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Es Como Volver A Empezar _C9_
Es como volver a empezar _C9_

Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.:: Capítulo 9: “Contigo a mi lado” ::.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
* Espero que te sientas cómoda. *
La voz del ainu la sacó de los agradables pensamientos que atravesaron su mente al observar el bello paisaje más allá de lo que parecía ser una ventana.
* Lo siento, Anna. . . sé que tu mereces algo mucho más lujoso, pero yo no. . . *
* Me gusta, es tranquilo, además. . . * _La rubia se acercó lentamente al joven peliazul, acariciando sus mejillas y saboreando aquellos labios que tanto había extrañado._ * Estoy contigo. *
* Anna. *
Horo Horo sonrió y no tardó en estrechar con fuerza la esbelta figura de la itako, llenando de besos su hermoso rostro.
* ¿Quieres salir, dar un paseo?. . . ¿conocer la aldea?. *
Preguntó el shaman al tiempo en que deslizaba su boca por la blanca piel del cuello de la chica.
Anna rio ligeramente por las cosquillas, negándose a salir. Eso era algo que ya harían luego.
* Es gracioso, ¿sabes?. * _Le susurró ella, mordiendo suave y sensualmente la oreja izquierda del ainu._ * Siento que nos sobra tiempo para todas esas cosas, más no para hacer el amor. . . estoy muy ansiosa, desesperada. *
Horokeu se excitó tan solo con oírla.
Mordiendo delicadamente la piel de los hombros de la rubia, comenzó a despojarla del vestido blanco que cubría su perfecto cuerpo; mirándola con completa, casi exagerada, atención, casi embelesado.
Como había extrañado deleitar a sus ojos con tan bella imagen.
La desnudez de Anna era algo por lo que valía la pena esperar.
La desesperación de aquellos cuerpos era increíble, tanto así que no tardaron en dejarse caer sobre el futon.
Horo Horo acarició en su totalidad la suave y blanca piel femenina, satisfaciendo como nunca su sentido del tacto.
* Oh, Horokeu. *
La escuchó susurrar su nombre cuando, ansioso, estrujó cada uno de sus pequeños senos.
Si, ella era la única que lo llamaba por su verdadero nombre y le gustaba que así fuera.
Las grandes manos del peliazul recorrieron la espalda de la sacerdotisa, provocándole escalofríos hasta posarse sobre su bien formado trasero, acariciando circularmente, amasando y apretando la abundante carne.
* Mmm, perverso. *
La voz de Anna formó un susurró mientras lo abrazaba fuertemente, entregándose por completo a este hombre que tanto había extrañado.
El shaman de hielo sonrió mientras sus manos recorrían todas y cada una de las curvas de la mujer, quien gimió agradada al sentir aquellas traviesas manos estrujar con fuerza sus senos, jugando con los pequeños pezones ya duros por la excitación.
El ainu quiso inclinarse para degustar los pechos de Kyouyama, más esta lo empujó sorpresivamente, haciéndolo caer de espaldas sobre el futon, desconcertándolo.
Ella lo miraba con lujuria, una sonrisa perversa adornando su fino rostro.
La sacerdotisa no se resistió a la tentación, las ansias, y casi con desesperación, desabrochó los pantalones de un Horo que la miraba realmente sorprendido, pues Anna nunca había actuado así con él.
*A-Anna, ¿qué haces?. *
* Tengo tantas ganas de ti, amor. *
Apenas dijo esto, la rubia bajó los pantalones del shaman hasta las rodillas, dejándolo expuesto; su pene se alzaba por la sangre contenida en él, invitando a la chica a probarlo y beber de él. . . y lo hizo.
* An-na, espera, ahh. . . *
Más la itako no pretendía hacer tal cosa y continuó succionando la masculinidad del shaman de hielo, deslizando la piel de arriba hacia abajo, masturbando al chico de una forma que lo estaba enloqueciendo de placer.
La chica parecía no saciarse y cuando no introducía el miembro en su boca, lamía este como si de una paleta dulce se tratase, incluso succionaba las esferas que descansaban bajo aquel miembro, rodeándolas alternadamente con sus labios o simplemente delineándolas con su húmeda lengua.
Y cuando escuchó que los gemidos del shaman se habían vuelto más fuertes y continuos, ella se detuvo.
* ¿Po-por qué hiciste eso?. *
Le preguntó el peliazul, entrecortado y aun sorprendido.
Anna lo abrazó para luego besarlo con furor; una pasión que buscaba cualquier salida, enredando sus manos en el azulado cabello de su amante.
* Solo quería hacerte sentir un poco de todo el placer que tu me has dado. *
Horo sonrió, acariciando suavemente a la mujer, respirando aun con agitación; estuvo a punto de sentir el éxtasis cuando ella se detuvo.
““Sí que es perversa.””
Pensó poco antes de buscar los labios de la rubia para encontrarlos en un beso lento, tranquilo y cargado de ternura, dejando que sus lenguas se entrelazaran juguetonamente.
Usui terminó por despojarse del resto de sus ropas; recostó a Anna nuevamente sobre el futon y se posó encima de ella.
La contempló con impecable atención.
Era tan bella y él la había extrañado tanto, que aun le resultaba increíble que ella estuviese aquí, con él. . . a un paso de unir sus cuerpos una vez más y hacer el amor. . . como tanto lo habían ansiado.
* Te amo, Anna. *
El peliazul entrelazó sus manos con las de la itako, quien le sonreía con el mismo sentimiento que él acababa de expresar con palabras.
Se besaron una vez más, mientras Horo Horo se acomodaba entre las piernas de la sacerdotisa.
Apenas tuvo la punta de su pene en la entrada de la intimidad de la rubia, la embistió tres veces continuas, que fueron suficientes para que la totalidad de su hombría estuviese clavada hasta el fondo del sexo de Anna.
Ella gimió, arqueando la espalda. Con la primera embestida del ainu, sintió la punta de su pene, haciéndola suspirar, en la segunda, él se deslizó suavemente fuera de ella tan solo para enterarse un poco más adentro, haciéndola jadear. Y con la última volvió a retroceder en su avance, tomando impulso para finalmente hundirse por completo en ella, haciéndola gritar de placer.
* Ahh, esperé tanto por esto. *
Susurró la itako, aferrándose al futon pues el mecer de las caderas de su Horokeu se volvió fuerte e intenso, casi salvaje.
El shaman de hielo parecía insaciable e incansable, no paraba un solo segundo, y metía y sacaba su espina de la vagina de la rubia, gruñendo de placer con la delicada, pero excitante, caricia que la piel interna de la chica le regalaba cada vez que su miembro se deslizaba fuera de ella.
* Oh, no pares, Horokeu. *
Anna mantenía los ojos cerrados, disfrutando el gozo que abrazaba su sexo; moviéndose al ritmo de las fuertes estocadas que le daba su amante, quien la sostenía por las caderas para tomar impulso y penetrarla con más fuerza y profundidad.
Kyouyama quería que nunca terminara esto, más su cuerpo reaccionó al pedazo de carne que se enterraba una y otra vez en ella, en un ciclo de placer agotador.
Sintió como su vagina se volvía más sensible y como un pequeño cosquilleo terminó convirtiéndose en un dulce e insoportable orgasmo que la hizo gritar de gozo.
Los músculos de su sexo se contraían, apretando con fuerza el miembro del ainu, tratando de hacerlo derramar el semen dentro suyo.
* Ahh, ahhh, amor. . . *
La sacerdotisa se aferró a su amante, clavándole las uñas en su espalda.
A esas alturas, el shaman de hielo ya no pudo más y tan solo pudo penetrar a su compañera unas cuantas veces más antes de detenerse en seco. Sus desteñidas pupilas se contrajeron cuando el orgasmo llegó a él y su pene comenzó a lanzar su esencia dentro de la mujer, quien al sentir ese liquido caliente que la quemaba exquisitamente, tuvo un pequeño orgasmo que la dejó ya sin fuerzas.
Se besaron agitados, ella sobre él, llenando de besos su atractivo rostro y luego los marcados músculos de su tórax.
Después simplemente recargó la cabeza sobre el pecho de su amado, escuchando los latidos de su corazón, que se volvían más tranquilos poco a poco.
* Ahora si vas a decirme, ¿por qué me alejaste de tu lado?. *
*Lo siento, yo... no quería que renunciaras a todo solo por mi.*
Fue hasta entonces que el shaman comprendió todo. ¿Cómo pudo ser tan ciego?.
Ella se había hecho a un lado creyendo que le estaba haciendo un bien a él.
* Tonta. * _Le dijo él, acariciando sus dorados cabellos._ * No pretendo olvidarme de mis sueños. *
* Pero tu dijiste que ya nada más te importaba, solo. . . *
* Tu. *
El peliazul terminó la frase que él mismo interrumpió, recordando perfectamente todas y cada una de sus palabras.
Y es que él mismo tuvo mucha culpa en todo esto, pudo ser más claro en lo que decía, además, hizo a un lado sus objetivos, si pero no porque renunciase a ellos, solo quería pasar el mayor tiempo posible con Anna, solo eso. . .
* Quiero alcanzar mis sueños. . . contigo a mi lado. *
La itako sonrió sin mirarlo, solo se acomodó un poco mejor sobre el musculoso pecho de su compañero.
¿Cómo describir la felicidad que los llenaba en ese momento?.
Simplemente no había palabras suficientes para ello, por eso, permanecieron en silencio sin poder decir nada más, tan solo disfrutando de este momento. . . el momento de plenitud de su amor.
Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
LEMON, LEMON, LEMON y... AMOR.
Un capítulo muy breve pero que refleja todo lo que estos dos amantes tenían que expresarse.
¿No les ha pasado que al querer a alguien, descuidan muchas cosas e incluso a otros seres queridos, por ese alguien?. El amor nos vuelve ciegos y sordos.
Y después de tanto sexo con mucho amor, les digo que el siguiente capítulo es el final.
—I love HOROxANNA—.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 25 de Mayo de 2005.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
|| Capítulo 10 ||
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Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Para él, ella era la mujer más hermosa, fría, pero fina y frágil al mismo tiempo, misteriosa e inalcanzable, única. Su amor imposible, ella era Anna Kyouyama... ella era su todo.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.:: Capítulo 4: “Tiempo compartido” ::.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
Tomaban un baño juntos en el jacuzzi y él acariciaba su bello cuerpo por debajo del agua.
Horo Horo no paraba de besarla; creía que después de aquella noche, Anna ya no querría absolutamente nada con él, y sin embargo, aquí estaban ahora, acariciándose mutuamente mientras el agua se mecía en un sutil oleaje que los relajaba y excitaba al mismo tiempo.
Entonces, la rubia dejó de ser pasiva y en un inesperado movimiento, se sentó sobre las caderas del peliazul, quién la miraba embelesado y con satisfacción.
““Me preguntó. . . ¿por qué será tan posesiva?, y. . . si lo ha sido con otros hombres o solo conmigo?.””
Pensaba el muchacho.
Y hubiese seguido divagando un poco más en su relación con la chica, si esta no hubiese comenzado a lamer y morder suavemente su oreja izquierda.
* Estás muy distraído, ¿en qué piensas?. *
Anna le susurró al oído, haciéndolo estremecer con su cálido aliento.
En ese momento, Horo no se pudo controlar, estrechó firmemente a la rubia y acercando su boca, mordió la blanca piel del cuello de su amante. Con pasión, con verdadero frenesí, obligándola a gemir agradada, sorprendida y excitada.
* En ti, solo en ti. *
Le dijo él entre besos; sus grandes y ásperas manos recorriendo la delicada piel de la mujer, hasta aquel par de dibujos que iniciaban al terminar su espalda; apretando las generosas porciones de carne.
Y sus labios, ah, sus labios, que ya habían abandonado su cuello y se posaban ahora en el seno derecho de una Anna que gimió placenteramente al sentir como el muchacho mordía y succionaba de su duro pezón, como pequeño niño amamantando para extraer su alimento, más este era ya un hombre, quien solo alimentaba su deseo, la lujuria.
La rubia arqueó la espalda, echando hacia atrás la cabeza, haciendo más fácil la labor de su compañero, que alternaba entre un pecho y otro, saboreando el sabor de la lechosa piel y disfrutando de los gemidos que Anna le regalaba.
Horokeu se mantuvo entretenido por largo rato, besando y lamiendo, suave y tiernamente con tranquilidad, cada uno de los senos de la rubia y, también, mordiendo y succionando con desesperación, complaciendo a su compañera y por supuesto a si mismo.
Sus manos palpando, recorriendo cada fina curva de tan bello cuerpo, aquel que él tanto amaba. La miró a los ojos, ¡qué bella expresión la de Anna!. . . suplicante y llena de placer.
Una idea le vino a la mente, haciéndolo sonreír con malicia.
Sin mediar palabras, tomó a la chica por las caderas, sentándola al borde del jacuzzi.
* ¿Qué pretendes, hombre?. *
Preguntó ella, con voz cómplice, fingiendo inocencia, mientras se recargaba sobre el húmedo y frío azulejo.
* Tan solo algo que sé que te gustará. *
Un leve escalofrío recorrió la espalda de la Kyouyama al oír las palabras de su compañero.
Sonrió ansiosa y se entregó a los brazos de este hombre.
Horo Horo no tardó en acariciar las rodillas de la chica sentada frente a él, separando luego las sensuales piernas para descubrir la intimidad de la joven.
Y ahí estaba Anna, respirando agitada de solo ver como su amante la observaba con detenimiento; había admiración en sus oscuros ojos, sin mencionar la lujuria y la pasión.
La mujer vio atentamente como el muchacho escondía la cabeza entre sus piernas. Luego, un pequeño choque eléctrico la recorrió entera. El sentir como Horokeu clavaba dulcemente esa traviesa lengua en su intimidad, recorriéndola con paciencia, lamiéndola entera, separando cuidadosamente los pliegues para poder disfrutar más de ella. . era hermoso.
* Ahhh, Ho-Horo Horo. . . *
La rubia hubiese querido alargar aquel gemido, pero esos labios aprisionando su clítoris, casi la hicieron desmayarse. No sabía que Usui fuese tan apasionado.
““¿Será así solo conmigo?.””
Se preguntaba, recordando que le había conocido como tres novias. . . Marion, otra lunática pelirroja cuyo nombre no podía recordar y Tamao, ah, la dulce Tamao, ¿cómo olvidarla?, si la detestaba.
Jamás supo por qué, pero nunca le agradó encontrarse con ella en la casa de los hermanos Usui, lo cual era muy frecuente.
Más ahora comprendía la razón. . . estaba celosa. Porque esa mujer era muy melosa y Horokeu había dejado de mirarla a ella.
““Pero ahora. . .””
Anna sacudió suavemente la cabeza.
¿Para que recordar cosas que habían sucedido varios años atrás?. Horokeu era suyo ahora, todo suyo y solo tenía ojos para ella, la miraba a ella, solo a ella.
Así, el cuerpo de la mujer se relajó, disfrutando la forma en que el muchacho deslizaba su lengua, acariciando con insistencia el botoncito que coronaba la entrada de su sexo.
* Aahh, mmm. . . *
Horo estaba satisfecho de oírla gemir de forma tan sensual, cosa que lo incitaba a continuar. Más pronto, los bocados que daba al sensible sexo de la chica, se volvieron más desesperados.
Horo Horo estaba hambriento de ella y quería disfrutarla al máximo una y otra vez.
Succionó el clítoris de la rubia, sintiendo como esta se retorcía agradecida por ello, pues pequeñas convulsiones de placer la habían recorrido al sentir el orgasmo.
* Horokeu. . . eres perverso. *
Anna casi le gritó, arqueando la espalda y echando la cabeza hacia atrás, posando las manos sobre los azulados cabellos de su amante, intentando retenerlo entre sus piernas, que siguiera prodigándole placer.
Cansada, Anna se dejó caer sobre las tibias aguas de la bañera, siendo recibida entre los fuertes brazos del peliazul, quien la llenó de besos y caricias.
* No sabes... * _Le hablaba entre besos._ * cuánto te amo, Anna. Eres, eres... * _Muchas palabras iban y venían en su mente, pero solo dos pudieron describirla en ese momento..._ * ¡Exquisitamente perfecta!. *
Anna no sabía que tenía este hombre, que la estaba volviendo adicta a él.
Entonces, deslizó sus suaves manos, tocando cada músculo, cada rincón de aquel cuerpo, inmenso en comparación con el de ella.
Posando sus dulces labios en su perfecto torso, mientras sus manos, ansiosas, no perdían tiempo y ya se encontraban rodeando el pene del muchacho, sintiendo su dureza, su fuerza, la caliente piel que parecía vibrar con cada roce de tan bella dama. . . su vitalidad y, por supuesto, sus ansias por entrar en ella.
Más Kyouyama quiso esperar un poco. Quería hacerlo vibrar, que suspirase las cuatro letras de su nombre y lo hizo. . . la ceda de sus manos lo acariciaban con paciencia, disfrutando de la dureza que ella misma había provocado.
Lo seguía palpando, de arriba a abajo y viceversa, descubriendo la punta del pene, cubierta por la delgada piel, mientras ambos compartían pequeños besos.
* A-Anna. . . *
La chica sonrió con malicia al escuchar a su amante gemir entre sus labios; quizás ya lo había torturado suficiente.
Así, subiendo su pierna derecha a la altura de la cadera del muchacho, sujetó firmemente el miembro del peliazul y lo guio con tranquilidad a la entrada de su vagina.
Rodeando el cuello de Horo Horo, liberó por fin aquel pene de la prisión que sus manos ejercían en él.
Horo, al sentir los suaves pliegues del sexo de su amada, deslizó la punta de su virilidad por toda la parte externa de la abertura, con lo que Anna soltó un gemido cargado de placer, directo al oído de su compañero.
* Supongo que ya podemos continuar. *
Dicho esto, el joven sostuvo la cintura de la chica con sus grandes manos, preparándose para entrar en ella.
Empujo suave, tranquilo, pero firme y constante. Cada vez sus embestidas eran más profundas, con cada centímetro que él se adentraba en ella, la rubia gemía más y más, entregada por completo al placer.
El sutil oleaje provocado por sus cuerpos en movimiento, relajaba a los amantes, regalándoles un gozo extra.
* Ahh, Horokeu, jamás te detengas. *
Le dijo Anna.
Algo en esas palabras hizo que el corazón del peliazul latiera con mayor fuerza, mientras compartían cortos besos al tiempo en que sus caderas subían y bajaban en una danza de lujuria y amor.
Para el muchacho, era simplemente el paraíso, su nube personal de la que se negaba a bajar jamás.
Anna entre sus brazos, él dentro de ella. El ritmo era suave, tranquilo, pero profundo y apasionado, siempre manteniendo un beso igualmente tranquilo, tratando de prolongar esto.
No importaba que esto no fuese alocadamente rápido, igual era delicioso el roce con la suave piel interna de la joven mujer, que abrazaba y apretaba su espina. Dios!!. . . era el delirio.
Pronto, roncos gemidos escaparon de labios de Horo Horo; abrió los ojos, encontrándose con la inigualable imagen de la rubia, quien respiraba agitada, su lindo rostro matizado en rojo y sus ojos entrecerrados, completamente indefensa ante los choques eléctricos de placer que la recorrían entera.
* Oh, Horokeu!!. . . *
Alcanzó a decir, abrazándose del muchacho, meciendo sus caderas un poco más, hasta que un cosquilleo terminó en una ruptura de placenteras sensaciones.
La vagina de Anna se contraía, apretando con suave ternura el pene del hombre que la poseía, queriendo no solo retenerlo dentro suyo, sino también hacerlo derramar su esperma, exprimiéndolo.
Horo Horo no pudo más; rodeó la estrecha cintura de Kyouyama, buscando sus labios para besarla con hambre, hambre de ella, de su perfecto cuerpo, de su amor. . . jadeó entre los labios de Anna, sin atreverse a romper el beso, entonces liberó el semen retenido y que era para ella, solo para ella.
Siguieron meciéndose suave y tranquilamente, cómo un pequeño juego para relajarse, tan solo para eso, además de que aun les producía cierto placer.
* ¿Nunca te cansas?. *
Preguntó la rubia, regalando pequeños y dulces besos en todo el rostro de su amante peliazul.
* No contigo, amor. . . no contigo. *
* Ja, ja, ja. . . tonto, enamorado. *
Horo la miraba embelesado; la amaba loca e irremediablemente.
Buscó nuevamente sus pequeños labios, ansioso por perder la razón en ellos. . . más el repentino y persistente sonido del celular, los interrumpió.
Exasperado, el muchacho salió de las cálidas aguas del jacuzzi.
* ¡Maldición!. *
Anna se sonrojó ligeramente, mientras admiraba la perfecta desnudez de ese hombre. Ella simplemente no podía negar que él le hacia sentir. . . tantas cosas.
Y lo miraba fijamente, mientras intercambiaba unas cuantas palabras con. . . sabrá dios quién. . .
* Sí, nos vemos. . . *
Horo Horo terminó por colgar, más sonaba preocupado, resignado.
* ¿Pasa lago?. *
El peliazul solo cruzó la mirada con la de la rubia, terminando por decir un par de palabras, que le dolieron en verdad.
* Debo irme !. *
Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Me encanta, sexo y amor ^^’. Aunque creo que no he hablado mucho de los sentimientos de Anna ¬¬’.
Pero fue gracioso hacer una pequeña mención de las novias del peliazul y de como la rubia se sentía celosa, aunque se lo negase a sí misma . . lastima que no profundizare ese tema T-T.
—I love HOROxANNA—.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 03 de Julio de 2006.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
|| Capítulo 5 ||
Amarte es cuestión de tiempo

Anime: Gundam Wing
Rating: M
Pareja: Heero & Relena
Sinopsis: Saber lo que él deseaba hacer con ella, amarla o matarla... sólo era cuestión de tiempo.
Advertencia: Lemon (NSFW)
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Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
Una figura ágil y sigilosa recorre rápidamente los extensos jardines de la mansión de los Darlian.
No es la primera vez que así lo hace. Y las razones por las que visita con frecuencia este lugar son cada vez más fuertes e importantes.
Pronto, llega hasta la mansión. Escalando un gran árbol que le facilitará el acceso a su destino final: la habitación de la hija única de la familia.
Equilibrándose sobre una de las ramas del árbol, toca suavemente la ventana para que la persona que se encuentra en el interior le permita la entrada. Así es, una joven rubia se acerca a la ventana y cuidadosamente la abre; el extraño hombre entra sin mirar a su anfitriona, dirigiéndose al centro de la habitación.
Una vez dentro el invitado, la chica cierra nuevamente la ventana y mira a su compañero indicándole que tome asiento sobre el pequeño sofá que frente a él está.
* Espera un momento, por favor. En seguida estoy contigo. *
Ella se sienta en el taburete frente al tocador y continua cepillando su largo y brillante cabello, con tranquilidad tal que tranquiliza también a su visitante.
Más sin embargo el chico no es tan paciente. Después de un rato comienza a caminar de un lado a otro de la habitación esperando a que la joven termine con lo que hace y así entablar una conversación, si es que puede esperar más. Es eso o saltarse esa pequeña e insignificante parte del proceso e ir directamente a lo que le interesa.
* Disculpa por haberte hecho esperar. *
Le dice ella después de un rato.
De la forma más despreocupada, la jovencita comienza a hablar con el chico sobre algunos de sus asuntos de mujer, quizás para romper el hielo y no decir algo impropio, pero...
* Nada de eso me importa; lo que quiero decirte es... *
La interrumpió. Sin amabilidad o intenciones de ocultar un poco su desinterés por lo que ella hace. De cualquier forma no completó la frase, la voz le falló en un momento clave y eso se tornó incomodo.
Aunque en la primera vez que vino aquí las razones que tenia para introducirse en propiedad ajena eran bastante distintas a las que ahora lo obligan a hacerlo, eso no quiere decir que su objetivo principal haya desaparecido o dejado de tener razón de ser. Aun había algo que le indicaba que debía aniquilar a la jovencita.
Más sin embargo la inseguridad y la confusión, que apenas y podía disimular, se apoderaron de su mente para dejarlo momentáneamente desarmado ante aquella mujer.
Y mirando fugazmente los femeninos ojos azules, se da cuenta de que la chica parece comprender sus emociones aunque desconozca la razón de estas.
* En ese caso, dime que te trajo aquí. *
* Bueno, yo... *
El joven se congela... se sonroja. Los motivos de eso son demasiado vergonzosos para él.
En ese momento, fue como si su conciencia dejara de funcionar ante aquella mujer; sumergiéndolo así en un conflicto que nunca antes había tenido, pero que disfrutó infinitamente.
No terminó la respuesta. Es más, sin saber lo que hacía, se acercó a ella manteniendo la mirada bien clavada sobre aquellos ojos.
Acaricio lentamente una de las mejillas de la chica con el dorso de la mano, y poco después atrapó entre esta un delgado mechón de su rubio cabello para sentir la suavidad del mismo. Luego lo acercó a sus labios y lo besó suavemente, sorprendiendo con ello a la mujer.
¡Que demonios!. La intentó abrazar y, de hecho, lo hizo gustoso al mismo tiempo que respiró el agradable aroma que emanaba del cuello de la muchacha. Poco después la besó en el mismo lugar.
Escuchando satisfecho los tímidos gemidos que ella le regalaba en agradecimiento.
* Oh, Heero. *
Sonriendo ante el llamado de su compañera, el asesino se separó de ella lo suficiente como para contemplar el brillo en las pupilas de la mujer. Delatando la tierna confusión pero también el gozo de su parte ante esta nueva situación.
El soldado dejó de hacerle caso por un momento a su lógica. Consciente del camino que sus manos estaban recorriendo, del como fueron a dar hasta la bata de dormir de la chica y desatar pacientemente los listones que sujetaban la prenda a su cuerpo; separando los extremos del atuendo nocturno después de unos instantes y así... admirar el desnudo cuerpo de la joven.
* Eres tanto o más hermosa de lo que te recordaba, Relena. *
La misma joven lo tomó suavemente de la mano para guiarlo directo hasta su cama.
Habiéndola despojado por completo de aquella prenda la hizo recostarse ligeramente sobre el lecho que ahora los recibe a ambos.
Besándola con tranquilidad en los labios; disfrutando del momento. El tanto desearlo sin siquiera darse cuenta de ello.
Lo que hace, el dulce sabor de su boca lo apasiona... le gusta mucho.
Todo esto por lo que había esperado. Aquello que siempre, y hasta ahora, fue desconocido para el. Monótonos actos humanos que no eran de su conocimiento y que puede descubrir con ella porque ella misma se lo permite.
Vivir, tocar y sentir... sentir su cuerpo, sus labios... su cariño.
Consciente a la perfección de las caricias que la mujer le brinda. Totalmente enfocado en los escalofríos que la suave piel de sus manos le provocan.
* ¿De verdad quieres hacer esto?. * _Preguntó._ * Mis intenciones de aniquilarte siguen en pie... no quiero que después te arrepientas. *
Las palabras de Heero no hicieron eco en el corazón de la doncella. Era como si en ese momento no existiera nada más que ellos dos y sus cuerpos. Por ello la voz del joven no se clavó en la mente de la chica.
Y ésta, que sabía perfectamente lo que quería, lo besó apasionadamente, callándolo, dando respuesta afirmativa sin saberlo a la cuestión del muchacho.
Ansioso, Yuy deslizó sus traviesas manos por la totalidad del cuerpo de la joven; acariciando y aprisionando constantemente los pechos femeninos que, ante dichos contactos, se endurecían para provocarle cierta necesidad al soldado de siempre tocar a la joven con más delirio y confianza.
* ¿Por qué?. *
De pronto, la pequeña boquita de la mujer se abrió para interrogar al compañero. Fue una pregunta pequeña pero la misma fue comprendida ampliamente por el chico.
El hombre no quiso responder; dirigiendo las palmas de las manos hasta la estrecha cintura de su amante, donde se ajustaron a la perfección, le permitió a Relena sentir no solo la fuerza con que la sujetaba, acción que dejaba muy claro el deseo de pertenencia que el muchacho tenía por ella, sino también la lengua y los labios del asesino deleitarse con los pequeños y tremendamente endurecidos pezones. Aquellos que acariciaba dulcemente con la lengua, mordía suavemente, y succionaba y besaba con los ansiosos labios.
* Aahh, Hee... Heero... * _Gimió suavemente la joven._ * Esto es, esto es...*
Las entrecortadas frases se detenían conforme los labios de Heero Yuy avanzaban sobre la silueta de mujer en dirección a aquel lugar que le prometía recibirlo con calor, comodidad y placer.
Así, guiado por la impura sensación que ya se había apoderado por completo de su ser: excitación; profano la tierra, veces atrás virgen, blanca y suave.
Tranquilo pero ansioso, besó los labios vaginales del cuerpo de Relena logrando que esta cerrara los ojos con fuerza debido a la sorpresa de la desconocida sensación que llegaba a su cuerpo. Los sonidos de satisfacción que escapaban desesperados de la boca de la jovencita se esparcieron por toda la habitación, recorriendo esta y llegando finalmente a los sensibles oídos del muchacho, incitándolo a profundizar aquel ataque.
De un momento a otro, Heero introdujo su lengua con un entusiasmo tal que Relena terminó temblando entre gritos... derramando la primera corriente de un flujo de excitación verdadera.
Yuy probó las mieles que extrajo de la carne interior de su amante. Saboreando desquiciadamente el sabor a mujer que en su paladar volvía a albergarse.
Excitada, al borde de la desesperación, la joven colocó las manos sobre el cabello del muchacho para retenerlo ahí, en la parte más sensible de su cuerpo ante los labios del joven... la parte de su cuerpo que, con más ansias que ninguna otra, ardía de pasión por el complemento masculino que de ella se posesionaba: Heero Yuy.
* Heerooo !!... *
Gritó ella, suavemente; la emoción de un pequeño orgasmo que la invadía se reflejó en aquella reacción delatadora de sensaciones placenteras en su cuerpo.
Agitada rogó por unos segundos de descanso que el muchacho se negó a darle; lanzándose de inmediato contra el cuello de la joven, Yuy besó y mordió delirante aquel área que se encontraba severamente sensible por el reciente derramamiento de gozo en su cuerpo.
Algunas marcas fueron la huella y evidencia de que los labios del chico se habían ensañado con el cuello de la mujer... besándola una vez más, robándole el aire; extrayendo el poco aliento que ella conservaba después de haberlo tomado con desesperación.
Relena se permitió abrazar al joven durante aquella caricia de la que sus labios no querían, ni podían escapar. Siempre así... mientras el cuerpo de ambos no lo reflejaba abiertamente, pero vibraban en roja pasión por el otro ser que se encontraba pensando a su vez en el otro.
La chica pareció relajarse y acostumbrarse a las exigentes caricias y actos de su compañero. Lo demostró al hacer un pequeño esfuerzo y resistirse a las tentaciones de la boca de Yuy e ir paseando sus labios por el cuerpo del chico. Deleitándose paulatinamente con el cuello del soldado, tal como él lo hiciera minutos atrás; disfrutando la piel del pecho varonil del muchacho y divirtiéndose con la agradable situación que se presentó al apenas rozar sus labios con el abdomen de Heero, quien tembló ligeramente, lo que hizo que Relena alzará la mirada para observar el rostro de su amante y percatarse de la agradable sonrisa que este le mostraba, sin mencionar el inusual rubor en sus mejillas.
El asesino amplió la sonrisa sin dejar de mirar por un solo instante a la chica...
* Me haces cosquillas. *
Dijo mientras le sonreía un poco más. El comentario del soldado hizo que la única hija de los Darlian sonriera divertida como pocas veces lo había hecho. Y tratando de calmar esa sensación, por fin dirigió los labios hasta el miembro masculino de su acompañante; dando así el último paso que salvara la distancia entre el abdomen y el pene de Yuy.
Primero tranquila y luego más constante, la chica recorrió con lengua y labios la absoluta longitud de aquel arma sexual. Estrujándolo con sus manos logro hacer que el pene alcanzara la tremenda erección que para esos momentos ya tenía. Permitiéndose saborear no solo el exquisito manjar de sensible carne que frente a ella y en su boca tenía, sino también de disfrutar los excitantes sonidos de placer provenientes del muchacho, quien entre bocado y bocado que sentía a la parte más vulnerable de su cuerpo, igual experimentó las desquiciantes succiones a su miembro.
Resistiendo tan solo gracias a que Relena se tomaba sus segundos de descanso; midiendo el tiempo en que el pudiese terminar.
Alejándose de la más excitante pieza de la figura de su compañero, la joven colocó sus labios justo sobre los del soldado. Dando y recibiendo uno de los inconstantes besos llenos de locura y placer, ternura y pasión, que entre ellos a veces se presentaban y que solo Heero Yuy sabia brindarle.
Absorbiendo todo el placer, aquel intenso candor, el tan conocido y agradable sabor a miel. Tomando una posición más cómoda para realmente comenzar con el juego, el piloto se sentó en medio de la cama sujetando a Relena por la cintura para guiarla de tal manera en que ella pudiera sentarse poco a poco sobre su pelvis; y con cada descenso hacia su miembro, permitía que este se introdujera parcialmente en aquel cuerpo de mujer que tanto había anhelado.
* Oohh, Heero, continúa. *
La voz de la chica delató las emociones que tomaban posesión de su cuerpo; un cuerpo presa de placer y cariño reprimido por el tiempo y que difícilmente creía que le fuese correspondido.
* No voy a soltarte, ¿entiendes?. * _Habló el soldado._ * Acostúmbrate. *
Después de un rato, Yuy inició con afirmaciones que aparentemente estaban fuera de lugar; más sin embargo estas se debían al presente, aunque pasajero, dolor que se originaba en la entrepierna de la joven. La brusquedad de Heero en realidad no era tanta, y esta no era la primera vez que se enredaban en las sabanas de una cama. Todo se debía a la estreches de la vagina de Relena; la cavidad que a pesar de haber recibido gustosa en ocasiones anteriores aquella espada masculina, aun no se acostumbraba por completo a esta.
Con todo y esto el pene del muchacho se abría paso con facilidad, quizás más aun que en ocasiones anteriores, por las paredes vaginales que lo estimulaban con cada roce, con cada contracción.
Los fluidos y secreciones producto de la excitación acompañadas por un poco de plasma rojo que teñía ligeramente del mismo color a las sabanas, escapaban tímidamente del cuerpo de la joven.
Un par de gemidos ahogados y los rasguños en la espalda del mismo, fueron pasajeros una vez que la humedad de la vagina fue suficiente para facilitarle al chico el deslizarse libremente dentro de ella. Entrando y saliendo con frenesí, a un ritmo considerablemente rápido por el intenso incremento de la excitación en las siluetas y el calor en la habitación.
* Me encantas !. *
Comentó Heero mientras acariciaba el rubio cabello de su amante desesperada.
Benditos roces que apenas y podían considerarse caricias. La lluvia de besos y mordidas suaves a la piel de la joven y los gemidos que abrazaban la habitación, los mismos que ya ni siquiera eran reprimidos se manifestaron sin razón.
* Ah, Heero... te quiero tanto !!. *
La misma frase, las mismas palabras que el asesino ya se sabía de memoria, fueron elevadas al aire una vez más poco antes de devorar a besos los labios de un joven enamorado, aun sin saberlo.
El va y ven de las caderas de ambos comenzaba a intensificarse mientras sus labios se confundían con los del otro. La aceleración del ritmo; el aumento del latir del corazón que pareciera clamaba por salir disparado de emoción y sentimientos que este aun no era capaz de comprender por completo.
Un par de gritos de placer por parte de Relena... y el clímax que se venía. Todo fue antecesor del orgasmo que se originaba en la vagina de la chica y se extendiera por medio de sensaciones mil a todo su cuerpo.
Dejándose caer de espaldas sobre la cama, Heero la abandonó apenas segundos antes de liberar una eyaculación la cual cayó sobre la cama y la figura de la semiinconsciente mujer. Y luego, igual que lo hiciera ella antes, el se dejo caer rendido sobre el cuerpo femenino, con la respiración agitada y cada quien presa de sus propios pensamientos y conclusiones sobre sus actos.
* ¿Aun deseas eliminarme, Heero?. * _La interrogante voz surgió entre el silencio de la recamara._ * Es que yo no... *
Queriendo hablar de algo que no fuera muerte, pero... de hecho esa situación era una de las pocas que la unían a aquel asesino que, por ahora, se estaba reservando el derecho de aniquilarla como a cualquier otra persona.
Así, después de un considerable periodo de silencio por parte de Yuy, y una guerra interior sobre decidir la respuesta que le daría a la chica, finalmente habló:
* Sí. *
El rostro de la joven se llenó de tristeza y decepción ante aquella palabra.
Entonces... Heero solo la estaba usando como un objeto de placer. No había ni cariño, ni perdón... nada.
* Pero... *
Esa voz que Relena no deseaba oír más, hacía eco en el ambiente; exigiendo atención y una vez obteniéndola, proseguir con su cometido
* Por ahora, no sé por qué... no siento el deseo de hacerlo. *
Aquellas palabras tan simples no eran producto de la hipocresía o la mentira. La sinceridad las acompañaba y las resaltaba con la tranquilidad del muchacho y los besos que, de pronto, se posesionaron de los emocionados labios de la mujer. Mujer que gustosa recibió es acaricia con igual o mayor intensidad.
Para ella era más que suficiente que las cosas fueran así. Si él la mataba más adelante o no, ahora eso no importaba realmente.
Tan solo... tan solo sabía que en estos momentos Heero la estaba besando con pasión y quizás... algo más.
Saber lo que él deseaba hacer con ella, amarla o matarla... sólo era cuestión de tiempo.
Finalizado.
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Si estrictamente tuviera que haber un lapso de tiempo para el fic, este sería después de que Heero conociera a Relena y poco antes de que el padre de ella muriese.
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Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 31 de Octubre de 2002.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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Durmiendo con el enemigo _C1_

Anime: InuYasha
Rating: M
Pareja: Sesshoumaru & Kagome
Sinopsis: No deseaba volver atrás, quería estar prisionera entre los brazos de un demonio, nada más que el amante perfecto. No deseaba la libertad, ya no más.
Advertencia: Lemon (NSFW)
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Por: Maeda Ai.
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.:: Prólogo ::.
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La tarde era hermosa, tanto o más que las anteriores.
La cuenta de las horas se le perdió en algún distraído rincón de su memoria; poco importaba, después de todo, más de un par de semanas habían pasado desde que llegó ahí, así que... las horas ya poco importaban.
* Ahhh, y aun así el tiempo se me escapa volando. *
Suspirando con resignación, la joven humana comprendió que su estancia en esa habitación no era tan aburrida.
Se sentía más tranquila en comparación al día en que llegó...
¿Cómo olvidar ese día?. Jamás podría hacerlo, todo su mundo se vino abajo justo en el instante en que al “cerebro de nuez” del Hanyou se le ocurrió buscar insistentemente a Kykio, llevarla a la aldea y por si fuera poco, decir que ellos siempre estarían juntos, aun cuando la sacerdotisa ya estuviera muerta, para él... eso era lo que menos importaba.
* InuYasha... eres un tonto. *
Su voz sonó resignada por completo.
Al principio lloraba amargamente al saberse derrotada en el amor, derrotada por ella misma. Bueno, después de todo, ella fue Kykio, o algo así; por lo menos compartieron almas.
Sin embargo eran tan distintas, quizás por eso le dolió tanto que le quitaran a InuYasha.
* La tonta soy yo... ¿hasta cuándo dejaré de pensar en ello?. *
Miró embelesada el cielo, admirando como la oscuridad comenzaba a devorar todo cuanto encontraba en el cielo: nubes y ese hermoso y tenue color azul que apenas y se podía percibir.
Era cierto, tenía otras cosas mucho más importantes en que pensar, después de todo, ahora era prisionera, ¿no?.
No había superado un problema cuando inmediatamente se tropezó con otro; en su intento por escapar del dolor, salió corriendo sin rumbo, el destino era lo último que cruzaba su mente, sólo quería alejarse.
Ni siquiera tenía idea de cuánto había corrido, por cuánto tiempo o dónde estaba, sólo se sabía pérdida.
Pero el dolor no se iba, dejando escapar delgadas lágrimas de sus hermosos ojos; se dejó caer sobre el abundante césped, cansada, dolida...
* Con que... la mujer de InuYasha está aquí. *
Recordó las precisas palabras del yokai que ahora la tenía “encerrada” en su castillo, ese hombre, ese demonio, ese monstruo... Sesshoumaru.
Sí, todo ese tiempo había estado en el castillo de Sesshoumaru.
No tenía claras ideas del porque no le había hecho daño alguno, de hecho, ni siquiera aparentaba ser una prisionera; no estaba encerrada, podía salir cuando quisiese, más por miedo solo lo hacía en contadas ocasiones.
Le ofrecieron nuevas ropas, más adecuadas para la época en la que se encontraba. Hermosos y entallados kimonos de variados colores y formas.
La manera en que los sirvientes del castillo la trataban le incomodaba, tanta amabilidad, casi miedo. La trataban como si fuese alguien importante, cosa que la hizo sospechar un sin fin de razones para ello, pero nada que le pareciese lógico.
Llegó a tener la sensación de que Sesshoumaru la observaba desde algún lugar que ella desconocía, sentía su pesada y fría mirada sobre ella, aunque creyó que solo era su imaginación, su miedo.
* No puede ser, estoy imaginando cosas que no son. *
Apenas trató de convencerse a sí misma con sus palabras, suspiró resignada a permanecer por tiempo indefinido en ese lugar, lugar del que desconocía cualquier posible ubicación.
Solo sabía que estaba con el enemigo, nada más. Eso sí, un enemigo bastante amable, aunque desconociera las razones de ello.
Se acababa de cambiar de ropas, dispuesta a ir a la cama y dormir, no sin antes cepillar tranquilamente su hermoso y suave cabello negro.
Un par de golpes sobre la puerta de la habitación que ocupaba, la sacaron inesperadamente de sus pensamientos y recuerdos.
Pensando que podía tratarse de Rin o alguno de los sirvientes del castillo, se dirigió tranquilamente a abrir la puerta, más al hacerlo, el miedo y la sorpresa la paralizaron.
* ¡¡S- Se, Sesshoumaru!!... * _El nombre de su visitante escapó de sus temblorosos labios. _ * Ah, y-yo no te esperaba. *
En todo el tiempo que ahí llevaba, lo pudo ver solo una ocasión. Pero ahora él estaba ahí, él la buscaba, la razón de su presencia la asustaba, más trataba de no pensar en ello.
Al escucharla, el yokai frunció el ceño con clara ira en el rostro.
Kagome no pudo más que intentar ocultar su miedo; esa mirada tan fría era atemorizante y, muy a su pesar, también lo hacía verse aun más atractivo.
* Mujer. *
Refiriéndose a ella con esa simple y seca palabra, el joven de plateados cabellos la sujetó fuertemente por los hombros, asustándola todavía más. Estaba tan cerca; si aplicaba un poco más de fuerza la destrozaría sin duda.
Quiso cerrar los ojos para no enfrentar la forma despiadada con que él la miraba, pero por alguna razón no podía, esos hermosos ojos plateados la hipnotizaron completamente, aun con el miedo que le infundían.
Confundida, esperó lo que vendría por parte del yokai, fuere lo que fuere, tenía el ligero presentimiento de que afectaría su vida... de alguna forma.
Sin finalizar.
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Por fin, otro fic de InuYasha y, mejor aun, de Sesshoumaru y Kagome.
El siguiente capítulo es el importante, el que tiene lemon, más también es el que concluye la historia. Y es que últimamente no tengo deseos de escribir fics largos.
Ahora, ¿por qué esta pareja?. Bueno, él es tan apuesto y necesitaba una pareja... yo solo pude pensar en Kagome ^0^ .
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 27 de Mayo de 2007.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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|| Capítulo 1 ||
Solo con ella hacer el amor

Anime: Yu-Gi-Oh !
Rating: M
Pareja: Joey & Mai
Sinopsis: Es algo que deseo desde que mis ojos se posaron por primera vez sobre su hermoso rostro... hacer el amor... solo con ella.
Advertencia: Lemon (NSFW)
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Por: Maeda Ai.
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Ella salió de la ducha después de varios minutos, aunque con la misma ropa con la que entró; supuse que saldría envuelta en una toalla que me permitiría ver gran parte de su escultural figura, pero parece ser que a ella no le agradaba la idea.
El que mi padre fuera a estar ausente por todo el fin de semana fue una situación que nos vino como anillo al dedo.
Ahora, yo la miraba profunda y atentamente.
Había sido toda una odisea el lograr estar aquí, en esta habitación, en este momento. Y la encuentro tan diferente; vistiendo unos jeans ajustados y un pequeño top similar al que vistió durante aquel lejano torneo, algo muy parecido a un corsé.
¡¡ Dios !!, el día en que debió lucir más sexy, es el día en que titubeó permitiéndose mostrar su lado serio.
No era que yo no me sintiese atraído, ahora, por ella; irónicamente era todo lo contrario. Tenía la imperante necesidad de estar con ella, aquí... ahora; entre más cerca mejor, y que mejor que sin ropa que nos impida conocernos más.
El que estemos aquí fue mínimamente planeado. Y hasta me siento un poco mal pues estoy perfectamente consciente de que fui yo el que insistió; el que la presionó para esto...
Ella, contrario a lo que cualquier otra persona imaginara, se sorprendió y me evitó cuando inútilmente comencé a proponerle este encuentro. Lo sé !!, estuve a punto de perderla pues ella creía que lo hacia solo para pasar el rato con alguien que aparentaba ser chica fácil...
Pero, cuán difícil fue demostrarle, y que creyera, que mis sentimientos eran y son extremadamente fuertes y sinceros; fue tan complicado. Mai no entendía que lo único que yo deseé era que nos uniéramos más; porque lo que siento por ella inició con una fuerte impresión por su belleza externa y terminó con un incontrolable sentimiento que nace en mi corazón y que clama porque logre hacerla mía... ¡ es amor !.
... Un amor que fue creciendo solo gracias a una coincidencia... ¡ sí !, la coincidencia de volverla a encontrar una tarde tranquila y lluviosa, y después de eso la necesidad. Necesidad de tenerla cerca, de verla y respirar su agradable y enloquecedor aroma.
Esa necesidad que me llevó a robarle, no solo uno, ni dos... fueron y han sido tantos besos que creo haber perdido la cuenta. Aunque todos esos besos fueron bien correspondidos desde el segundo... me costó mucho reunir el valor para atreverme.
Ahora todo lo que arriesgué y esperé, ha valido la pena.
Por ello la abrazo con tanto cuidado que apenas y siento su piel; refugiando mi impaciente rostro en su largo y rubio cabello...
Ya nada me es suficiente. No puedo calmar el fuego interior que me quema obligándome a tenerla, ¡ya!.
Besé sus hombros, su delgado cuello; y de ahí ya nada ni nadie podría evitar que continuase.
Habiendo comenzado a tocar sus senos por encima de la tela de su pequeño top, el mismo que en cuestión de segundos dejó de cubrir sus hermosos y apetecibles pechos, esos pechos que no tarde en besar y morder con deseo, con desesperación, con un incontrolable amor.
Mis labios estaban ya bastante ocupados, más sin embargo los suaves gemidos de mi adorada Mai provocaron que mis manos viajasen por todo su cuerpo, buscando mi placer y excitación, y el deleite de ella misma. Estas manos inexpertas, que se mostraron hábiles y conocedoras de las partes más sensibles de esta mujer.
Sus jeans y sus bragas no tardaron más en ser despojadas, pudiendo así admirar aquella impecable figura de mujer. Todo lo que imaginé, el como seria y el cuanto deseaba mirarla así... No, no, nada de lo que llegue a imaginar puede parecerse al menos un poco a lo que observo ahora... ese cuerpo tan hermoso y delicado; el rubor en su rostro que no me esperaba y la imagen que se tornaba nueva para mi y que me volvió más loco de lo que ya estaba, y si que lo estoy... loco de amor, loco por ella.
Lanzándome de nuevo a sus labios, quise probar la timidez de estos; quería agradecerle esto, este regalo que me hacia solo a mí: un muchacho inexperto, inseguro y ansioso.
El hecho de estar cerca de la cama me facilitó todo; empujándola suavemente hacia atrás, hice que se recostara mientras mi cuerpo se posaba totalmente sobre ella... sin dejar de besarnos. Lo demás fue mero instinto de mi parte.
Introduciendo un par de dedos en su mojada vagina, me sentí satisfecho. ¿Yo la había puesto así?, la había excitado... ¿en verdad lo logré?. No tenia idea del como y en realidad en ese momento no le preste más importancia.
Mis oídos se pusieron alerta; ella me estaba ofreciendo una serie de gemidos tan incitadores que me hacían desearla aun más; incluso mi boca volvió a sus, ahora rígidos, senos.
Me sentí mareado, de pronto era como si todo su cuerpo me invitara a continuar con las caricias y los besos curiosos... de pronto fue como si esa fuera mi única necesidad en el mundo. Una necesidad carnal, terrenal... esta necesidad de amar; amarla a ella y solo a ella.
* Joey?!!. *
Fue su dulce voz la que me llamó; no con ese tono imperativo con el que siempre se dirigía a mi; no era que me mandase como acostumbraba a hacerlo, ¡No!.
Quizás ésta era la primera vez en que me hablaba de forma suave y cariñosa; y es que no recordaba que su voz fuera tan hermosa como ahora la escuchaba. Puede que todo se deba atribuir a las circunstancias que estoy viviendo.
La miré atento; fuera lo que fuera aquello que debía decirme, para mi era importante.
* Joey, yo aun, aun no... *
* Lo sé... lo sé. *
Vaya que lo sabía. Bastó con que me lo dijera solo una vez para que le creyera, y como no creerle?, si lo que caracterizaba mi cariño hacia ella es la confianza que le tengo muy a pesar de todo; a pesar de sus trucos en el duelo de monstruos y de las tantas veces en que me dejó plantado... pero no hoy !!, esta vez era mucho más importante que cualquier otra.
La besé de nuevo, callándola, tranquilizándola; tendría cuidado como si su dolor fuese el mío, algo muy verdadero últimamente.
Ese beso, un tanto corto, fue seguido por las caricias de estas manos que tocaban la tensa piel de sus brazos, sus piernas... ¡Dios, que piernas !.. Apenas y la había visto, apenas y le había conocido la piel desnuda y ya parecía haberme entusiasmado con exageración con todo su cuerpo; fue tonto!!. Sentí como si conociese esa figura con sumo detalle, cuando en verdad sería ahora que la descubriría en su totalidad; todos sus secretos, todo lo que ella trataba de esconderme hoy saldría a la luz para que yo la admirara.
Admirar su desnudes, su suavidad, su miedo y su cariño... su reprimido amor por mi.
¡ Fue demasiado !, yo y mi cuerpo no pudimos soportar las ansias, pero no besé sus labios, su cuello fue inexplorado, sus pechos me incitaron pero fueron ignorados... fui directo, deseoso y decidido: probé la vagina que ya bastante mojada estaba.
Sintiendo la extremadamente suave y cálida piel de aquel área, mi lengua se adentró en lo profundo de ese lugar inexplorado. Así, Mai dejó que de sus lindos labios emergieran sonidos que me indicaban lo bien que desempeñaba mi labor. Escucharla pronunciar mi nombre en variados tonos que iban de lo provocador y sexy a lo agotado y suplicante; todo esto sumado al embriagante aroma que desprendía el sexo femenino me hizo rendir totalmente al placer y al momento.
Sé que fue hasta que su primer orgasmo la obligó, que se atrevió a enredar sus manos en mi rubia melena y a elevar las caderas como queriendo que mi traviesa lengua se adentrara más al fondo de su cuerpo.
Me detuve, porque su cuerpo estaba ya bastante agitado al igual que mis emociones.
Sintiendo la necesidad de probar una vez más sus labios, así lo hice recibiendo una respuesta un tanto agitada. Mai me correspondió con tanto furor, con tal entrega que cada vez en que trataba de alejarme un poco y tomar aire, ella volvía a atraparme entre la piel de sus brazos y a aprisionarme con un beso lo suficientemente erótico como para recuperar el entusiasmo que tenía antes.
De rodillas sobre la cama, comencé a despojarme de la ropa que aun a mi cuerpo envolvía para al final mostrarme tal cual era frente a ella. La chica me miró plenamente sonrojada. Me era divertido; verla así no era común.
Sus ojos tomaron otra dirección enfocándose a la nada de una de esas cuatro paredes.
* ¿Y ahora qué, Joey?. *
* Esto... *
Su pregunta había sido muy bien respondida con mi acción, un acción que ella observó tan solo para sonrojarse todavía más. Ante ella, me encontraba con el pene a toda su extensión dispuesto a lo que venía, más intentaba cubrirlo con un látex fluorescente.
Mai no quitó la mirada de esa escena y aunque avergonzada también la encontré ansiosa. ¡ Sus ansias no esperarían más!!.
Al terminar de cubrir mi miembro deforma correcta con el condón, habiéndolo practicado varias veces; la miré por apenas unos segundos, luego la besé fugazmente.
Abrazándola mientras dejaba a mi cabeza descansar sobre la de ella, guie este miembro masculino hasta la entrada de mi placer... nuestro placer.
Con movimientos lentos y un tanto inexpertos, fueron más bien el instinto y el deseo los que me ayudaron a no hacerlo del todo mal; supongo que fue así ya que las palabras de Mai se resumieron en: “Continua” y “te amo”... o sencillamente en gritar mi nombre a secas: “Joey”.
Sentirme en su interior, profanador de un lugar en el que muchos deseaban estar y yo eso lo sabia a la perfección. No me eran indiferentes los ojos de otros hombres que la miraban descaradamente aun en mi presencia y con ella abrazada a mi... pero pensar en ello no tenía sentido alguno y mucho menos ahora. Este momento era solo mío, de ella... nuestro.
El mundo entero se volvió ajeno en el instante mismo en que cerramos la puerta para quedarnos felizmente a solas.
De pronto, todos los pensamientos se esfumaron de mi mente, lo cual era bastante normal en mi, solo que esta vez sí poseía una sola idea en la cabeza: penetrarla, penetrarla cada vez más fuerte y profundo.
El deslizarme por entre sus piernas fue un trabajo fácil; aunque su vagina parecía algo estrecha, la desesperación era tan grande que a duras penas me contuve de adentrarme con fuerza. Apreté los dientes un tanto ansioso, me tomó un poco de tiempo excitarla y en cambio ella había logrado ese mismo efecto en mi con una sola caricia.
La expresión frustrada en mi rostro no hizo buen juego con el semblante cansado y adolorido de mi amante lo que me obligó a decir algo que verdaderamente me parecía correcto, pero que no deseaba hacer...
* Si así lo quieres, podemos dejar esto hasta aquí. Ya terminaremos otro día. *
Sus ojos se mostraron suplicantes ante aquellas tontas palabras; con solo verla entendí tantas cosas que quizá con palabras no hubiese comprendido. Tanta espera, tanto dolor... ¿para qué?; ¿para dejarla así?: ¡ NO !.
Eso es lo que Mai me dio a entender o lo que yo quería saber; sin embargo había algo que no había dicho ni con palabras, ni con nada: todo esto lo hacía y lo toleraba por mi, no era que no lo disfrutara y deseara pero le insistí tanto, que creo que en parte aceptó para que la dejara en paz... que tonto.
No la seguí atormentando, con rapidez introduje aun más a mi miembro, rompiendo la membrana que la protegía. Su dolor la llevó a abrazarse a mi y enterrar casi todas sus uñas en mis hombros y espalda, más de sorpresa que de dolor, lo sé pues sus labios y gemidos me lo hicieron sentir.
Solo un par de segundos permanecí quieto y luego, parecía animal en celo, no sé si los humanos tengan periodos de celo, pero si existiera uno se resumiría en esto, en el simple acto sexual.
¡ Lo mío no !, es algo más allá; son ansias, felicidad de tenerla unida a mi como nadie lo ha estado... es la primera vez que estoy con alguien y es más de lo que llegue a imaginar.
Sujetándola por la cintura le propuse colocarse de espaldas a mi para penetrarla en esa posición; ella, gustosa, acepto al prácticamente sentarse sobre mi miembro. De esta forma ambos volvimos al placer que el deslizamiento entre nuestros sexos provocaba.
Mis manos ya no sabían de donde sujetarse y por ello viajaron explorando la figura femenina en más de un par de ocasiones, acomodándose finalmente sobre cada uno de los pechos de mi amante mientras mis labios se dedicaban a besar tanto su cuello como su espalda.
Llevando sus suaves manos hacia atrás, Mai acarició tranquilamente mi cabello; la note con los ojos totalmente cerrados al tiempo en que gemía sin control.
Así, mis manos soltaron sus senos para sujetar sus largas piernas con el propósito de subirla y bajarla, penetrándola rítmicamente a mi gusto, a mi antojo.
Sus gemidos se incrementaron conforme el pene ingresaba a su cuerpo; el dolor que minutos atrás experimentara había sido vencido por el placer desde hacia ya un buen rato.
Escucharla decir mi nombre se volvió normal y melodioso. Sin detenerme un solo instante, gire la mirada hacia un espejo un tanto grande, observando con satisfacción la escena: Mai rendida de placer pareciendo no soportar más pero haciéndolo a fin de cuentas; con su largo y hermoso cabello rubio sobre sus pechos intentando inútilmente cubrir a estos que saltaban de arriba a abajo al compás de mis desquiciadas embestidas... todo era increíble.
La excitación estaba llegando al límite, llevándome a elevar la velocidad de entrada del pene; luego, fue cuestión de segundos el que escuchara los cansados gritos de Mai consecuencia de un prolongado orgasmo. Yo no tardé en reaccionar de forma similar con gemidos que sonaban un poco más roncos.
~*~
~*~
~*~
Apenas habían transcurrido un par de minutos desde que sentimos la cima del placer y ya me sentía una persona totalmente distinta.
Ahora totalmente cansado y con la excitación ya inexistente, me relajé para por fin abandonar el cuerpo de mi linda amante... desde ese instante me sentí distinto, era felicidad lo que acogía mi corazón; los latidos se intensificaron y me sentí sofocado creyendo que este saldría disparado de mi pecho.
Abrace a Mai haciéndola recostar la cabeza sobre mi hombro derecho; ella estaba prácticamente dormida, con una sábana ultra delgada que apenas y le cubría las piernas... así era mejor.
Busqué sus labios carmesí saboreándolos por apenas unos segundos; ella gimió adormecida y cansada...
* Está bien !. * _Pensé._ * Ya podré disfrutarlo en otra ocasión. *
Ésta era la primera vez, más que sexo... para mi, para ella, para ambos fue hacer el amor y aunque por ahora ya todo había terminado, aun quedaban pruebas de nuestra travesura de amor: los cuerpos bañados en sudor, las sábanas mojadas. Pero aun me aferraba a su cuerpo.
¿Soltarla?: ¡ eso jamás !...
Quiero tenerla siempre cerca de mi, no desde hoy, no por su cuerpo, este deseo lo llevo conmigo desde el instante en que mis ojos se posaron sobre su hermoso rostro.
Ahora sé, que la mujer con la que quiero compartir mi vida, mi cuerpo, todo... con la única que deseo hacer el amor es con ella... con mi Mai Valentine.
Finalizado.
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El primer lemon de Yu-Gi-Oh ! que realizo.
Lo confieso: ADORO a esta pareja.
Joey es tan lindo, guapo, tierno, y que sé yo... y bueno, Mai es muy hermosa, y ha doblegado su carácter para mostrarse más cariñosa, solo con Joey. La verdad es la mejor pareja para él.
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Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 04 de Abril de 2003.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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Es como volver a empezar _C4_

Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.
Advertencia: Lemon (NSFW)
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Por: Maeda Ai.
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.:: Capítulo 4: “Visitas inesperadas” ::.
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Cuidadosamente, deslizó la puerta, no deseaba que la rubia despertase, no ahora, no.
Intranquilo, bajó las escaleras, guiado por la fuerte presencia que invadía toda la casa. A cada paso que daba, con cada segundo que pasaba, se cuestionaba el por qué de la visita de este shaman.
El miedo lo invadió entonces; quizá esto significaba que debía alejarse definitivamente de Anna.
* No, no... me moriría sin ella. *
Aquello fue un susurró, escuchado tan solo por el mismo peliazul, quien oprimió fuertemente los puños. La sola idea de alejarse de ella, le destrozaba el corazón y más después de haber hecho el amor con tan maravillosa mujer.
Bajó las escaleras, guiado por el poder espiritual del inesperado “visitante”, entonces, se percató que la luz que alumbraba el jardín estaba encendida, cuando el recordaba haberla apagado horas atrás.
Y al salir, pudo verlo...
Un joven se hallaba sentado sobre el pasillo de madera, admirando todas las blancas lucecitas que adornaban el oscuro manto del cielo.
* ¡ Yoh !... *
Un suave murmullo de sorpresa escapó de los labios del peliazul, sorpresa, sí, aunque ya sabía perfectamente, desde el instante mismo en que sintió un fuerte poder espiritual, que era el mismísimo Shaman King el que había venido esta noche.
* ¿Qué quieres?, ¿a qué has venido?. *
Aquello fue un claro reproche por parte del ainu.
El tono de voz reflejaba su total desaprobación hacia el castaño, cuya sola presencia era, de cierta forma, indeseada, incomoda, inoportuna... le traía problemas.
Sin embargo, por otro lado, se sentía feliz de volverlo a ver, estaba consciente de ello. Quizá por eso una parte de él se sentía como un niño pequeño al que le esperaba un fuerte regaño por lo que recién había hecho con la bella itako.
Horo Horo no obtuvo respuesta, tan solo observó como el shaman de morena piel lo invitaba a sentarse junto a él para admirar las estrellas.
El ainu se acercó con cierta reserva y es que de cierta forma ellos eran rivales, ahora tenían algo más en común, algo, o mejor dicho... alguien. Sí, ambos la amaban, la querían a ella... a Anna.
* Te lo dije... ella es la mujer más maravillosa de todo el mundo. * _Yoh le habló de pronto._ * ¿Ahora me crees?. *
En el rostro del ainu podía apreciarse la melancolía.
Era verdad; la primera vez que escuchó aquellas palabras de parte del Asakura, lo creyó loco, un completo imbécil. ¿Cómo podía expresarse así de la rubia sacerdotisa?, considerarla maravillosa... Yoh no baka, si Kyouyama era una mujer fría, avara, cruel.
““Anna es el mismísimo demonio en persona.””
Eso pensaba el Usui de la rubia mujer y ahora...
* Tenías razón, ella es... tan perfecta. *
Yoh sonrió satisfecho, se notaba la sinceridad de su amigo, sin mencionar el cariño, los obvios sentimientos que el ainu profesaba por la que laguna vez fuese la esposa del Shaman King.
Sí, el Shaman King, Yoh Asakura, había vuelto; ¿la razón?... no la sabía, pero sospechaba que la razón era separarlo de Anna, exigirle que termine su reciente relación con la rubia.
““Sí, eso debe ser.””
Pensaba con tristeza el joven del norte.
Y creía estar en lo correcto, después de todo, ella fue su esposa, la misma mujer a la que Horo Horo nunca trató con delicadeza; disfrutaba hacerla rabiar y sin embargo, ahora...
* Y aunque me exijas alejarme de Anna, que la deje... me sería imposible. *
Sí, imposible, sin ella se moría.
Sin su compañía, su suave voz entonando su nombre; esas suaves manos acariciando su cuerpo, el delicioso aroma de su frágil figura e incluso si ella no le gritaba como acostumbraba, no sería feliz.
* Perdóname por haberme involucrado con ella; nunca ha sido mi intención que se olvide de ti, eso no, simplemente me enamoré... lo siento. *
* Pues no lo sientas. *
La voz del difunto shaman lo sorprendió, obligándolo a alzar la mirada. Seguía intacta la sonrisa en el rostro de ese joven.
Así es, Horo no debía arrepentirse, ni disculparse por nada en absoluto, todo lo contrario.
* ¿La sabes, Horo Horo?, ¿la razón por la que vine esta noche?. *
El ainu negó con la cabeza, tan solo como respuesta. ¿Cómo iba a saberlo?, Yoh estaba muerto, eso era claro, solo era su alma la que estaba aquí, pero... seguramente sería por breves momentos.
* Bueno, quería agradecerte por haber cuidado de ella todo este tiempo. De todos mis amigos, jamás creí que fueses tu el que la acompañara. *
Horo lo miró incrédulo.
Y él que pensó que el Asakura vendría a exigirle que se alejara de ella por no creerlo merecedor de su cariño... que estúpido fue al pensar que así sería.
Por otra parte Yoh sonreía tranquilamente; imaginaba que Manta podría acompañar a Anna como el buen amigo que siempre fue, Ryu e incluso Len, aunque este último quizá lo haría con sentimientos distintos desde un principio. Nunca estuvo muy seguro de que tipo de sentimientos tenía Len hacia su esposa.
Pero la sorpresa que se llevo el Shaman King, fue grande al enterarse de que fue el peliazul el que acompañó a Anna todo este tiempo.
Horo Horo sonrió irónico, todo era demasiado bueno para ser verdad.
Yoh le estaba “dando permiso” para amar a la sacerdotisa; él vino especialmente para agrad... un momento !!...
* ¿Cómo es que estas aquí?, ¿quién te invocó?, cómo...? *
El chico de castaños cabellos rio divertido, llevaban un buen rato conversando y hasta ahora se le ocurría preguntarle el “cómo” de su presencia. Era obvio que su visita preocupó al ainu.
* Fue mi abuela... yo... solo quería saber como estaba Anna. Ahora estoy más tranquilo. *
Aquellas sinceras palabras, le arrancaron un amplia sonrisa al shaman de hielo. Sí, él se encargaría que la itako fuese completamente feliz.
Horo estaba tan concentrado en sus planes a futuro, que tardó en percatarse de la sospechosa y extraña mirada de su amigo.
* Lo sabía. *
* Qué cosa?. *
* Nunca te lo dije, pero... parece ser que lo descubriste por ti mismo. *
El ainu no sabía a que se refería el otro shaman, pero su sonrisa acusadora y los suaves codazos lo estaban incomodando.
* Su forma de hacer el amor... es maravillosa !. *
Era más que intenso el rojo en las mejillas del muchacho peliazul.
Era obvio que Yoh estuviese al tanto de lo que él y Anna hicieron, más ese comentario era algo que... nunca esperó de él.
* B-bu, bueno, Yoh... eso, eso no, bueno sí, es que... *
Horo Horo tartamudeó un poco, tratando de salir de la vergonzosa situación, más nada pudo decir. Y es que era verdad, tener relaciones con la rubia itako era... sencillamente indescriptible.
Sentir su suave y pálida piel era la mejor sensación que pudiese haber sentido.
* Prométeme que la amarás intensamente y cuidaras que nada la haga sufrir. *
* Claro, ni siquiera tienes que pe... ¿Yoh?... *
El ainu giró el rostro a un costado, buscando la sonriente expresión de su amigo, pero este ya no estaba.
Lo buscó, confundido, en todas direcciones, pero nada...
* Se ha ido. *
Fue un suave susurro que venía cargado de nostalgia.
Levantó el rostro para admirar las estrellas... ¡ ese tonto !, quería asegurarse de que el joven de Hokkaido amaba plenamente a la sacerdotisa.
Horo Horo respiró cansado, no esperaba una conversación como esa después de hacer el amor con Anna Kyouyama.
Después de un rato, simplemente se puso de pie y regresó tranquilamente a la habitación de la itako, dispuesto a dormir y descansar a su lado, cobijado por su piel de leche, y relajado con el exquisito aroma de su cuerpo.
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Deslizó la puerta de la recamara, entrando sigilosamente; contemplando la delgada silueta que descansaba bajo las sabanas, silueta que temblaba ligeramente.
““Quizá por el frío de la noche.””
Pensó, más fue una idea que desechó en cuanto se acercó para ocupar su nuevo lugar en ese futon.
Ella temblaba, dejando que los sollozos escapasen sin remedio de sus dulces labios... Anna lloraba y eso le rompía el corazón. Así como la primera vez que la vio derramando lágrimas; ahora recordaba el viejo dolor de verla llorar así.
* Anna... Annita, ¿por qué llo... *
* Él estuvo aquí, sentí su presencia. * _Le dijo ella, interrumpiéndolo con voz que se quebraba en cada palabra._ * Pero, no sé porque.. no quiso verme. Es que no entiendo, tanto tiempo, ¿por qué ahora que estoy contigo?, ¿por qué?. Yo... no tengo intenciones de alejarme de ti. *
Al decir esto último, Anna giró sobre el futon, enfrentando los sorprendidos ojos del shaman de hielo. Ella quería estar con él y estaba tan asustada como lo estuvo él mismo al sentir la presencia de Yoh.
* No te preocupes; ya te lo dije, no pienso dejarte. *
La acercó a él hasta envolverla en un fuerte abrazo que de inmediato fue correspondido.
Horo no tardó en contarle hasta el más mínimo detalle de la conversación que recién había tenido con el que alguna vez llegó a ser el Shaman King.
* Él... ¿vino solo para eso?, para asegurarse de que yo era feliz?. *
* Sí, y te prometo que me aseguraré de que así sea. *
* ¿Por qué él te lo pidió?. *
* Por eso, sí, pero más que nada, porque usted, señorita amargada... es la mujer a la que amo. *
Anna lo miró con ojos furiosos aunque un sutil brillo de cariño se reflejaba en sus gemas negras.
* Horo no baka. *
El peliazul sonrió divertido por la expresión de su amante, mientras esta se abrazaba nuevamente a él para poco después, recostarse, ambos, sobre el futon, tratando de conciliar el sueño.
Estaban realmente cansados, no en balde, la noche casi terminaba y no habían dormido casi nada. Pues primero ocuparon la noche para amarse y luego, la inesperada visita del Asakura les había robado el sueño, ese sueño que de ahora en adelante pretendían compartir juntos desde esta noche....
Y hasta la última que les quedara.
Sin finalizar.
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Segun yo, era muy fácil adivinar que se trataba de Yoh, ¿no?.
En realidad, tomando en cuenta que todos aquí pueden ver fantasmas, me pareció buena idea meter a Yoh en esto ya después de muerto.
Por otra parte, la conversación entre ambos shamanes era con el objetivo de que compartiesen sus pensamientos sobre la mujer que aman, que es, nada menos que la misma chica, itako no Anna.
—I love HOROxANNA—.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 25 de Mayo de 2005.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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|| Capítulo 5 ||