muchacho recorrer su sensible cuello, sus temblorosos hombros y la piel de su delicada espalda.
Todo era muy tranquilo y agradable, hasta que Horo Horo deslizó, nuevamente, sus traviesas y ansiosas manos hasta la intimidad de su compañera; poco tardó en introducir su dedo medio en ella, haciéndolo entrar y salir a un ritmo lento, pero constante.
Al sentirlo, Anna se estremeció por completo sin poder reprimir un gemido de placer, comenzando a suspirar levemente, manteniendo los ojos cerrados, dedicándose solo a sentir el jugueteo de los dedos del shaman de cabello azul, ese juego de entrada y salida constante, una y otra vez, siempre con mayor velocidad y fuerza.
* Horokeu eres un. . . *
* ¿Hentai?. Ya lo sé, me lo has dicho muchas veces. *
Kyouyama sonrió ante las palabras del peliazul.
Definitivamente él era un pervertido, pero aun así no dejaba de ser agradable, además. . . adoraba la forma como la hacia gozar. Tan así que ella misma comenzó a mover las caderas, buscando que el contacto fuese mayor y el placer se prolongase por más tiempo.
* Pues ahora que lo sabes. . . nunca cambies, ¿sí?. *
Después de aquello, Anna dejó que el silencio reinara en aquel lugar, disfrutando de la situación en que se encontraba.
Más justo cuando creyó que las sensaciones se desbordarían para entregarle su deseado orgasmo, el shaman de hielo se detuvo, deslizando sus dedos fuera de la vagina de su amante.
* ¿Qué haces?, no te detengas !. *
Las palabras de Anna eran una indescifrable mezcla de ruego y enfado, cuya única respuesta fue la sutil risa que escuchó por parte del ainu, al tiempo que este dejó caer casi todo su peso sobre la espalda de la itako, pegando su cuerpo al de ella, rodeándola con sus fuertes brazos hasta estrujar cada uno de sus senos.
* Ah, Horo Horo. . . te necesito, ¡¡ya!!. *
Bastó un simple roce de sus manos y sentirlo detrás de ella para que la sacerdotisa ansiara ser penetrada en ese mismo instante.
No podía evitarlo, quería a ese hombre y unir su cuerpo al de él era la más placentera y maravillosa sensación que había sobre la tierra. . . así lo sentía ella.
* ¿Quién es la impaciente ahora?. *
* Solo cállate y hazme el amor. *
El shaman sonrió en silencio.
Aun en la intimidad, Anna no dejaba de ser exigente y mandona. De cualquier forma él apenas podía contenerse, así que no esperó más; con suavidad mordió la blanca piel del cuello de su amada mientras ejercía presión con su pene, guiándolo a la entrada de la intimidad femenina.
Al sentir la punta del miembro masculino, Anna suspiró débilmente mientras de su mirada se apoderaba un sumiso deseo, deseo por sentir aquel pedazo de carne viva dentro suyo, deseo de ser penetrada por el hombre que amaba. . . el segundo y ahora el único.
Situado encima de ella, Horo fue introduciendo suavemente la gruesa espina al interior de la joven mujer, quién se abrió y lo aceptó con gusto.
Con cada dulce embestida, los gemidos antes suaves y delicados se tornaron sonoros y prolongados, permitiendo que la cocina se llenase de suspiros y jadeos cargados de amor y placer.
* Por. . . por favor Ho-Horo Horo, no te. . . *
Las palabras de la rubia mujer se vieron interrumpidas por la fuerte necesidad de jalar aire. El agitado respirar y los profundos gemidos le hicieron imposible pronunciar más de unas cuantas palabras.
Anna quiere decirle que siga, que la penetre con más fuerza, pero no puede más que disfrutar del delicioso roce entre las paredes de su vagina y el miembro del muchacho.
Loca de placer, se retuerce de gusto bajo el musculoso cuerpo del shaman de hielo, gimiendo y gritando palabras inconclusas, palabras que sin embargo el peliazul sabe interpretar, penetrándola con más fuerza y deseo en cada embestida.
* Anna, Anna. . . *
La varonil voz del joven ainu formó un suave susurro que llegó a oídos de la itako, haciéndola girar el rostro, encontrándose con un inesperado beso por parte del shaman del norte.
Hay amor en ese contacto, más la excitación en ambos cuerpos los hace entrelazar sus lenguas con lujuria, buscando placer.
Con la mitad de su cuerpo ya totalmente recostada sobre la pobre mesa, Anna rompió con ese beso, las sensaciones en su vientre se van haciendo más fuertes y placenteras, obligándola a gemir sin descanso.
* Horo, no puedo más. Y-yo voy, voy a . . . *
La joven rubia no pudo concluir sus palabras.
Un intenso orgasmo la invadió, provocándole espasmos mientras la humedad de su vagina abrazaba el miembro del shaman.
Se sentía tan llena, tan satisfecha, que terminó cansada sobre la madera de la mesa. Horo Horo siguió penetrándola por poco tiempo más antes de gemir con fuerza y placer, derramando un espeso liquido dentro del cuerpo de su amada, colapsándose sobre la cansada y frágil figura de la itako.
Y Anna no puede evitar el deseo de querer estar siempre así, que la llene con su esencia. . . era algo en verdad agradable, hermoso.
Débiles suspiros de cansancio se escuchan en la cocina, quizá en toda la casa, mientras el shaman de hielo aun se desliza suave y lento entre las piernas de la rubia mujer.
Salió de su cuerpo, aprisionándola de inmediato entre sus brazos, llenándola de besos, besos que Anna correspondía de una forma intensa y profunda.
* ¿Ahora puedo terminar el desayuno?. *
La voz de la sacerdotisa sonaba irónica, sarcástica, en realidad, poco le importaba el dichoso desayuno, la comida y la cena... ¿Qué importaban?.
* ¿Para qué?, yo ya devoré el mío y estoy satisfecho. *
* ¿Estás diciendo que yo fui tu platillo?. *
* Sí, ¡ y estuviste deliciosa !. *
Un nuevo beso surgió entre los amantes, disolviendo el falso enojo que mostraba la itako ante las palabras de su compañero.
El ainu la llevó entre sus brazos hasta la habitación que desde hacia un tiempo compartían.
Se recostaron sobre el futon con la única intención de descansar. Aun era temprano y abajo en la cocina había un desastre que delataba la travesura que acababan de hacer, pero nada de eso tenía importancia, por ahora, solo deseaban abrazarse mientras una lluvia de besos caían en la recamara.
* Horo Horo. . . tú serás quien más tarde limpie la cocina. *
* Qué??, ¿yo por qué?. *
* Porque tu eres el culpable del desorden que hay allá abajo y porque yo lo digo. *
El peliazul solo frunció el seño con clara inconformidad.
Si no mal recordaba, Anna tenía mucha culpa del desastre que AMBOS hicieron en la cocina. Pero guardó silencio, esa mujer jamás iba a cambiar, seguiría siendo una mandona, amargada y cruel, no importaba que durmiesen juntos o hicieran el amor, ella no dejaba de aprovecharse de él.
La observó con seriedad; descansaba entre sus brazos ya casi dormida, tranquila, tan hermosa. . .
““Parece feliz.””
Pensó el muchacho, aunque su lindo rostro no expresaba precisamente felicidad.
Entonces sonrió.
Estaba enamorado de ella, no se preocupaba en detenerse a pensar como surgió ese sentimiento, tampoco le importaban sus malos tratos, con que Anna fuese feliz. . .
““Es suficiente.””
El peliazul deseaba que ella viviese la vida tranquila y cómoda que siempre quiso. Y desde que su relación se tornó tan intima, parecía que Anna había vuelto a ser la misma.
Lo maravilloso de estar con ella, era el simple hecho de verla feliz
Siguió observándola con atención completa.
Sus bellos ojos ahora cerrados por el cansancio, su boquita ligeramente abierta que lo invitaba a probarla una vez más, su suave y blanca piel, su bello rostro, todo. Quería grabarse cada rasgo en su mente, porque ahora ella era lo que más le importaba en el mundo.
Entonces, un pensamiento que le venía rondando constantemente en los últimos días pareció tomar fuerza.
Creyó que quizás este era el mejor momento para decírselo, y lo hizo. . .
Con suavidad, mordió ligeramente la oreja izquierda de su amante, quien despertó entre dulces palabras de amor y un cálido aliento.
* ¿Qué quieres?. *
Su voz era cortante y fría, un golpe áspero para cualquiera que la escuchara, pero no para él. . . ya no.
Horo Horo continuó besándola y murmurándole su amor, consiguiendo la total atención de la mujer, hasta que, decidido, le susurró al oído. . .
* Anna. . . ¡ cásate conmigo !. *
Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
¿Qué tal?, lemon, lemon ^¬^.
Mucho amor combinado con morbo, así lo sentí yo, es que tenía ganas más o menos de algo así, que Anna y Horo Horo diesen rienda suelta a sus deseos. Cuando se ama a alguien solo se quiere estar con él todo el tiempo ^^.
¿Y qué mejor forma de concluir este capítulo, que con una propuesta de matrimonio?. Es. . . la calma antes de la tormenta.
—I love HOROxANNA—.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 25 de Mayo de 2005.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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|| Capítulo 6 ||
Es como volver a empezar _C7_

Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.
Advertencia: Lemon (NSFW)
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Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.:: Capítulo 7: “Matándolo suavemente con sus palabras” ::.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
Desnuda, disfrutando de las aguas termales, Anna yacía recargada sobre una de las rocas de la orilla; su cuerpo cubierto por el cálido líquido, dejando solo al descubierto la pálida piel de su espalda.
Pensaba, pensaba mucho en lo que a su relación con el shaman de hielo se refería.
¿Qué hacer?, se hallaba muy confundida, en verdad había sido tan egoísta y ni siquiera se dio cuenta.
* Es que así es el amor, egoísta. *
La rubia itako decía para sí en apenas un susurro.
Y es que después de pensarlo tanto, aquellas palabras tenían mucha lógica. A veces somos tan felices, que solo se es capaz de ver lo que los ojos y el corazón quieren ver: felicidad. Tan es así, que al ser felices a plenitud, llegamos a pensar que a quien se ama es feliz de igual manera, más no siempre es así.
* Ah, y ahora, ¿qué voy a hacer?. *
Anna cerró los ojos mientras un sutil tono rosa teñía sus mejillas debido al calor del lugar.
Sumida en sus pensamientos, cuenta no se dio de que alguien más compartía con ella el calor de las aguas desde hacía varios minutos.
A escasos metros, Horo Horo contemplaba, excitado, la bella figura femenina que ante él se mostraba.
¡ POR KAMI !, se sorprendía de no haberla tomado desde el momento en que se sumergió en las termas. Sonrió travieso. . .
* Eso tiene solución. *
Apenas susurró tan corta frase, se acercó tranquilo a la joven que aun ajena a su presencia, abrazaba una roca. Y él se sintió estúpido, sentía celos, Anna solo descansaba, solo eso.
El ainu se posó suavemente detrás de ella, pegando totalmente sus cuerpos; sus manos deslizándose delicadamente por los contornos curvilíneos de la rubia itako, hasta entrelazarse con las propias manos de su amante.
Horo suspiró profundamente mientras recargaba la cabeza sobre los cabellos dorados de Anna, aspirando aquel agradable aroma a violetas; cerró los ojos, dejándose llevar por las sensaciones que la sacerdotisa provocaba en él.
* Te amo. *
Le dijo el shaman, haciéndola temblar casi imperceptiblemente.
Pronto, los cálidos labios del peliazul iniciaron un recorrido de pasión, estacionados por largos momentos en la suave piel del cuello de Kyouyama, mordiendo, succionando, marcándola como su territorio.
Anna suspiraba y respiraba con agitación tratando de resistirse, si continuaba este romance, el muchacho renunciaría a sus sueños. . . y eso no sería justo.
Más los morosos besos del ainu, sin mencionar las ansiosas manos de este que se deslizaron, intrusas, en su intimidad, la hicieron ceder completamente.
* Ah, espera. *
Sonrojada, con entrecerrados ojos, Anna solo se limitaba a sentir como el shaman de hielo exploraba su sexo. Y dándole aun la espalda, la mujer separó un poco las piernas, permitiéndole al joven introducir en ella sus traviesos dedos a su entero gusto.
* Te deseo tanto. *
La rubia jadeaba; podía sentir el cálido aliento de Horo Horo, sobre su cuello o susurrándole suaves palabras al oído, que la hacían estremecer.
Más aun, la entrecortada respiración del muchacho la volvía loca, no podía pensar en otra cosa que no fuera hacer el amor con él.
* Ah, Horokeu. *
Ella gimió profundamente.
El ainu deslizaba un par de sus dedos, acariciando insistentemente su clítoris; hundiendo ocasionalmente el dedo medio en la intimidad de la joven.
Lo excitaba tanto como la rubia se dejaba hacer, la forma en que gemía y la manera en que levantaba las caderas buscando que el contacto fuese mayor.
* Te gusta, lo sé. *
Palabras que formaron susurros.
Horo Horo estaba ansioso, sus manos recorrían sin control la delgada figura femenina hasta detenerse cada una sobre los bien formados pechos de Anna. . . la parte que más le gustaba de aquella perfecta anatomía.
El shaman estrujaba con ligera fuerza aquel par de senos, arrancando gemidos de los labios de la itako, quien agradada, sentía como su amante jugaba entretenido con sus suaves esferas de mujer.
Después de un rato, el shaman de hielo se detuvo; con un suave movimiento giró a la joven para quedar frente a frente. . . y se aferró a ella con labios y dientes, sorprendiéndola y haciéndola gritar de placer.
Horo estrechaba con fuerza la diminuta cintura de su mujer, mientras se deleitaba con sus preciosos senos, probándolos desquiciadamente, besándolos, succionándolos, hasta mordiendo ligeramente los duros pezones que coronaban el mayor atractivo de la chica.
Por su parte, Anna se mordía el labio inferior tratando de no gritar, el gozo era tanto que creía que no lo iba a soportar.
Recargada aun sobre la roca, la sacerdotisa miraba embelesada la luna, al tiempo que su amante seguía incansable en su trabajo de amarla.
Finalmente, el Usui atrapó los labios de Anna con los propios, desesperado, queriendo comerla a besos.
* Anna, no puedo más. *
Le dijo él, aferrándose con fuerza a su cintura, mordiendo suavemente la oreja izquierda de la joven.
* Yo igual. . . quiero más. *
El shaman de hielo no pudo más que sonreír; no esperó más!, alzó ligeramente a la chica, tomándola por las caderas y haciéndola bajar casi inmediatamente, guiando su erecto pene hacia la intimidad de la itako.
Pero se detuvo sin entrar en ella; comenzó a deslizar la punta de su miembro sobre los labios vaginales de la mujer.
* Oh, Horo, perverso. *
* No finjas, adoras esto. *
Ese descarado tenía razón. A ella le encantaba que acariciase de aquella forma su intimidad; sentir la caliente punta de la masculinidad del muchacho, la desesperaba, se llenaba de ansias y no podía esperar a ser penetrada, sin mencionar la excitante y morbosa sensación que esto le producía.
Y siguieron así por un rato más, disfrutando del contacto superficial entre sus sexos, mientras clavaban sus miradas el uno en el otro.
* ¿Qué dices?. . . continuamos?. *
* Idiota !. *
Horo Horo sonrió.
““Casi como la hacía Yoh.””
Pensaba la itako.
Sí, él es tan alegre como lo fue Yoh, y esa sonrisa suya a veces le recordaba al Shaman King, más la sonrisa del ainu era más picara, más traviesa. . . y así le gusta a Anna, lo adora.
Así que ella también sonrió, lo hizo de una forma casi perversa.
La rubia se aferró al cuello de su amante con sus brazos, mientras le rodeaba hasta cruzar las piernas por la espalda del joven. . . bajando suavemente las caderas, ella sola hizo que el duro pene de Horokeu entrase en ella con lentitud.
Ambos suspiraron profunda y tranquilamente al principio, más fuerte y entrecortados conforme se deslizaba la hombría del peliazul en la intimidad de la sacerdotisa.
Con un suave subir y bajar de sus caderas, Anna volvió loco de placer a su compañero, sumado a esto estaban las sensaciones que el agua provocaba en combinación con el roce de sus cuerpos, era delicioso, inigualable.
El agua, la noche, las estrellas. . . todo en combinación formaron la situación más erótica que ambos jóvenes habían compartido hasta ahora.
Y así, con el agua caliente cubriendo la mitad de sus cuerpos, hacían el amor; él mordisqueando con suavidad los botones rosados que adornaban los perfectos senos.
Pronto el calor de los amantes, sumado al de las termas, se tornó insoportable y el placer era tanto que el subir y bajar de sus caderas se volvió fuerte, rápido, desesperado, casi brusco, provocando que los gemidos de Anna se tornaran sonoros y prolongados. . .
““Una dulce melodía.””
Pensaba el peliazul sin poder ya apartar la mirada de la belleza desnuda que entre sus brazos, se entregaba a él.
Tan bella, tan intensa. . . tan Anna.
* Te amo. *
Horo Horo habló sin pensar.
Jadeante, entrecortado. Que increíble que semejantes palabras salieran de su boca en medio de tanta excitación.
Anna lo besó con desesperación, acariciando una de las mejillas del peliazul.
Él seguía penetrándola, disfrutando de la deliciosa sensación que experimentaba con cada embestida.
La intimidad de Anna abrazaba y oprimía su miembro, como deseosa de retenerlo ahí, dentro de ella. . . y así era.
El roce, la constante fricción entre sus sexos, todo aquello logró que la excitación aumentara. Y pronto, Horo Horo forzó su hombría con mayor fuerza dentro de la vagina de la itako. El placer los obligó a romper el beso que hasta ahora habían mantenido.
Y Anna rodeó el cuello del shaman, soltando gemidos que llegaban a oídos de su joven amante.
No podía más, el gozo recorría todo su cuerpo y una deliciosa sensación comenzaba a formarse en su vientre.
* Oh, Ho-Horo Horo. . . *
Sus cuerpos danzaban con un vaivén de sincronía, mientras Anna jadeaba intranquila; y ya no pudo más, su cuerpo tembló entre espasmos de placer, arqueando la espalda y lanzando un sonoro gemido que entonaba el nombre del ainu, recibió satisfecha el orgasmo que recorrió su cuerpo, agotándola por completo y provocando que las paredes de su vagina se contrajeran y abrazaran fuertemente la virilidad del shaman del norte, quien no pudo contener el semen que su miembro expulsó por tanta excitación y placer, desbordándose en la intimidad de la rubia.
Ambos jóvenes respiraban agitados, aun moviéndose suavemente. Horo Horo aun con su hombría enterrada dentro de la mujer.
Compartían cortos besos y los susurros que formaban palabras y promesas de amor los acompañaron por largo rato. Pero unas cuantas de aquellas palabras hicieron que Anna perdiera bruscamente el encanto que su amante le había regalado.
* Ya no me importa nada más, solo tu, Anna. . . Ai shiteru. *
Kyouyama se congeló al escucharlo, tanto amor y placer la habían hecho olvidarse de algo que venía atormentándola desde hace poco.
Su mirada, antes llena de calidez por haber hecho el amor con el peliazul, se volvió seria, fría como siempre.
Se separó del shaman sin decir nada más, provocando desconcierto al muchacho, quien no entendía que le pasaba a su amante.
““Quizá no está tan satisfecha como yo lo estoy.””
Pensó Horokeu, agitando la cabeza y descartando casi inmediatamente esa idea.
No, esos besos, sus caricias, sus constantes gemidos le habían demostrado cuan grande fue el placer que le hizo sentir al unir sus cuerpos.
Ella se detuvo aun dentro de las aguas termales.
Y dándole la espalda al hombre que conocía ya cada rincón de su cuerpo, dispuesta estaba a romperle el corazón. . .
* No vuelvas a tocarme. Lo he estado pensando y he decidido que ya no me casaré contigo. *
Y así como así, Anna salió de las termas sin siquiera cubrirse, dejando al muchacho más que sorprendido. No comprendía porque de repente ella se comportaba de esa forma y le decía cosas que lo lastimaban.
Con pupilas descoloridas y contraídas, la expresión de Horo Horo delataba la sorpresa y el dolor que las palabras de la sacerdotisa le hicieron y le hacían sentir. . .
Palabras que resonaban en su cabeza una y otra vez, palabras. . . que lo mataban suavemente.
Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Amor, sexo y. . . un corazón hecho pedazos.
Haciendo el amor en las aguas termales, el ambiente y la temperatura perfectos.
No separaré a estos enamorados por mucho tiempo, simplemente no puedo, así que aun habrá un poco más de romance y tan solo una última sesión de lemon ^¬^’.
—I love HOROxANNA—.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 25 de Mayo de 2005.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
|| Capítulo 8 ||
Es como volver a empezar _C2_

Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.:: Capítulo 2: “Y no quiero que él también se vaya” ::.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
¿Cuánto tiempo había pasado desde entonces?; días, meses...
* Ya más de un año... *
Anna suspiró ante el dolor, dolor al cual parecía haberse acostumbrado.
Aquel fue el único día que lloró, fueron tantas lágrimas que llegó a pensar que se le habían acabado. Quizá se desahogó por completo y eso fue lo mejor. Pero la mujer se sumergía en el mar de recuerdos y sentimientos de los cuales era presa diaria.
Distraída, con la mirada pérdida en el vacío de la oscura noche, la nada, no se percató de que alguien más estaba con ella, hasta que una rosa de hielo apareció frente a sus ojos.
Ligeramente sorprendida, la tomó entre sus manos, mirándola con aparente indiferencia; giró el rostro encontrándose con aquella tonta sonrisa. Tan parecida y tan distinta a la vez a la de aquel hombre, pero no !... no era él.
El hombre que ahora está junto a ella es mucho más holgazán, distraído, irresponsable y descarado.
* ¿Sigues aquí?. *
Le preguntó, a pesar de que su compañero llevaba varios meses de visita en la pensión.
Él solo suavizó su tonta sonrisa y se sentó al lado de la rubia, permaneciendo en silencio por un rato; ambos, sin decir nada más.
Para ella estaba bien; durante todo ese tiempo este shaman la había estado acompañando como ninguna otra persona. Fue el único testigo de su dolor y el único que permaneció a su lado después de la muerte de Yoh, los demás amigos de su esposo simplemente no volvieron, cada uno siguió sus vidas, alejándose de ella.
Era comprensible, después de todo el importante era el heredero Asakura, no ella, quizá por eso no entendía por qué éste chico permanecía aquí, como si ella también le importase... no lo entendía.
* Horo... *
Su voz fue un suave suspiro que llegó a oídos del ainu quien de inmediato posó la mirada sobre la hermosa joven rubia.
* Tú sabes que lo amaba... sabes que sí. *
El muchacho se limitó a guardar silencio.
Que la chica de pronto le confesara su sentir sin razón aparente, solo significaba que no deseaba sentirse sola, así que la abrazó, la estrechó entre sus brazos, recargándola contra su pecho mientras el silencio volvía a reinar el lugar.
No era ésta la primera vez que la sacerdotisa encontraba tranquilidad y apoyo en el abrazo del chico peliazul, no. La primera fue aquella tarde después de que su esposo la dejó, luego se dieron algunas ocasiones más, y ahora ésta.
En todo ese tiempo se habían acostumbrado el uno al otro; y aunque Anna no lo dijera, apreciaba la compañía del ainu, sino fuese por su presencia se hubiese dejado devorar por la tristeza y la soledad, no hubiese podido sobrellevar la ausencia de Yoh. Y ahora estar entre sus brazos, le resultaba tan natural.
* Anna, yo... * _ Pero escuchó su voz varonil interrumpir el cómodo silencio._ * Mañana regresaré a Hokkaido. *
La chica curveó ligeramente una de sus cejas; eso significaba que estaría completamente sola durante tiempo indefinido.
En los últimos meses, Horo Horo pasaba más tiempo en Funbari que en su tierra natal, y aunque varias veces regresó al norte, tardaba más en pensar en ello que en volver a la pensión.
Cuándo Yoh murió, el peliazul permaneció a su lado por más de cinco meses, luego regresó a Hokkaido por tan solo un par de semanas.
* Me estoy acostumbrando al clima de Funbari Ouka. *
Le dijo aquella vez.
Pero no importaba cual fuera la razón, ni si de vez en cuando peleaban, de acuerdo casi a diario, mucho menos si el record de sus conversaciones apenas había alcanzado los veinte minutos... le gustaba su compañía y eso era algo que no podía negarse a sí misma.
Quizá por ello le entristecieron sus palabras, quizá solo era incomodidad, solo costumbre... no obstante, últimamente pensaba que el estar con él, para ella significaba más que eso... mucho más. Por ello tenía deseos de pedirle que se quedara, cosa que no haría ni en el más loco sueño.
Más Anna no dijo palabra alguna, solo acomodó la cabeza sobre el pecho del joven, dejando que este acariciara su rubio cabello, y como si la hubiese arrullado, la itako permitió que el sueño le cerrara los ojos.
Horo Horo la observó atento por largo rato, la tranquilidad que reflejaba ese bello rostro lo llenaba de paz; por alguna razón, sentía que podía observarla por siempre, así entre sus brazos, y no cansarse de ello.
De pronto a su mente llegó el recuerdo de su amigo Yoh y una corta platica que tuvieron hace ya tanto tiempo...
* Podría embriagar a mis ojos con su hermosa imagen y ni siquiera cansarme un segundo. *
Esas fueron las palabras del Shaman King.
Por aquel entonces, Horo Horo no lo entendió e incluso lo creyó un completo imbécil por referirse a la itako con esas palabras.
* Más ahora entiendo a que te referías... amigo Yoh. *
La voz del ainu fue tan silenciosa que difícilmente hubiese despertado a la rubia.
Con una ligera sonrisa adornándole el rostro, suavemente tomó entre sus brazos a la chica, llevándola hasta su habitación donde podía descansar más cómoda.
Se iría mañana por la mañana y si ella no despertaba para entonces seguro no podría despedirse.
Fueron muchos pensamientos los que a su mente llegaron, y de todos ellos, las palabras que su hermana le dijera hace un par de meses, antes de venir a Funbari, hicieron que su andar fuera más lento...
* No puedes seguir así, pasas más tiempo allá que con tu familia... No has hecho nada en este tiempo. ¿Qué pasó con el campo de plantas?, qué pasó con tu sueño?. *
No tuvo, ni tiene respuestas para esas palabras, pero sabía que Pilika tenía razón en algo: él hizo de lado todo y sin siquiera saber por qué. En realidad en todo este tiempo no había hecho absolutamente nada, por eso regresaría a Hokkaido, para seguir con su vida y dejar que la itako siguiese con la suya.
~*~
~*~
~*~
Entró a la habitación casi vacía, en cuyo centro se hallaba un futon más grande de lo normal, ahí recostó cuidadosamente a la rubia, más cuando quiso incorporarse se dio cuenta de que los suaves brazos de la chica se lo impedían.
* Si te digo que no quiero que te vayas, seguro no me creerás... como yo misma no me creo ahora. *
Horo Horo podía sentir el cálido aliento de Anna acariciando su cuello y su oreja izquierda. Se sonrojó ampliamente, aun sujetando la cintura de la sacerdotisa, completamente consciente de que los brazos de la misma le rodeaban el cuello y que su cuerpo yacía sobre el de ella, haciendo de esta una posición poco decente.
Ese juego de palabras por parte de Anna le estaba haciendo bromas pesadas a su mente, por todo lo que comenzaba a imaginarse. Y el intenso latir de su corazón no le ayudaba mucho a pensar siquiera en decir algo.
Sin embargo, hablar ya de mucho no servía, pues sus miradas se cruzaron en algún momento, y por un simple instante, tan solo para que después fuesen sus labios los que se buscasen y unieran sin que alguno de los dos lo hubiese pensado.
Era un profundo beso que sencillamente se dio entre ellos, beso que le arrebató al joven todo deseo de regresar al norte.
Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Ya sé que les interesa más el lemon, pero tampoco quería empezar el capítulo metiendo a estos dos a la cama así nada más. NO !.
Como ésta pareja me gusta mucho, quiero plasmar muchos detalles de su relación, pero descuiden, el próximo capítulo es lemon y no será el único.
Quiero que este fanfic derrame miel, así que habrá mucho amor, malos entendidos, lágrimas y lemon ^0^.
—I love HOROxANNA—.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 25 de Mayo de 2005.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
|| Capítulo 3 ||
Rojo mar

Anime: Gundam Wing
Rating: M
Pareja: Heero & Relena
Sinopsis: Heero no puede sacarse de la cabeza aquellas pesadillas donde Relena yace, sin vida, sobre el rojo de su sangre. La busca, desesperado... quizás estar con ella pueda disipar sus temores.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
Paisaje rojo fuerte, ¿hermoso?, el que cubre el extraño lugar.
Llama ardiente y avivada la que nunca se podrá apagar.
Silencio sepulcral el de esta agua que teñida de rojo está...
Expandiéndose efusivamente; oh!, rojo mar.
Su rostro logro ver entre las flamas que la abrazan protectoramente sin dejar
Que el vital plasma se detenga; oh!, rojo mar.
En medio de su sangre la observo, su tranquila sonrisa ya no está.
Pretendo que mis ojos se hacen ciegos, pero admiran todo con pesar.
* Ah, maldición!. *
Casi grito. Despierto bañado en sudor después de una loca pesadilla,
Aquella que mi mente creó mientras dormía.
Desesperante, sí; quizás más que la propia realidad.
Maldigo indignado con aquel escenario que observe antes de sucumbir
Ante el temor de la posible realidad de la visión.
Respirando agitado, imploro en silencio que esto jamás se llegue a cumplir.
Triste estaría, lo acepto, sí.
Prefiero la muerte a no verla vivir.
Intranquilo, no puedo volver a dormir;
Lo intento sin resultados. Continua el miedo de revivir
Aquella desagradable escena donde no pude interferir.
Me rindo... imposible intentar descansar.
¿Qué caso tiene si la paso mal?.
Increíble el temor que me inunda. Deseo tanto mirar
esos ojos azules, que me atrapan
dentro de la emoción tranquilizante de poderte tocar.
Crece y crece la desesperación,
Cual lluvia que cae del cielo al corazón.
No puedo controlar el impulso, te busco.
Intento no parecer dependiente de ti;
Corro apresurado a tu refugio: la habitación a la que tanto envidio,
Por tenerte cautiva mucho más de lo que yo he soñado en mi delirio.
Golpeo la puerta con autoridad.
Que demonios esperas... ¡abre ya!.
Despeja mis dudas y la ansiedad.
Insisto enfadado, temeroso, no puedo negar
Que el miedo corroe la integridad.
Sal ya a detener esta locura
De padecer tremenda tortura.
Se abre la puerta; te puedo ver
Mi ángel de amor; hiciste amanecer.
...Tremenda emoción.
Me regalas aquella sonrisa que, por ahora,
Se haya cubierta de incertidumbre y curiosidad.
* Es urgente que hablemos. *
Te digo de inmediato y un tanto agitado.
Tu expresión me indica que no comprendes absolutamente nada
De esta inesperada visita que te hago.
Más sin embargo me permites el acceso a tu privacidad.
No puedo perder más el tiempo.
Con delirio es con lo que te toco.
Rozando tus labios, sigo insistiendo.
Este inesperado amor... me vuelve loco.
Pronto, siento la necesidad de rozar mis labios con algo más que los suyos.
Su cuello en primer lugar...
Suave y sensible, igual... me hace temblar.
Sus hombros, sí; más abajo he de llegar.
Con grandes expectativas y ansiedad,
Sus senos logro probar.
Deleitándome con la excitante redondez de estos
Y la agradable sensación de su piel... tranquila suavidad.
Se estremece con esto, lo sé bien.
El rojo en mi memoria se ha borrado.
Cielo santo logro descansar,
Porque al fin estoy a tu lado.
Me despido, oh!, rojo mar.
Tímidos gemidos emanan de tus labios,
Guiándome desesperados al placer.
Y tomando mi rostro entre tus manos,
Permites que te bese otra vez.
Ternura y ansiedad es lo que siento.
Mordiendo suavemente tus senos a la vez.
Tremenda locura experimento;
Excitado por tu hermosa desnudez.
Abrazo aferrado la cintura de mi amante.
Estrujando tu cuerpo con amor.
Lluvia de besos en mi rostro cada instante.
Aumentad este delirio, por favor.
¡ Oh, bella mujer que me posees !.
Dejadme poseer a mi también
Este lindo cuerpo que tu tienes.
De igual forma lo deseas, lo sé bien.
El placer me conduce a tu secreto.
Besando y succionando el manantial;
Lastimarte evitaré, yo lo prometo,
Pero dejadme llegar hasta el final.
Tu respiración agitada logro escuchar.
Te oigo entusiasmado entre jadeos,
Constantemente mi nombre pronunciar
Al satisfacer tus exigentes deseos.
Me alejo del bendito paraíso tuyo.
Sentiste un mar de sensaciones a la vez.
Deseas más aun, o al menos eso intuyo.
Me sorprendes, linda niña, con tu gran interés.
Profanado esos labios tuyos, sabor a miel.
Me rindo ante el desesperado sentir.
Con locas y ardientes caricias sobre tu piel
Que no te amo, no... no puedo mentir.
Pretendiendo ser tu dueño por esta vez... que loco.
Sin cuenta darme de que todo es viceversa,
Te siento agradecerme las caricias que provoco.
Con dulces besos me haces sufrir... mujer perversa.
Delirante refugio encuentro entre tus protectores brazos.
Y el adorable aroma de tu piel... el mismo que me embriaga.
Rendido ante el dolor de tus besos tan escasos.
Intento todo por tu placer. ¿Qué más quieres que haga?.
Incitación, paz... respeto y cariño; siento.
Calidez me da su hermoso cuerpo... belleza total.
Morir y vivir, dolor y placer. Todo por este sentimiento.
Amarnos u odiarnos, continua locura letal.
Beso desesperado tus senos nevados... excitación.
Imposible separarme de ellos; mi droga eres amor.
Complacido con la perfección de tu cuerpo; siento pasión.
A cada instante te anhelo más... no importa el dolor.
Tatuando de besos tu cuerpo entero y femenino;
Dejando huella en tu ser cual misión importante.
Señales de que me perteneces. Y aun no termino.
Tan solo mía mujer... mi amada amante.
Entrecortados sonidos escapan de tus delgados labios.
Te escucho satisfecho; ataco con besos más profundos.
Apagando con estos tus labios... necesito probarlos.
Mirando tus ojos y su agradable misterio... en ellos me hundo.
Eres bella, más que nadie. Envuelto necesito estar
Entre tus tiernas caricias para feliz permanecer.
Por ello esta frágil figura tuya insisto en probar.
Aquí en la oscuridad. Esperaremos el amanecer.
Ansias recorren mi cuerpo; beso tus labios con delirio.
Separando cuidadosamente las delicadas piernas que posees.
Dirijo al espina a la entrada de mi amor...
Empujando lentamente, disfrutando el momento. Imploro me desees.
Porque este loco corazón se revela ante la lógica mía.
Te poseo desesperado, detenerme jamás... oh!, pasión.
Ingresando entusiasmado entre mares de caricias.
Loca noche, loco amor. Te amo... mi corazón.
Sintiéndote temblar bajo a mi cuerpo, y a este permanecer aferrada.
Confesando palabras y sentimientos entre mil besos.
Ahora estoy dentro tuyo... oh!, mujer amada.
Inseparables ahora somos. El uno por el otro... felizmente presos.
Consciente a la perfección del recorrido de la espina a la rosa.
Cosquillas dentro de ambos cuerpos... loca, ansiada pasión.
Ataque certero de placer. Tuyo por siempre mi chica hermosa.
Adicción al femenino ser... bendita esta desesperación.
Ingresando una y otra vez
Al paraíso de tu secreto.
Amor por primera vez.
Noche y calor... todo es perfecto.
Palabras que al aire, desesperados dejamos volar.
Increíble: el momento, el vinculo; la inexplicable sensación de poderte amar.
Tranquilidad, deseo y ansiedad embargan este cuerpo cansado,
El mismo que tu deleitas con caricias y besos desbordando la ternura.
Aparentando indiferencia y enojo, me pierdo... para mi jamás pensado
Lo fácil que fue para ti despojarme por completo de esta armadura.
Logrando hacer relucir un sin fin de emociones que, no entiendo,
Siempre y sin pensarlo, no me doy cuenta... todas se dirigen a ti.
Suaves caricias en mi adolorida piel estoy sintiendo...
Tus besos amor querido yo anhelo... no puedo mentir.
Disfrutando del momento. Ansiado y desquiciante placer pasional.
Sintiendo los atributos tan excitantes de tu figura.
Bendito el pecado... aceptando la necesidad carnal.
Placer: excitación... sensación inigualable.
Con mi espina clavada en tu cuerpo, te destrozo, tierno amor.
Mía, ya completa. Admirando la agonía interminable.
Arrepentido, aguardo el momento en que disminuya tu dolor.
Lluvia de besos a tu rostro que envuelto en lagrimas ya esta.
Gemidos me advierten. “Amor”, me logras llamar.
Tranquila te muestras... termina la tempestad.
“Perdón”, te pido arrepentido. No te quise lastimar.
Continuación de los instintos; aun me permites dentro de ti estar;
Recorriendo el camino de tu cuerpo; oh!, Relena.
Más tranquilo y cuidadoso... me preocupa tu bienestar.
Extasiado de placer; sonrojado ante tu cara tan serena.
“Te estoy queriendo demasiado”. Logro por fin entender.
Quizá por el mal sueño antes experimentado.
Perderte me mataría... tan solo eso comprender.
Sin tu cuerpo y cariño, me sentiría amenazado.
Olvidando estos miedos que a mi mente enloquecen,
Te beso. El rojo se desvanece; no más rojo mar.
Delirante por el calor permites que empiecen
Los gemidos y agitados gritos... solo nos podemos amar.
Entrando y saliendo con rapidez de tu figura;
Te penetro alocado, ya cada vez más de prisa.
Me apoyo en tu cuerpo ; te sujeto por la cintura.
Ardientes y excitados... nos relaja la delgada brisa.
Después de intensos gemidos, entre mis brazos te encuentras temblando.
A mi cuerpo te aferras desesperada; mi perfecta amante.
Te ha invadido un orgasmo... y aun te sigo penetrando.
“Que locura”. Jamás imaginar siquiera poder amarte.
Varias veces has experimentado el éxtasis, oh mujer.
A tu rosa la dura espina mía sigue clavada.
Unido a ti de esta manera imploro permanecer.
Desesperados, excitados. Así contigo... oh, mi amada.
Gran esfuerzo del cuerpo. Ya se encuentra muy cansado.
Termino dentro tuyo... río de vida que en ti ahora fluye.
Ligeros sonidos por parte de ambos; tranquilos... todo ha terminado.
Sobre tu cuerpo recostado. Sorprendido de la forma que en mi influyes.
Agotado. Acaricio su suave piel; le agradezco... estoy satisfecho.
Besando con ternura los femeninos labios
Y acurrucando el rostro sobre su pecho;
Enredando los dedos en sus cabellos lacios.
Respira agitada, después de todo.
La sigo abrazando; la sigo besando.
Protegerla antes que nada: lo estuve pensando.
Deliciosa noche me hiciste pasar.
Como esta... dudo tener otra más.
Casi no hubo palabras. Fue escaso el verbo amar.
Pero negar que ahora te quiero... eso jamás.
Y de nuevo aquella imagen a mi mente regresa.
En un lago de sangre te veo, oh mujer que ahora estas en mis brazos.
Rojo mar me atormentas. Me alejo de ella con sorpresa.
Pero eso no le importa. me devuelve a su lado entre tiernos lazos.
Sus besos y caricias te alejan de mi, oscuro paisaje.
Calma miedos y penas... me ha regresado la paz.
Me lleva el deseo de besarla... lo hago. Es este mi mensaje...
Que la adoro y, aunque increíble, puedo hacerlo aun más.
Finalizado.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
El fanfic toma lugar durante el tiempo en que Heero permaneció en el reino de Sank, con Relena aun como reina.
Se le puede llamar poem-fic?. Está escrito en versos, pero un poema no necesariamente tiene que rimar ^^.
Y la verdad... está bastante suavecito.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 15 de Octubre de 2002.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Misión aceptada

Anime: Gundam Wing
Rating: M
Pareja: Heero & Relena
Sinopsis: Tuvo tantas misiones de guerra en su corta vida, más ahora tiene una propia, la más importante... amar y proteger a la única persona que ha creído ciegamente en él... Relena.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
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Benditos oscuridad y silencio, ambos, imperantes en la gran habitación; el primero es opacado por el fino rostro de una chica... la chica a la que él observa desde hace horas, mientras que el silencio es roto tan solo por aquel débil pero constante sonido que emiten las manecillas del reloj al avanzar segundo a segundo...
Contra todo lo que realmente es su deber de soldado... de asesino, le perdonó la vida a esta mujer, a la única persona que sabe que es el piloto de uno de los Gundams... Relena.
Según las órdenes, debía matar a quien pudiera de alguna forma interferir o afectar la misión que le fue asignada. Pero... no pudo. No es que no intentase, que no quisiera matarla; lo quiso hacer en repetidas ocasiones y sencillamente no lo llevo a cabo.
Ahora la tiene por cuarta vez entre sus brazos, dormida... desnuda.
Con suma tranquilidad, alzando ligeramente la mano derecha, sostiene con esta la mejilla de la apacible durmiente. Un suspiro de cansancio emerge de los entreabiertos labios de la joven; con temor a incomodarla retira la piel de su mano de aquel hermoso rostro que descansa sobre su pecho varonil, a cambio, comienza a deslizar las inquietas manos una vez más para rozar con estas la sensible piel al descubierto de la chica rubia.
Obteniendo una respuesta a sus insistentes movimientos, ella abre parcialmente sus brillantes ojos para visualizarlo, antes que nada, a él... sonríe. Una sonrisa ligera que emana ternura, implorando que la misma sea regresada por la otra persona.
Pero no es así, no del todo, tan solo la estrecha con más fuerza de la utilizada anteriormente. Haciendo que su aterciopelada y blanquizca piel tuviese contacto con la del joven.
El soldado comienza a acariciarla sin descanso logrando percibir los escalofríos que la chica experimenta con cada roce entre las ásperas palmas de las manos del joven y la tibia piel pegada a su figura.
Yuy la hace suspirar un par de veces y después, sin avisar, la toma con brusquedad haciendo que su cuerpo quede de espaldas al de él; confundida, asustada, gira su rostro y mirada hasta encontrarse con los del que podría considerarse su atacante, pudiendo observarlo con ese semblante suyo de pureza, que a pesar de estar relacionada con este sujeto, aun conserva.
Al sentir esa pesada confusión e inocencia, Heero se siente dudar, retractándose poco después...
* Lo siento. *
Alcanza a decir apenas disminuye la fuerza que aplicaba a sus brazos. La joven le sonríe admirada al mismo tiempo que le abraza con suavidad, haciéndole sentir lo que la gente común describe como cosquillas en el estomago; pero ella parece no notarlo, y esto es porque a lo largo de toda la noche, desde que se conocen, desde que se encontraron por primera vez, no demostró emoción o expresión alguna al estar a su lado.
El muchacho devuelve el abrazo con sumo cuidado temiendo lastimarla; recostando la cabeza sobre el hombro de la fémina, se pregunta que le hizo esta mujer, ¿por qué parece estar hechizado con su presencia?. En qué demonios ha estado pensando en compartir su cama en más de una ocasión?.
* Te quiero. *
Un par de palabras que susurra en el oído del joven, lo hacen olvidarse de todas las preguntas y enfrentarla, indefenso contra aquella frase; no puede defenderse porque aun no sabe como hacerlo.
Toda vez que la joven hace emerger de sus lindos labios palabras tan hermosas y profundas como las anteriores, sencillamente lo deja sin armas en la pelea que lleva con ella; así es como cayó en sus redes; así es como se enredó con ella en la cama aquella vez, las siguientes y esta... así es como siente por ella lo que siente ahora.
Con la seda de ambas manos femeninas toma el rostro del joven entre aquellas para sostenerlo y acariciarlo con tranquilidad característica solo de ella y semejante solo con la tranquilidad de la brisa de la madrugada.
Otro tipo de caricias tocan el cuerpo del piloto llegando hasta su corazón, son palabras que emergen desde el fondo del alma de la chica.
Esas palabras lo envuelven con su ternura y lo incitan a continuar la historia que comenzaron hace algunos meses y que, a pesar de haber continuado durante algunas noches, aun sigue inconclusa. Cuando esta mujer duerme con Yuy, parece adueñarse de él más y más.
La primera vez que la vio; aquella ocasión en que le juró matarla y la primera vez que salió con ella, no tenía la menor idea de que alguna noche, una muy cercana, ambos terminarían en la cama, pero... cada vez le era más difícil despedirse de la joven.
Más aun, se sorprendió a sí mismo cuando al otro día de que la tuviera por vez primera, pensara: "¡Que fabulosa mujer!". Se atrevió a no ahogar sus deseos y sentimientos para así meterse en la cama con él.
Ahora el hombre toma el control al acercar sus sedientos labios a los de Relena, rozándolos con una lentitud que solo demuestra en la cama, o al planear una misión que lleva a cabo en tiempo record.
La besa, primero con tranquilidad y poco después con una pasión que crece segundo a segundo. Y pareciera que sus cuerpos más pegados no podían estar aunque aun no la había penetrado.
Sin dejar de acariciar los labios de la joven, Heero guía sus desesperadas manos por todo el cuerpo de esta, sintiendo en especial su parte favorita de la figura de Relena, sus senos; pequeños, suaves al tacto sencillo de sus ansias, pero tensos al recibir la piel masculina constantemente.
El hecho de recorrer su piel cuantas veces le place da como resultado un sin número de sonidos placenteros por parte de la chica.
No lo entiende.
La forma en que la hija del viceministro Darlian externa sus emociones y sensaciones, porque él mismo nunca lo ha hecho, no sabe como. Aunque pareciere que la joven le esta enseñando como hacerlo.
Le ha enseñado a quererla, a aceptarla y perdonarle la vida... le ha enseñado tantas cosas... le ha enseñado a ser algo así como un humano. Lo ha enseñado a desearla sabiendo que el deseo conduce al amor.
¿Amor?. Qué es eso?... nunca lo ha sabido y cada vez que intenta preguntárselo a la joven ella esquiva las preguntas y lo besa con insistencia. A cambio, lo llena de dulces sensaciones que acarician el malherido cuerpo, tanto física como espiritualmente; doblegándolo, sí, lo vuelve frágil ante ella y aun así lo permite... lo disfruta.
Relena es la primera persona que lo trata con guantes de seda, que le brinda cariño, que le ha dado noches inolvidables desde aquella vez que todo aquel deseo contenido se desbordo.
Desnuda, tal como lo hace ahora, pues horas atrás probaron sus cuerpos mutuamente; pudiendo jactarse de ser el único que conoce ese secreto de mujer que tanto le atrae: su tierna desnudez.
Descargando besos sobre sus pechos, cierra los ojos permitiendo que la magia de su compañía lo envuelva, porque a su lado sueña que es normal. Un individuo que no vive solo por y para la guerra, aunque no sea así.
La erección va tomando fuerza conforme insiste en besar la totalidad de su cuerpo; la siente temblar y al mirarla solo puede notar el rubor imperante en su lindo rostro.
* ¿Qué demonios me hiciste?. *
Después de apenas tocar los delicados labios femeninos con los suyos y dejar escapar un brillo de emoción de sus ojos, Heero le pregunta algo que aun carece de respuesta para él.
Ella le sonríe con ligereza mientras guía sus pequeñas manos al pecho del joven para empujarlo suavemente hacia atrás, haciéndolo recostar sobre la acojinada y cómoda cama que sostiene ambos cuerpos; la chica se arrodilla sobre el colocando sus largas piernas a los costados.
Con suma paciencia y lentitud acerca su cuerpo al de Yuy, permitiendo que el miembro, totalmente elevado al aire, de este ingrese en su cuerpo conforme ella misma va bajando las caderas para permitirle el acceso.
Los agitados movimientos y sonidos desesperados por parte de la joven lo contagian y no logran más que hacer que el chico se involucre mas en esta relación.
El cuerpo masculino comienza a sudar al sentir el fondo de la intimidad femenina apretándole y reteniéndole ahí, con ella, con desesperación.
La chica se doblega un poco recostándose sobre su amante permitiéndole así percibir el agradable aroma de su largo cabello.
Ya lo había olvidado... que ha aprendido varias expresiones a su lado. Así, el chico cambia estas de sorpresa por unas de relajación o ternura. La siente respirar agitada sin poder reprimir los sonidos que emergen de sus labios y que llegan hasta sus oídos por tenerlos cerca de su linda boca.
Entierra, sin pensarlo, las agujas de sus manos en los hombros al mismo tiempo que su respiración se torna más ruidosa. Así, Heero la sujeta de tal forma que el rostro de la joven quede frente al suyo para besarlo sin reservas.
Aceptó ser su amante, sin siquiera detenerse a pensar de que forma afectaría su vida. Ahora solo se enfoca en provocarle sensaciones de gozo; que su cuerpo sienta un mar de emociones... lográndolo, a lo largo de varios minutos y frenéticas penetraciones, logra que un deseado orgasmo la recorra por completo.
Le gusta hacerle eso. Le agrada verla gemir al extremo del cansancio; que su delgada y apetecible figura femenina se retuerza ya sea de bajo o sobre su cuerpo, y que lo abrace y lo bese con desesperación durante estos momentos de locura. Porque sexo perfecto nunca faltará, y solo existe el que pueda experimentar con esta mujer... con su Relena.
El cálido aliento de la cansada chica toca la cara del joven, pidiéndole que no se detenga ahora.
Guiado por lo que considera el instinto del placer, sale de su cuerpo para tan solo tatuar de besos su entera silueta. Sin saber la razón, acerca los hambrientos labios a la entrepierna de la joven para probarla por primera vez, sorprendiéndose a si mismo y de paso a su pareja.
Loco, sediento de ella, explora su intimidad con gran entusiasmo y ansias que parece jamás se apagaran. Dejando salir al extremo su otro "yo", deseoso de todo lo que representa esta mujer.
La sujeta con fuerza al mismo tiempo que hunde su rostro en ella para degustar aquel nuevo sabor, ese sabor a mujer tan característico solo de Relena... este sabor que le agrada.
* Oh, ah... Heero !. *
La escucha suplicar por más de sus caricias; estando hipnotizado por la nueva sensación de la humedad que él mismo le provocó. Ingresando con su curiosa lengua al interior para clavarla lo más profundo posible, logrando extraer más de ella; haciéndola temblar como si fuera de frío pero lo hace de amor.
Yuy se aleja de aquel exquisito lugar solo para ahora probar delirante el sabor de su boca. Besándola con frenesí, cual adicto a un vicio que lo corroe por dentro y le provoca dolor si no intenta saciarlo.
Así une sus labios a los de Darlian sin intención alguna de alejarlos de ahí porque siente asfixiarse sin ellos.
Heero se separa apenas por milímetros después de un rato y...
* ¡ Eres deliciosa !. *
Le confiesa. El sabor de la mujer que en ella había, y que aun permanece en su paladar, es su favorito, sinceramente no planea probar a otra mujer.
El chico vuelve a deslizar sus manos por la suave piel femenina... se detiene. Mira ambas manos dejando así que surja la confusión; ¿Es correcto que continúe?, puede tener una vida tranquila a su lado?... ¿Qué tanto la merece a ella?.
* Heero !... *
Su nombre a sido susurrado por los pequeños y rosados labios de Relena quien lo mira triste y curiosa a la vez. ¿Por qué se detiene?. Mientras, la mirada del joven no ha cambiado, sigue con el semblante característico de enfado, pero en esencia hay algo distinto en su ser.
Tiene miedo... y con este miedo levanta la mano derecha hacia ella para tomar aquel fino rostro con la palma; la acaricia y la abrasa, recargando su cansada frente sobre los senos de la chica... suspira. Busca consuelo en la dulce e inocente persona que se encuentra frente a él, desea que le contagie un poco de su inocente pureza, pureza que Heero Yuy, a su corta edad, desconoce.
Suaves caricias sobre su alborotado cabello lo hacen verla a los ojos... le está sonriendo, ¿por qué?.
* Continua, por favor. *
Las pupilas del chico se dilatan. ¿Cómo es posible que ella lo desee?. No la merece.
Pero no importando y quizás no sabiendo lo que el chico piensa en estos momentos, ella le besa con tranquilidad rogándole que prosiga, y así lo hace. Estrecha a Relena permitiéndole sentir a esta el tranquilo latir de su loco corazón, latir que clama por ella... por su cariño.
No pierde tiempo, la eleva ligeramente en el aire para dejarla sentarse poco a poco sobre él, sobre su miembro aun erecto, haciéndola bajar pausadamente sobre este. Con cada roce, con cada centímetro que logra ingresar en ella y en cada suspiro y gemido que ambos dejan salir producto de las ansias, siente que ya no puede alejarse nunca más de esta mujer.
Así, ajusta las fuertes manos a la pequeña cintura de la chica; es que su figura le encanta.
Heero ha ingresado más de la mitad de su hombría en la cavidad femenina que, gustosa, lo recibe con pequeñas contracciones que lo hacen gozar.
Durante el lapso de espera para entrar en totalidad, se enfoca en aquellos pequeños pechos; la verdad es que resaltan lo suficiente como para que pasen desapercibidos por el amante masculino. Con tal delicadeza, al grado de apenas hacerle sentir sus caricias, Yuy besa insistente los senos de Relena, aprisionando con los labios uno de los, levemente rosados, pezones que lo llaman a proseguir; succionándolo y mordiéndolo suavemente, lo libera de aquel pequeño dolor acompañado de placer. Después de unos cuantos minutos y de hacer cosas mil que le provocaran placer a su mujer.
Estuvo clavado en el frágil cuerpo femenino por largo rato; paciente, provocándole choques eléctricos a la joven, logrando que la chica se llenase y desbordara de mil sensaciones que iban desde el dolor y la ansiedad, hasta la felicidad producida por la placentera situación. Esto sin mencionar la tranquilidad de al fin tener el tan preciado amor del joven.
Por ello, Relena se colapsó sobre el atlético cuerpo juvenil de Heero, en medio de un sin fin de sensaciones hermosas y tan esperadas que solo Yuy provocaba en ella.
Relena pronunció el nombre de su amado en un tono cariñoso y ligeramente prolongado. Respirando apresurada, esperó y permitió a que el soldado llegase a la cima del acto sexual dentro de ella. Relena Darlian era invadida por un nuevo orgasmo por lo que, intranquila por la prolongada sensación, abrazó fuertemente a su pareja al mismo tiempo en que comenzaba a llorar de placer y felicidad.
No importaba la razón; ver el hermoso rostro de la joven bañado en lágrimas no era del agrado del muchacho. Liberando un tierno beso en la mejilla de la mujer, probó el doloroso sabor del agua salada que ella derramaba por él, siempre por él. Ya estaba harto de aquello; de sí mismo.
¿Cuántas veces la joven se había interpuesto entre él y los ataques de los enemigos?, ya había perdido la cuenta. Lo cierto es que Relena sufría mucho por su causa; por voluntad propia tomaba el papel de escudo humano, eso sin mencionar las lágrimas que la chica derramó sin cesar por Yuy.
Y no conforme con eso, Heero tuvo el descaro de poseerla, de tocar ese cuerpo femenil a su entero gusto con sus manos manchadas de sangre.
* Perdóname... no te merezco. *
Y se disculpó por ello. Aunque realmente sentía no tener justificación alguna.
La mujer lo miró sin entender; qué era lo que debía perdonar?. Su amante la miró por largo rato sin pronunciar palabra; finalmente le explicó su sentir y recalcó el hecho de que, como asesino, no merecía tener el amor que ella le profesaba.
Relena, que estaba recostada sobre el chico, besó tranquilamente la frente del confundido joven mientras mantenía los ojos cerrados, disfrutando de la preocupación y ternura que a veces salían a relucir por parte del soldado.
* No digas eso, yo... nunca permitiré que me toque un hombre que no seas tu. Porque... contigo soy feliz. ¿Entiendes?.*
El joven parecía sorprendido; no sabía si lo que hacia su chica era por pura necedad o por sus sinceros sentimientos.
La chica no tardó en dejarse vencer por el sueño nuevamente; quedando entre los brazos de la única persona que sabía como amarla.
* ¡ Amarla !... es verdad. *
Las respuestas parecían haber llegado al joven después de observar por largo rato el inocente rostro de la chica. Sintió, por vez primera, el latir de su loco corazón; como sus mejillas se encendieron en rojo, los infinitos deseos de besar a la mujer y abrasarla más fuerte. ¡ Por fin lo entendía !. ¿O era solo que no se había dado cuenta?.
* Misión... aceptada.*
Las palabras que mencionara Heero eran la respuesta a una misión... la de mayor prioridad de ahora en adelante; pero no era una referente a la guerra. Esta misión se refería a la primera orden que le dictaba su propio corazón; orden que, gustoso, llevaría a cabo así se le fuera la vida en el intento.
Tantos cambios positivos en él, un ser humano sin sentimientos o emociones, gracias a una sola mujer... gracias a Relena.
Totalizado.
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El primer lemon de Gundam Wing que realizo; creo que también es de los primeros en español.
Lo confieso, ADORO a esta pareja.
Por cierto, la misión que acepta Heero es amar y proteger a Relena, todo dictado por su propio corazón.
Como él siempre anda aceptando las órdenes de otros para completar misiones, me pareció que si debía ejercer órdenes, esas debían ser las de su propio corazón.
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Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 21 de Agosto de 2002.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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