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Fuga De Amor
Fuga de amor

Anime: Digimon Tamers
Rating: M
Pareja: Ryo & Ruki
Sinopsis: Después de tantos problemas, por fin estaban aquí, a solas y ansiosos por hacer el amor, aunque ninguno de los dos llegó a imaginar que tendrían que fugarse para estar juntos.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
Se besaban con tremenda pasión, como si nunca antes lo hubiesen hecho, o como si fuese la última vez.
El hombre recorría la suave piel de su novia, ¡que delicia!; su delgada y frágil figura yacía entre sus brazos, desnuda. . .
* Esperé tanto por esto. *
Le susurró al oído, mientras la estrechaba con fuerza; saboreando sus dulces labios, aspirando ese exquisito aroma suyo.
Después de tantos problemas, por fin estaban aquí, a solas, ansiosos por hacer el amor aunque para esto. . . tuvieron que huir.
La madre de Ruki se oponía a la relación de los muchachos, no por ser Ryo el pretendiente, sino más bien porque su hija era aun muy joven; en realidad, no quería que cometiera su mismo error.
Con el padre de Akiyama no había problema, pero dada la situación, los enamorados no tuvieron más remedio que fugarse.
* ¡ Ryo !... *
De pronto, el nombre de su amado surgió en un suspiro al sentirlo posar sus grandes manos sobre cada uno de sus senos, haciéndola olvidarse de todos los líos por los que tuvieron que pasar para poder estar juntos.
* ¿Te arrepientes de esto?. *
El moreno dejó entrever una sutil sonrisa, pareciera que sabía exactamente que era lo que Ruki estaba pensando en esos momentos.
Ella solo negó con la cabeza, su rostro envuelto en rojo por la vergüenza y, claro, por el calor. . .
La mirada de Ryo parecía distante, sabía que esto debió haber sido de otra forma, pero. . .
* Yo solo quiero estar junto a ti. *
Le dijo ella.
Bueno, al menos esa era una buena razón para haber escapado de casa y decidir vivir junto a Ryo Akiyama.
* Y. . . ¿tú?. *
El tamer la tomó en un nuevo beso, apasionado.
* Yo?. . . el robarte fue la mejor decisión que he tomado en mi vida. *
Y hablaba en serio. De no haberlo hecho se habría arrepentido por siempre.
Con este pensamiento, se dio a la tarea de deleitarse recorriendo las finas curvas de aquel cuerpo. La sentía maravillosa, su piel era blanca y suave; su figura de mujer era fresca, con anchas caderas, senos medianos, ni grandes ni pequeños. . .
““Simplemente perfectos.””
Pensaba el moreno.
Claro, Ruki era una mujer que comenzaba a florecer. . . y la amaba. Por eso tomó aquella decisión, por eso se metió en este embrollo, y por eso era tan feliz.
Ahora, Ryo era mucho más alto, la joven apenas le llegaba a la altura del pecho, por lo que él tenía que inclinarse para besarla.
Y eso era algo que le agradaba, porque sentía que podía formar una prisión para no dejarla escapar.
Así, besaba y mordía suavemente el cuello de la pelirroja, haciéndola gemir y poco después reír nerviosamente.
* Me haces cosquillas. *
Ruki se apartó levemente, pudiendo contemplarlo con más libertad.
¡ Que hombre tan apuesto !, con esa piel bronceada, su blanca y perfecta sonrisa y esos chispeantes ojos azules; su cuerpo eran un montón de músculos, músculos que la rodeaban con suavidad y delicadeza, como si fuese a romperse.
Sus miradas se cruzaron entonces, comprendiendo que no podrían esperar más.
Akiyama la tomó entre sus brazos, cargándola hasta acostarla sobre el amplia cama de la habitación. Y suavemente dejó caer su cuerpo sobre el de la mujer.
Poco tardaron en desnudarse.
* Que linda eres. *
Le dijo, tomando su lindo rostro entre su manos; sus ojos maravillados por la hermosa imagen de Ruki al natural, para él.
Se miraban con ansias, con pasión y deseo. . . con verdadero amor.
Y la besó nuevamente, permitiendo que sus lenguas se entrelazaran, ya no podía postergarlo más; era la primera vez que el tamer legendario se desesperaba por una mujer, claro que. . .
““Ruki no es cualquier mujer.””
Pensaba el castaño al tiempo que esculpía la figura femenina con sus hábiles y expertas manos.
Sí, había estado con muchas mujeres, pero ninguna como la reina de hielo, a ella la deseó desde temprana edad y ahora. . . a pesar de que Ruki era tan solo una joven, podía tenerla para él, solo para él.
Ansioso y excitado, palpó los senos de su pareja.
* Ryo, eres un hentai. *
El rostro de la chica ardía en matices rojos. Él la miró sin dejar de amasar sus deliciosos encantos.
Pervertido?, ¿él?, ja !. . .
*¿Quieres que me comporte como un verdadero hentai?, bien.*
Apenas dijo esto, Ryo se aventuró a recorrer los pechos de la chica con sus labios, logrando que la pelirroja emitiera varios gemidos mientras lamía los contornos de aquel par de esferas, mordiendo de vez en cuando las rosadas aureolas que las coronaban.
* Ryo, ohh. . . . Ryo !. *
El aludido sonrió, aun concentrado en degustar este manjar que los hombres tanto disfrutan.
Ella estaba desesperada, sofocada.
Enredó sus dedos en el rebelde cabello del que, a partir de ahora, sería su amante, mientras arqueaba la espalda ya totalmente intranquila.
Ya pasado un rato, Akiyama liberó los senos femeninos de sus insaciables labios.
La miró realmente divertido, mostrando esa sonrisa tan suya… ¡que descarado!.
* Por tus jadeos, supongo que te gustó. *
* Baka. *
Apenas tuvieron aquel pequeño cruce de palabras, nuevamente unieron sus labios. Deseosos por sentir el sabor el uno del otro. Se arrodillaron sobre la cama, rompiendo el beso para admirarse mutuamente, solo querían disfrutar al máximo de esto y grabarse cada detalle de esta noche, ya que a partir de ahora vivirían sus vidas como ellos lo habían decidido, aun en contra de los demás; como una verdadera pareja.
Aquellos ojos azules recorrieron, lujuriosos, la frágil figura de la chica, deleitándose con la hermosa imagen.
Más Ruki no se quedó atrás; el violeta de sus ojos admiró cada apetecible músculo del varón, además de saborearse los labios al contemplar el ya erecto pene del muchacho.
Lo pensó un par de segundos antes de aventurarse a probar aquel pedazo de carne. . .
* Oye, oye, Ruki, n-no hace falta qu-que tu. . . *
Ryo quiso alejarla, no era necesario que hiciese esto, no si ella no se sentía segura, sin embargo, al poco rato se encontraba disfrutando de la dulce caricia que los labios de la pelirroja ejercían sobre su miembro, que se alzaba victorioso al aire, y que desaparecía una y otra vez dentro de la boca de la chica.
* Lo haces muy bien. *
Fue lo único que le pudo decir a su joven compañera.
Ruki engullía la espina masculina hasta donde el tamaño de esta le permitía, deslizando su lengua por donde le apetecía, mientras amasaba aquel par de esferas que descansaban debajo del pene del tamer; manteniendo esta delicia por varios minutos.
* Oh, Ruki, eres maravillosa. *
La chica sonrió ante las palabras que Ryo le expresaba en medio de la agitación, también estaba atenta a los gemidos que él emitía, guiándose por estos y su instinto para hacer gozar al muchacho.
Sí, ella también podía ser perversa y pervertida con aquel que acariciaba su cabello, como recompensándola por lo bien que lo hacía sentir.
De pronto, Akiyama la jaló levemente, alejándola de su pene; era un “peligro” que la pelirroja siguiera degustándolo; lo haría derramar su semen. . .
““Yo aun tengo otros planes para esta noche.””
Pensó el castaño, quien estrechaba con fuerza a su novia, besándola con tanta pasión, que el simple contacto entre sus labios los hacia jadear.
Poco a poco la fue recostando sobre la cama, acomodándose encima de ella.
Sus labios recorrieron la piel blanca de la chica, dejando marcas que la hacían suya, luego deslizó los labios hasta los pechos de Ruki, que lanzó un profundo suspiro al sentir como el castaño, entre suaves mordidas y lamidas, devoraba sus senos.
* Oh, Ryo. *
Entretenido, el tamer se aferró al pezón izquierdo, acariciándolo insistentemente con su lengua, masajeando con frenesí el otro pecho.
Makino arqueó la espalda entre tanto placer, echando la cabeza hacia atrás. En ese momento, se entretenía con mirar fijamente el techo, como si estuviese rogando por algo, y sus suaves manos se enredaban en los rebeldes cabellos de su novio, no!!, su amante.
Y ahí estaba Ruki, con los ojos entrecerrados, ronroneando como un gatito, más de pronto, sus ojos se abrieron con sorpresa, sus violáceas pupilas se contraían por una fuerte sensación que la recorría.
Tan entregada al placer estaba, que francamente no se había dado cuenta del momento en que Ryo deslizó los labios, de sus pechos hasta su sexo.
* Ryo, espera, me estás volviendo loca. . . *
Le dijo ella casi gritando, aunque su voz emergía entrecortada al sentir como el moreno acariciaba su clítoris con la lengua.
En pocos segundos, los gemidos de la pelirroja se escuchaban por toda la habitación, hinchando el orgullo del muchacho, quien ya fuera de sí, succionaba el pequeño botón que coronaba la entrada de su vagina.
También sintió como él deslizaba su dedo medio al interior de su sexo, haciendo que Ruki se aferrara a las sabanas como si quisiera desgarrarlas, mientras apretaba los dientes con fuerza, tratando de prolongar la deliciosa tortura que significaba el cosquilleo que sentía en su hinchado clítoris.
* Ryo Akiyama, eres un hentaaaiii. . . *
Le dijo la chica, quien alzó las caderas, entregándole por completo su intimidad para que él la “devorara” con desesperación.
Y pronto, Ruki jadeó agitada, siempre al ritmo de penetración del dedo intruso que Ryo deslizaba con maestría dentro de ella.
* Mmmm, Ryooo !!. *
La mujer gimió agradada con las sensaciones que su cuerpo recién conocía, y aun más al experimentar como su vagina se contraía, apretando suavemente el dedo del moreno; un orgasmo la había envuelto con el dulce y necesario placer que solo este podía regalarle.
Akiyama la contempló con lujuria en los ojos, Ruki respiraba cansada, más esto aun no terminaba, la iba a hacer gritar su nombre.
Una traviesa sonrisa atravesó el rostro del castaño; nunca estuvo tan entusiasmado al acostarse con una mujer.
““Es que mi pelirroja no es como las demás. . .””_ Pensaba el tamer, recordando que la chica era muy especial para él._ ““La amo.””
Con esto en mente, la abrazó con fuerza, pegando sus cuerpos bañados en sudor, y le encantó sentir como el corazón de la chica latía casi desesperado, así como el suyo propio.
* Eres linda, la más hermosa de todas. *
Se escuchó decir al muchacho, que sostenía el rostro de su amante con ambas manos y se daba a la tarea de llenarla de besos; no hubo un solo fragmento de su linda cara donde Ryo no hubiese tatuado un beso suyo.
Ella por su parte, permanecía casi inmóvil, deleitándose con las atenciones del moreno, que, entre beso y beso, ya se había acomodado entre las piernas de la joven, deslizando suavemente la punta de su duro pene en la entrada de la vagina de la pelirroja, quien solo atinaba a gemir ante la deliciosa fricción entre ambos sexos.
Más esto, por muy placentero ya no le era suficiente a la excitada mujer.
* Ay, ya, Ryo. . . no me tortures más, por favor. *
Akiyama dibujó una traviesa y lujuriosa sonrisa, las palabras de Ruki no hacían más que encenderlo más; y él, que también deseoso de sentirla estaba, la miraba fijamente al tiempo que deslizaba lentamente su miembro, enterrándolo en la húmeda vagina de una Ruki que gritó de gusto al sentirlo dentro suyo.
Makino formó un arco con su espalda, alzando las caderas, permitiendo así que la hombría del moreno se adentrara un poco más en ella.
* Oh, Ryo, te amo tanto. *
Las palabras de la chica formaron un susurro, susurro que vino acompañado por las necias lagrimas que se deslizaban por las ardientes mejillas de la tamer, que se aferró al cuerpo del castaño como si en ello se le fuese la vida.
Algo se rompió dentro de ella y ni el dolor que le causó al muchacho al enterrarle sus filosas uñas en la espalda podría compararse con el de la chica al ser penetrada por primera vez.
Ryo detuvo su avance, esperando que su novia se acostumbrase a su miembro, intruso de un tamaño considerable en su intimidad.
Sus azulados ojos la miraban con preocupación, no quiso lastimarla, sabía perfectamente que sería el primero. . .
““Y quizás el único.””
Pensaba, completamente seguro de que su gatita salvaje no era una más de las mujeres que hubieron en su vida. No, ella es distinta.
““A ella la amo.””
Con este pensamiento, Ryo dejó que sus caderas se mecieran suave y lentamente, con lo que Ruki comenzó a regalarle débiles gemidos de gozo.
El dolor se perdió en algún lugar del placer que la envolvió con locura.
Así, la joven movía las caderas al ritmo que su amante le imponía, mirándolo embelesada.
Que bien se sentía estar así con él, enredado entre sus piernas, balanceándose de adelante hacia atrás y viceversa, penetrándola deliciosamente.
Si la pelirroja había tratado de contenerse en algún momento, ahora gemía con fuerza, deleitando a su hombre.
Ryo alcanzaba a escuchar las expresiones de placer que le susurraba la chica, aquellas palabras que se apagaban levemente por el esfuerzo.
Los movimientos que en un principio fueron lentos, suaves y hasta cuidadosos, se volvieron bruscos y rápidos.
* Oh, Ryo, sigue, sigue. *
Le rogaba ella, llevada por el placer, completamente llena de felicidad.
Más pronto, la ficción entre los sexos de los amantes hizo que Ruki alcanzara el clímax. . . No pudo más, gimió sonoramente, arqueando la espalda y enterrando las uñas en la morena piel de su compañero.
La vagina de la mujer palpitaba con fuerza y desesperación debido al orgasmo que ahí mismo había nacido y que se expandió hasta el rincón más escondido de su cuerpo.
Mientras que Akiyama, al sentir como su miembro era apretado con fuerza por la suave y cálida piel interna de la pelirroja, no pudo más que penetrarla un par de veces más antes de dejar escapar un liquido blanquizco, su semen.
* Ru-Ruki e-eso fue maravilloso, realmente in-intenso, ah. . . *
El, moreno jadeaba por el cansancio, aun eyaculando en la intimidad de la joven.
Poco después separaron sus cuerpos, descansando en la cama, abrazándose con suavidad.
Makino suspiró cansada, ahora que su mente estaba libre del deseo, pensaba seriamente en su situación actual y sonrió. . . con un extraña mezcla de felicidad y diversión. Se abrazó un poco más a Ryo, escondiendo su rostro adornado en rojo en el pecho musculoso del muchacho.
* ¿De qué te ríes?. *
* Recordaba. . . que nos escapamos. *
El muchacho le devolvió la sonrisa, acariciando el suave cabello de su ahora cómplice y mujer.
* Lo pensé muchas veces e incluso. . . dudé en hacerlo. Tenía miedo de que lo nuestro no resultase y termináramos separados, como pasó con mis padres. *
*No te prometo amor eterno, porque no conozco el mañana. Pero, Ruki, yo sinceramente quiero estar así, siempre contigo.*
Las palabras del joven fueron tan solo un susurro en el cual se notaba la nostalgia que traía consigo su varonil voz.
Y es que ninguno de los dos llegó a imaginar que terminarían de esta forma, quizá alguna vez pensaron que llegarían a estar juntos, pero. . . en fugarse, ¡ jamás !.
* Gracias por esto, Ryo. *
Apenas dijo esto, la pelirroja se dejó envolver por el sueño, dejando al castaño completamente confundido con sus palabras.
Más ella, con una sonrisa en los labios, pretendía disfrutar del aquí y el ahora haciendo de lado todos los temores que su madre se había encargado de sembrar en su corazón.
Ruki no sabía si su relación con el tamer legendario se acabaría en algún futuro, pero, eso era algo que ahora. . . simplemente no importaba.
Totalizado.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Como que hubo muchos besos, ¿no?.
Pues por fin un fic que quise escribir desde hace más o menos dos años, el primero de Tamers que pude escribir, más no el último.
Los reyes digimon, una pareja que no se comporta como tal y que sin embargo, tuvo muchos momentos propios y de ahí, mi interés por escribir este fic.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 22 de Abril de 2005.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
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Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.:: Capítulo 2: “Y no quiero que él también se vaya” ::.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
¿Cuánto tiempo había pasado desde entonces?; días, meses...
* Ya más de un año... *
Anna suspiró ante el dolor, dolor al cual parecía haberse acostumbrado.
Aquel fue el único día que lloró, fueron tantas lágrimas que llegó a pensar que se le habían acabado. Quizá se desahogó por completo y eso fue lo mejor. Pero la mujer se sumergía en el mar de recuerdos y sentimientos de los cuales era presa diaria.
Distraída, con la mirada pérdida en el vacío de la oscura noche, la nada, no se percató de que alguien más estaba con ella, hasta que una rosa de hielo apareció frente a sus ojos.
Ligeramente sorprendida, la tomó entre sus manos, mirándola con aparente indiferencia; giró el rostro encontrándose con aquella tonta sonrisa. Tan parecida y tan distinta a la vez a la de aquel hombre, pero no !... no era él.
El hombre que ahora está junto a ella es mucho más holgazán, distraído, irresponsable y descarado.
* ¿Sigues aquí?. *
Le preguntó, a pesar de que su compañero llevaba varios meses de visita en la pensión.
Él solo suavizó su tonta sonrisa y se sentó al lado de la rubia, permaneciendo en silencio por un rato; ambos, sin decir nada más.
Para ella estaba bien; durante todo ese tiempo este shaman la había estado acompañando como ninguna otra persona. Fue el único testigo de su dolor y el único que permaneció a su lado después de la muerte de Yoh, los demás amigos de su esposo simplemente no volvieron, cada uno siguió sus vidas, alejándose de ella.
Era comprensible, después de todo el importante era el heredero Asakura, no ella, quizá por eso no entendía por qué éste chico permanecía aquí, como si ella también le importase... no lo entendía.
* Horo... *
Su voz fue un suave suspiro que llegó a oídos del ainu quien de inmediato posó la mirada sobre la hermosa joven rubia.
* Tú sabes que lo amaba... sabes que sí. *
El muchacho se limitó a guardar silencio.
Que la chica de pronto le confesara su sentir sin razón aparente, solo significaba que no deseaba sentirse sola, así que la abrazó, la estrechó entre sus brazos, recargándola contra su pecho mientras el silencio volvía a reinar el lugar.
No era ésta la primera vez que la sacerdotisa encontraba tranquilidad y apoyo en el abrazo del chico peliazul, no. La primera fue aquella tarde después de que su esposo la dejó, luego se dieron algunas ocasiones más, y ahora ésta.
En todo ese tiempo se habían acostumbrado el uno al otro; y aunque Anna no lo dijera, apreciaba la compañía del ainu, sino fuese por su presencia se hubiese dejado devorar por la tristeza y la soledad, no hubiese podido sobrellevar la ausencia de Yoh. Y ahora estar entre sus brazos, le resultaba tan natural.
* Anna, yo... * _ Pero escuchó su voz varonil interrumpir el cómodo silencio._ * Mañana regresaré a Hokkaido. *
La chica curveó ligeramente una de sus cejas; eso significaba que estaría completamente sola durante tiempo indefinido.
En los últimos meses, Horo Horo pasaba más tiempo en Funbari que en su tierra natal, y aunque varias veces regresó al norte, tardaba más en pensar en ello que en volver a la pensión.
Cuándo Yoh murió, el peliazul permaneció a su lado por más de cinco meses, luego regresó a Hokkaido por tan solo un par de semanas.
* Me estoy acostumbrando al clima de Funbari Ouka. *
Le dijo aquella vez.
Pero no importaba cual fuera la razón, ni si de vez en cuando peleaban, de acuerdo casi a diario, mucho menos si el record de sus conversaciones apenas había alcanzado los veinte minutos... le gustaba su compañía y eso era algo que no podía negarse a sí misma.
Quizá por ello le entristecieron sus palabras, quizá solo era incomodidad, solo costumbre... no obstante, últimamente pensaba que el estar con él, para ella significaba más que eso... mucho más. Por ello tenía deseos de pedirle que se quedara, cosa que no haría ni en el más loco sueño.
Más Anna no dijo palabra alguna, solo acomodó la cabeza sobre el pecho del joven, dejando que este acariciara su rubio cabello, y como si la hubiese arrullado, la itako permitió que el sueño le cerrara los ojos.
Horo Horo la observó atento por largo rato, la tranquilidad que reflejaba ese bello rostro lo llenaba de paz; por alguna razón, sentía que podía observarla por siempre, así entre sus brazos, y no cansarse de ello.
De pronto a su mente llegó el recuerdo de su amigo Yoh y una corta platica que tuvieron hace ya tanto tiempo...
* Podría embriagar a mis ojos con su hermosa imagen y ni siquiera cansarme un segundo. *
Esas fueron las palabras del Shaman King.
Por aquel entonces, Horo Horo no lo entendió e incluso lo creyó un completo imbécil por referirse a la itako con esas palabras.
* Más ahora entiendo a que te referías... amigo Yoh. *
La voz del ainu fue tan silenciosa que difícilmente hubiese despertado a la rubia.
Con una ligera sonrisa adornándole el rostro, suavemente tomó entre sus brazos a la chica, llevándola hasta su habitación donde podía descansar más cómoda.
Se iría mañana por la mañana y si ella no despertaba para entonces seguro no podría despedirse.
Fueron muchos pensamientos los que a su mente llegaron, y de todos ellos, las palabras que su hermana le dijera hace un par de meses, antes de venir a Funbari, hicieron que su andar fuera más lento...
* No puedes seguir así, pasas más tiempo allá que con tu familia... No has hecho nada en este tiempo. ¿Qué pasó con el campo de plantas?, qué pasó con tu sueño?. *
No tuvo, ni tiene respuestas para esas palabras, pero sabía que Pilika tenía razón en algo: él hizo de lado todo y sin siquiera saber por qué. En realidad en todo este tiempo no había hecho absolutamente nada, por eso regresaría a Hokkaido, para seguir con su vida y dejar que la itako siguiese con la suya.
~*~
~*~
~*~
Entró a la habitación casi vacía, en cuyo centro se hallaba un futon más grande de lo normal, ahí recostó cuidadosamente a la rubia, más cuando quiso incorporarse se dio cuenta de que los suaves brazos de la chica se lo impedían.
* Si te digo que no quiero que te vayas, seguro no me creerás... como yo misma no me creo ahora. *
Horo Horo podía sentir el cálido aliento de Anna acariciando su cuello y su oreja izquierda. Se sonrojó ampliamente, aun sujetando la cintura de la sacerdotisa, completamente consciente de que los brazos de la misma le rodeaban el cuello y que su cuerpo yacía sobre el de ella, haciendo de esta una posición poco decente.
Ese juego de palabras por parte de Anna le estaba haciendo bromas pesadas a su mente, por todo lo que comenzaba a imaginarse. Y el intenso latir de su corazón no le ayudaba mucho a pensar siquiera en decir algo.
Sin embargo, hablar ya de mucho no servía, pues sus miradas se cruzaron en algún momento, y por un simple instante, tan solo para que después fuesen sus labios los que se buscasen y unieran sin que alguno de los dos lo hubiese pensado.
Era un profundo beso que sencillamente se dio entre ellos, beso que le arrebató al joven todo deseo de regresar al norte.
Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Ya sé que les interesa más el lemon, pero tampoco quería empezar el capítulo metiendo a estos dos a la cama así nada más. NO !.
Como ésta pareja me gusta mucho, quiero plasmar muchos detalles de su relación, pero descuiden, el próximo capítulo es lemon y no será el único.
Quiero que este fanfic derrame miel, así que habrá mucho amor, malos entendidos, lágrimas y lemon ^0^.
—I love HOROxANNA—.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 25 de Mayo de 2005.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
|| Capítulo 3 ||
Amarte es cuestión de tiempo

Anime: Gundam Wing
Rating: M
Pareja: Heero & Relena
Sinopsis: Saber lo que él deseaba hacer con ella, amarla o matarla... sólo era cuestión de tiempo.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
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.
Una figura ágil y sigilosa recorre rápidamente los extensos jardines de la mansión de los Darlian.
No es la primera vez que así lo hace. Y las razones por las que visita con frecuencia este lugar son cada vez más fuertes e importantes.
Pronto, llega hasta la mansión. Escalando un gran árbol que le facilitará el acceso a su destino final: la habitación de la hija única de la familia.
Equilibrándose sobre una de las ramas del árbol, toca suavemente la ventana para que la persona que se encuentra en el interior le permita la entrada. Así es, una joven rubia se acerca a la ventana y cuidadosamente la abre; el extraño hombre entra sin mirar a su anfitriona, dirigiéndose al centro de la habitación.
Una vez dentro el invitado, la chica cierra nuevamente la ventana y mira a su compañero indicándole que tome asiento sobre el pequeño sofá que frente a él está.
* Espera un momento, por favor. En seguida estoy contigo. *
Ella se sienta en el taburete frente al tocador y continua cepillando su largo y brillante cabello, con tranquilidad tal que tranquiliza también a su visitante.
Más sin embargo el chico no es tan paciente. Después de un rato comienza a caminar de un lado a otro de la habitación esperando a que la joven termine con lo que hace y así entablar una conversación, si es que puede esperar más. Es eso o saltarse esa pequeña e insignificante parte del proceso e ir directamente a lo que le interesa.
* Disculpa por haberte hecho esperar. *
Le dice ella después de un rato.
De la forma más despreocupada, la jovencita comienza a hablar con el chico sobre algunos de sus asuntos de mujer, quizás para romper el hielo y no decir algo impropio, pero...
* Nada de eso me importa; lo que quiero decirte es... *
La interrumpió. Sin amabilidad o intenciones de ocultar un poco su desinterés por lo que ella hace. De cualquier forma no completó la frase, la voz le falló en un momento clave y eso se tornó incomodo.
Aunque en la primera vez que vino aquí las razones que tenia para introducirse en propiedad ajena eran bastante distintas a las que ahora lo obligan a hacerlo, eso no quiere decir que su objetivo principal haya desaparecido o dejado de tener razón de ser. Aun había algo que le indicaba que debía aniquilar a la jovencita.
Más sin embargo la inseguridad y la confusión, que apenas y podía disimular, se apoderaron de su mente para dejarlo momentáneamente desarmado ante aquella mujer.
Y mirando fugazmente los femeninos ojos azules, se da cuenta de que la chica parece comprender sus emociones aunque desconozca la razón de estas.
* En ese caso, dime que te trajo aquí. *
* Bueno, yo... *
El joven se congela... se sonroja. Los motivos de eso son demasiado vergonzosos para él.
En ese momento, fue como si su conciencia dejara de funcionar ante aquella mujer; sumergiéndolo así en un conflicto que nunca antes había tenido, pero que disfrutó infinitamente.
No terminó la respuesta. Es más, sin saber lo que hacía, se acercó a ella manteniendo la mirada bien clavada sobre aquellos ojos.
Acaricio lentamente una de las mejillas de la chica con el dorso de la mano, y poco después atrapó entre esta un delgado mechón de su rubio cabello para sentir la suavidad del mismo. Luego lo acercó a sus labios y lo besó suavemente, sorprendiendo con ello a la mujer.
¡Que demonios!. La intentó abrazar y, de hecho, lo hizo gustoso al mismo tiempo que respiró el agradable aroma que emanaba del cuello de la muchacha. Poco después la besó en el mismo lugar.
Escuchando satisfecho los tímidos gemidos que ella le regalaba en agradecimiento.
* Oh, Heero. *
Sonriendo ante el llamado de su compañera, el asesino se separó de ella lo suficiente como para contemplar el brillo en las pupilas de la mujer. Delatando la tierna confusión pero también el gozo de su parte ante esta nueva situación.
El soldado dejó de hacerle caso por un momento a su lógica. Consciente del camino que sus manos estaban recorriendo, del como fueron a dar hasta la bata de dormir de la chica y desatar pacientemente los listones que sujetaban la prenda a su cuerpo; separando los extremos del atuendo nocturno después de unos instantes y así... admirar el desnudo cuerpo de la joven.
* Eres tanto o más hermosa de lo que te recordaba, Relena. *
La misma joven lo tomó suavemente de la mano para guiarlo directo hasta su cama.
Habiéndola despojado por completo de aquella prenda la hizo recostarse ligeramente sobre el lecho que ahora los recibe a ambos.
Besándola con tranquilidad en los labios; disfrutando del momento. El tanto desearlo sin siquiera darse cuenta de ello.
Lo que hace, el dulce sabor de su boca lo apasiona... le gusta mucho.
Todo esto por lo que había esperado. Aquello que siempre, y hasta ahora, fue desconocido para el. Monótonos actos humanos que no eran de su conocimiento y que puede descubrir con ella porque ella misma se lo permite.
Vivir, tocar y sentir... sentir su cuerpo, sus labios... su cariño.
Consciente a la perfección de las caricias que la mujer le brinda. Totalmente enfocado en los escalofríos que la suave piel de sus manos le provocan.
* ¿De verdad quieres hacer esto?. * _Preguntó._ * Mis intenciones de aniquilarte siguen en pie... no quiero que después te arrepientas. *
Las palabras de Heero no hicieron eco en el corazón de la doncella. Era como si en ese momento no existiera nada más que ellos dos y sus cuerpos. Por ello la voz del joven no se clavó en la mente de la chica.
Y ésta, que sabía perfectamente lo que quería, lo besó apasionadamente, callándolo, dando respuesta afirmativa sin saberlo a la cuestión del muchacho.
Ansioso, Yuy deslizó sus traviesas manos por la totalidad del cuerpo de la joven; acariciando y aprisionando constantemente los pechos femeninos que, ante dichos contactos, se endurecían para provocarle cierta necesidad al soldado de siempre tocar a la joven con más delirio y confianza.
* ¿Por qué?. *
De pronto, la pequeña boquita de la mujer se abrió para interrogar al compañero. Fue una pregunta pequeña pero la misma fue comprendida ampliamente por el chico.
El hombre no quiso responder; dirigiendo las palmas de las manos hasta la estrecha cintura de su amante, donde se ajustaron a la perfección, le permitió a Relena sentir no solo la fuerza con que la sujetaba, acción que dejaba muy claro el deseo de pertenencia que el muchacho tenía por ella, sino también la lengua y los labios del asesino deleitarse con los pequeños y tremendamente endurecidos pezones. Aquellos que acariciaba dulcemente con la lengua, mordía suavemente, y succionaba y besaba con los ansiosos labios.
* Aahh, Hee... Heero... * _Gimió suavemente la joven._ * Esto es, esto es...*
Las entrecortadas frases se detenían conforme los labios de Heero Yuy avanzaban sobre la silueta de mujer en dirección a aquel lugar que le prometía recibirlo con calor, comodidad y placer.
Así, guiado por la impura sensación que ya se había apoderado por completo de su ser: excitación; profano la tierra, veces atrás virgen, blanca y suave.
Tranquilo pero ansioso, besó los labios vaginales del cuerpo de Relena logrando que esta cerrara los ojos con fuerza debido a la sorpresa de la desconocida sensación que llegaba a su cuerpo. Los sonidos de satisfacción que escapaban desesperados de la boca de la jovencita se esparcieron por toda la habitación, recorriendo esta y llegando finalmente a los sensibles oídos del muchacho, incitándolo a profundizar aquel ataque.
De un momento a otro, Heero introdujo su lengua con un entusiasmo tal que Relena terminó temblando entre gritos... derramando la primera corriente de un flujo de excitación verdadera.
Yuy probó las mieles que extrajo de la carne interior de su amante. Saboreando desquiciadamente el sabor a mujer que en su paladar volvía a albergarse.
Excitada, al borde de la desesperación, la joven colocó las manos sobre el cabello del muchacho para retenerlo ahí, en la parte más sensible de su cuerpo ante los labios del joven... la parte de su cuerpo que, con más ansias que ninguna otra, ardía de pasión por el complemento masculino que de ella se posesionaba: Heero Yuy.
* Heerooo !!... *
Gritó ella, suavemente; la emoción de un pequeño orgasmo que la invadía se reflejó en aquella reacción delatadora de sensaciones placenteras en su cuerpo.
Agitada rogó por unos segundos de descanso que el muchacho se negó a darle; lanzándose de inmediato contra el cuello de la joven, Yuy besó y mordió delirante aquel área que se encontraba severamente sensible por el reciente derramamiento de gozo en su cuerpo.
Algunas marcas fueron la huella y evidencia de que los labios del chico se habían ensañado con el cuello de la mujer... besándola una vez más, robándole el aire; extrayendo el poco aliento que ella conservaba después de haberlo tomado con desesperación.
Relena se permitió abrazar al joven durante aquella caricia de la que sus labios no querían, ni podían escapar. Siempre así... mientras el cuerpo de ambos no lo reflejaba abiertamente, pero vibraban en roja pasión por el otro ser que se encontraba pensando a su vez en el otro.
La chica pareció relajarse y acostumbrarse a las exigentes caricias y actos de su compañero. Lo demostró al hacer un pequeño esfuerzo y resistirse a las tentaciones de la boca de Yuy e ir paseando sus labios por el cuerpo del chico. Deleitándose paulatinamente con el cuello del soldado, tal como él lo hiciera minutos atrás; disfrutando la piel del pecho varonil del muchacho y divirtiéndose con la agradable situación que se presentó al apenas rozar sus labios con el abdomen de Heero, quien tembló ligeramente, lo que hizo que Relena alzará la mirada para observar el rostro de su amante y percatarse de la agradable sonrisa que este le mostraba, sin mencionar el inusual rubor en sus mejillas.
El asesino amplió la sonrisa sin dejar de mirar por un solo instante a la chica...
* Me haces cosquillas. *
Dijo mientras le sonreía un poco más. El comentario del soldado hizo que la única hija de los Darlian sonriera divertida como pocas veces lo había hecho. Y tratando de calmar esa sensación, por fin dirigió los labios hasta el miembro masculino de su acompañante; dando así el último paso que salvara la distancia entre el abdomen y el pene de Yuy.
Primero tranquila y luego más constante, la chica recorrió con lengua y labios la absoluta longitud de aquel arma sexual. Estrujándolo con sus manos logro hacer que el pene alcanzara la tremenda erección que para esos momentos ya tenía. Permitiéndose saborear no solo el exquisito manjar de sensible carne que frente a ella y en su boca tenía, sino también de disfrutar los excitantes sonidos de placer provenientes del muchacho, quien entre bocado y bocado que sentía a la parte más vulnerable de su cuerpo, igual experimentó las desquiciantes succiones a su miembro.
Resistiendo tan solo gracias a que Relena se tomaba sus segundos de descanso; midiendo el tiempo en que el pudiese terminar.
Alejándose de la más excitante pieza de la figura de su compañero, la joven colocó sus labios justo sobre los del soldado. Dando y recibiendo uno de los inconstantes besos llenos de locura y placer, ternura y pasión, que entre ellos a veces se presentaban y que solo Heero Yuy sabia brindarle.
Absorbiendo todo el placer, aquel intenso candor, el tan conocido y agradable sabor a miel. Tomando una posición más cómoda para realmente comenzar con el juego, el piloto se sentó en medio de la cama sujetando a Relena por la cintura para guiarla de tal manera en que ella pudiera sentarse poco a poco sobre su pelvis; y con cada descenso hacia su miembro, permitía que este se introdujera parcialmente en aquel cuerpo de mujer que tanto había anhelado.
* Oohh, Heero, continúa. *
La voz de la chica delató las emociones que tomaban posesión de su cuerpo; un cuerpo presa de placer y cariño reprimido por el tiempo y que difícilmente creía que le fuese correspondido.
* No voy a soltarte, ¿entiendes?. * _Habló el soldado._ * Acostúmbrate. *
Después de un rato, Yuy inició con afirmaciones que aparentemente estaban fuera de lugar; más sin embargo estas se debían al presente, aunque pasajero, dolor que se originaba en la entrepierna de la joven. La brusquedad de Heero en realidad no era tanta, y esta no era la primera vez que se enredaban en las sabanas de una cama. Todo se debía a la estreches de la vagina de Relena; la cavidad que a pesar de haber recibido gustosa en ocasiones anteriores aquella espada masculina, aun no se acostumbraba por completo a esta.
Con todo y esto el pene del muchacho se abría paso con facilidad, quizás más aun que en ocasiones anteriores, por las paredes vaginales que lo estimulaban con cada roce, con cada contracción.
Los fluidos y secreciones producto de la excitación acompañadas por un poco de plasma rojo que teñía ligeramente del mismo color a las sabanas, escapaban tímidamente del cuerpo de la joven.
Un par de gemidos ahogados y los rasguños en la espalda del mismo, fueron pasajeros una vez que la humedad de la vagina fue suficiente para facilitarle al chico el deslizarse libremente dentro de ella. Entrando y saliendo con frenesí, a un ritmo considerablemente rápido por el intenso incremento de la excitación en las siluetas y el calor en la habitación.
* Me encantas !. *
Comentó Heero mientras acariciaba el rubio cabello de su amante desesperada.
Benditos roces que apenas y podían considerarse caricias. La lluvia de besos y mordidas suaves a la piel de la joven y los gemidos que abrazaban la habitación, los mismos que ya ni siquiera eran reprimidos se manifestaron sin razón.
* Ah, Heero... te quiero tanto !!. *
La misma frase, las mismas palabras que el asesino ya se sabía de memoria, fueron elevadas al aire una vez más poco antes de devorar a besos los labios de un joven enamorado, aun sin saberlo.
El va y ven de las caderas de ambos comenzaba a intensificarse mientras sus labios se confundían con los del otro. La aceleración del ritmo; el aumento del latir del corazón que pareciera clamaba por salir disparado de emoción y sentimientos que este aun no era capaz de comprender por completo.
Un par de gritos de placer por parte de Relena... y el clímax que se venía. Todo fue antecesor del orgasmo que se originaba en la vagina de la chica y se extendiera por medio de sensaciones mil a todo su cuerpo.
Dejándose caer de espaldas sobre la cama, Heero la abandonó apenas segundos antes de liberar una eyaculación la cual cayó sobre la cama y la figura de la semiinconsciente mujer. Y luego, igual que lo hiciera ella antes, el se dejo caer rendido sobre el cuerpo femenino, con la respiración agitada y cada quien presa de sus propios pensamientos y conclusiones sobre sus actos.
* ¿Aun deseas eliminarme, Heero?. * _La interrogante voz surgió entre el silencio de la recamara._ * Es que yo no... *
Queriendo hablar de algo que no fuera muerte, pero... de hecho esa situación era una de las pocas que la unían a aquel asesino que, por ahora, se estaba reservando el derecho de aniquilarla como a cualquier otra persona.
Así, después de un considerable periodo de silencio por parte de Yuy, y una guerra interior sobre decidir la respuesta que le daría a la chica, finalmente habló:
* Sí. *
El rostro de la joven se llenó de tristeza y decepción ante aquella palabra.
Entonces... Heero solo la estaba usando como un objeto de placer. No había ni cariño, ni perdón... nada.
* Pero... *
Esa voz que Relena no deseaba oír más, hacía eco en el ambiente; exigiendo atención y una vez obteniéndola, proseguir con su cometido
* Por ahora, no sé por qué... no siento el deseo de hacerlo. *
Aquellas palabras tan simples no eran producto de la hipocresía o la mentira. La sinceridad las acompañaba y las resaltaba con la tranquilidad del muchacho y los besos que, de pronto, se posesionaron de los emocionados labios de la mujer. Mujer que gustosa recibió es acaricia con igual o mayor intensidad.
Para ella era más que suficiente que las cosas fueran así. Si él la mataba más adelante o no, ahora eso no importaba realmente.
Tan solo... tan solo sabía que en estos momentos Heero la estaba besando con pasión y quizás... algo más.
Saber lo que él deseaba hacer con ella, amarla o matarla... sólo era cuestión de tiempo.
Finalizado.
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Si estrictamente tuviera que haber un lapso de tiempo para el fic, este sería después de que Heero conociera a Relena y poco antes de que el padre de ella muriese.
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Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 31 de Octubre de 2002.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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Pequeña bella durmiente

Anime: Toradora
Rating: M
Pareja: Ryuuji & Taiga
Sinopsis: ¿Quién, en su sano juicio, se pasa tanto tiempo contemplando a una chica mientras duerme?... ¿Y en qué momento él se reunió con ella en la cama?, ¿en qué momento sus brazos la rodearon con suavidad sin que ella se despertase?.
Advertencia: Lemon (NSFW)
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Por: Maeda Ai.
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Últimamente pasaba mucho tiempo mirándola.
En las clases, de camino a casa o al colegio, en su casa y, principalmente, en la de ella, en su recamara para ser más exactos.
Era como un ritual secreto, incluso se despertaba antes con la clara intención de venir aquí y pasarse largos minutos mirándola dormir, admirando cada pequeño detalle de la mujercita que descansaba en la inmensa cama con dosel. Cada una de sus facciones, su pequeño cuerpo acurrucado que se perdía entre las cobijas y el colchón, el largo cabello dorado esparcido alrededor de ella, creando la ilusión de una divinidad.
A veces la oía murmurar entre sueños y muchas otras era presa del mal humor de la joven, quien lo golpeaba sin piedad apenas despertaba, tachándolo de pervertido y acosador.
Ryuuji no negaba ni se defendía, porque a fin de cuentas, Taiga tenía razón, después de todo. . .
““¿Quién en su sano juicio se pasa tanto tiempo contemplando a una chica mientras duerme?.””
Pensaba el chico, torciendo las cejas y frunciendo el ceño, y es que ahora mismo la miraba con fijeza y llevaba. . . ¿qué?, veinte, treinta minutos sin apartar la mirada de aquella hermosa criatura, pendiente de toda ella, su cara, su pelo, su cuerpo, pero lo que más lo embelesaba era su respiración. El casi imperceptible subir y bajar de su pecho en cada respiración.
Lo llenaba de. . . ¿felicidad?, sí. Se sentía extrañamente feliz porque ella existía, porque Taiga estaba aquí y ahora con él. . . para él.
Con todo esto en la cabeza y sin siquiera ser consciente de ello, el peliazul acortó la distancia entre él y “la pequeña bella durmiente”.
¿En qué momento se reunió con ella en la cama?, ¿en qué momento sus brazos la rodearon con suavidad sin que ella se despertase?. . . ¿cuándo fue que acercó su rostro al de ella y aspiró su dulce aroma?. ¿Cómo es que ahora le susurraba al oído palabras dulces dedicadas para ella. . . solo para ella?.
* Taiga !. *
Su voz varonil emergió en un susurro al tiempo en que sus manos vagaron por el delicado cuerpo de la rubia hasta rodearle totalmente, anclándose en su vientre y pegándola más a él, que yacía acomodado justo de tras de ella.
* Ryu. . .Ryuuji !. *
Su nombre emergió de los lindos labios de la rubia en un susurro adormilado.
Afianzando un poco más su agarre, el joven no pudo más que sonreír con ternura al escuchar a su compañera. Sus labios se deslizaron por el cremoso cuello femenino, degustando la suavidad y el dulce sabor.
Fue al sentir las caricias del muchacho que Taiga entreabrió los ojos, confundida y con una extraña sensación de ansiedad. Tardó varios segundos en ser plenamente consciente de lo que estaba pasando, de lo que ese chico le estaba haciendo.
* ¡¿Ryuuji?!. *
La jovencita chilló escandalizada, tratando de alejarse y detener al peliazul, pero sus fuerzas resultaron nulas ante la férrea determinación de Takasu, por lo que lentamente, Taiga se fue rindiendo y dejó de luchar contra algo que también ella deseaba con todo su corazón.
Así, se dejó recorrer por las manos varoniles que nunca le parecieron tan suaves y protectoras como ahora. Fue maravillosa la sensación de ser besada por primera vez y por él precisamente. Le devolvió el beso sin reservas, convirtiendo aquel roce de ternura en un exigente baile entre sus labios y los del peliazul.
* ¡ Baka inu !. *
Le susurró ella, regalándole a su compañero la expresión más tierna, pues la rubia tenía las mejillas sonrojadas y sus ojitos titilantes no descuidaban en ningún momento la boca del chico, sin mencionar que sus largos cabellos dorados, esparcidos sobre la cama, le otorgaban un toque de sensualidad a su dueña.
Ryuuji sonrió levemente, todo en ella lo provocaba a tomarla para sí, hacerla suya, pero también lo movía a cuidarla, a ser por siempre su protector.
En una mezcla de todas aquellas emociones, las manos ansiosas del joven se aventuraron bajo el camisón de su compañera, explorando la exquisitez de su piel, recorriendo las firmes piernas y perdiéndose entre estas, encontrando el secreto de la intimidad femenina.
* N-no!, ¡ espera !. *
Pero él no la complació esta vez y sus dedos recorrieron la zona por encima de las braguitas para poco después hacer estas a un lado y acariciar la vulva directamente, provocando leves y entrecortados gemidos por parte de Taiga.
El joven adoró la suavidad de la delicada piel de esa zona femenina, ni que decir de la calidez que encontró cuando su dedo medio se perdió superficialmente en la intimidad de la chica.
* Mmm, Ryuuji, tu. . . pervertido !!. *
Se quejaba la rubia, sin darse cuenta que ella misma separaba las piernas cuanto podía, en espera de más de aquellas lujuriosas caricias y las delirantes sensaciones que le provocaban.
Taiga no supo por cuanto tiempo disfrutó de aquella caricia. En momentos parecía como si hubiesen pasado varios minutos, y a veces no creía haber durado así más de unos instantes.
Al final, los dedos del peliazul hicieron magia sobre el hinchado clítoris, que sobresalía ligeramente de los labios vaginales, como anhelante del placer que recibía.
Y fue tan insistente el muchacho en su afán de tocar a la pequeña chica, que las pulsaciones femeninas se desencadenaron con fuerza, recorriendo el vientre de la rubia y haciéndola gozar con locura, obligándola a arquearse y gemir audiblemente mientras apretaba los ojos con fuerza.
““Ryuuji, qué. . . ¡¿qué me hiciste?!.””
Pensaba la chica mientras buscaba los labios de compañero, encontrándolos en un beso desesperado que le supo a miel.
Era simplemente maravilloso, ¿por qué no lo había besado antes?. Le gustaba, le gustaba mucho y le resultó aún más delicioso el sentir la lengua de Takasu entrar en su boca, explorarla y entrelazarse con su propia lengua, jugando a esta travesura que bien sabia se tornaría en su adicción.
La rubia estaba tan entregada al apasionado beso que no fue consciente, como de muchas otras cosas esa mañana, de cómo fue que terminó bajo el varonil cuerpo de Takasu Ryuuji, o de cómo el chico se acomodó entre sus piernas para frotar su pene contra la vulva femenina, carente de vello; era tan suave y cálida que el chico dejó de pensar y tan solo se dejó llevar y deslizó su miembro a través de la vagina de la rubia.
Estaba tan concentrado en la deliciosa sensación que el joven no se detuvo a pensar en el dolor que le causaba a la chica. Es que se sentía tan jodidamente bien y el roce era en extremo placentero, que no se percató de que la razón de tanto gozo, la estrechez de Aisaka, era la razón de que a ella le doliese tanto.
* ¡ Baka, baka inu !. . . ittaaiii. . . !! *
Ryuuji se detuvo entonces, asustado al haber lastimado a la personita que el tanto quería proteger.
““Pero es que el gozo es tanto. . .””
Pensaba el muchacho, aun esforzándose por contenerse y no abandonarse a la tentación del ir y venir de sus caderas en busca de esa caricia tan placentera entre su pene y la vagina de la rubia.
No estaba seguro de cuánto tiempo permaneció quieto, en espera de que a Taiga se le pasara el dolor. Fue una verdadera tortura, pero para cuando se dio cuenta, la misma Aisaka era quien empujaba suavemente sus caderas contra las de él, buscando más de aquel placentero contacto, tan necesitado ahora.
* Ryu. . . Ryuujiii !!. . . *
* ¡ Taiga !. *
La rubia alzó los brazos, envolviendo a su compañero en un cálido abrazo.
Aferrados el uno al otro, como un náufrago a una estéril tabla; ambos jóvenes protagonizaron una danza tan antigua como la historia, buscando los labios del otro.
Y el peliazul no supo en qué momento se dejó llevar y comenzó a moverse con fuerza y rapidez, desesperado por sentir algo que prometía ser maravilloso, aunque nunca antes lo haya sentido.
Y no sabía si era solo lo físico, no. La suavidad y estrechez de su pequeña compañera era delicioso, sin duda, pero no era solamente algo carnal. Taiga era tan dulce y entregada en ese momento. Ahí, él supo que no quería estar con ninguna otra chica, ni siquiera con una con muchas más curvas; no quería hacer esto con nadie más.
El muchacho estaba tan concentrado en el placer, con los ojos cerrados, entregado y concentrado a tan fuerte e inexplicable experiencia, que el peliazul era ajeno a todo aquello fuera de aquella cama.
Solo existían él y la linda mujercita bajo su cuerpo, siendo acompañado por el placer que los recorría cada vez que el pene del joven se perdía en el apretado y mojado sexo de la rubia. En esos segundos, en lo más profundo del ser femenino, Takasu supo que había encontrado un paraíso y lo había hecho suyo.
Taiga estaba tanto o más perdida en sus emociones; nunca creyó estar en una situación íntima con un hombre, ni darle tantas libertades.
““Pero si iba a hacerlo con alguien, solo puedo pensar en él.””
Pensaba la jovencita, mirando fijamente la expresión de infinito placer de su compañero mientras este empujaba su duro miembro dentro de ella. Ella sonrió, el solo hecho de verlo, manteniendo él los ojos cerrados, al tiempo en que se clavaba en ella. . . la hacía feliz. . . y la ponía caliente.
Sabía que a él le gustaba lo que estaban haciendo. . . y a ella le hacía feliz saber que le estaba dando placer. Ella, no Minorin, ni ninguna otra.
Tras este pensamiento, la chica entrecerró los ojos, las constantes penetraciones de ese bastardo comenzaban a surtir efecto, se sentía cada vez más sofocada, sentía que algo venía y quería sentirlo.
* Ryuuji, ahhh!, más!. . . máasss !!. . . *
* Taiga, yo. . . ! *
El peliazul susurró el nombre de la rubia justo en su oído para luego morderle ligeramente la oreja. Siempre con los ojos cerrados, perdido en el placer. Sintiéndola cada vez más apretada y húmeda. . . tan caliente. Ella no pudo más. Un intenso cosquilleo nació en su vientre, recorriéndola totalmente los pies hasta la punta de los cabellos, haciéndola estremecer y a su sexo contraerse con fuerza casi salvaje, en un éxtasis avasallador.
Takasu abrió los ojos, sorprendido y encantado por la estrechez de su compañera. Era delicioso sentir como la piel interna de Taiga abrazaba con fuerza su pene. Esas dulces y salvajes pulsaciones fueron su perdición.
Apretando con fuerza los dientes, pero manteniendo los ojos bien abiertos esta vez, el peliazul fue vencido por el pacer y se corrió en el interior de la rubia.
¡ Que delicioso y extraordinario orgasmo lo recorrió !, mientras la miraba a ella venirse y bañar su miembro con su propio orgasmo femenino al tiempo en que su vagina seguía apretándolo sin misericordia, como tratando de extraer hasta la última gota de su semen y guardarlo en lo más profundo de sí. . . para siempre.
* Ahh, Taiga !!. *
Takasu se desplomó agotado sobre el pequeño cuerpo de su chica, respirando agitado mientras descansaba sobre los suaves y delicados montoncitos de carne que ella tenía como senos, siendo abrazado por la rubia sin apenas darse cuenta.
Silencio y paz los rodeaban. Ryuu se percató del desorden en que se convirtió la cama; sábanas mojadas y arrugadas, manchas de sangre, la sobrecama tirada en el suelo y ellos dos a media mañana, acostados en medio de aquel caos. Y por primera vez en su vida él no tenía esa obsesiva necesidad de acomodarlo todo.
““¡ Así está perfecto !.””
Pensaba, cerrando los ojos poco a poco, arrullado por las dulces y delicadas caricias de Taiga sobre su cabello, la joven sonreía más feliz que nunca. Quería muchos días y encuentros como este, con ese tonto entre sus brazos por una simple razón.
* ¡ Ai shiteru, Ryuuji no baka !. *
Susurró ella ya casi entre sueños poco antes de seguir al peliazul al mundo de los sueños.
Totalizado.
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Regalo de día del “amor y la amistad” ^0^ .
Me gustó la mayor parte del fic, aunque al final sentí que estaba muy forzado y que le di muchas vueltas al asunto.
Con todo y eso, creo que la trama le quedaría muy bien al ichiruki, así que quizá más adelante adapte este fic a Bleach.
Me gusta Toradora, aunque es tan meloso que no me dio más ideas para escribir T-T .
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Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 13 de Marzo de 2014.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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Es como volver a empezar _C6_

Anime: Shaman King
Rating: M
Pareja: Horo Horo & Anna
Sinopsis: Después de la muerte de Yoh, hay alguien que se preocupa por Anna. Pero, ¿él?... ¿por qué él?.
Advertencia: Lemon (NSFW)
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Por: Maeda Ai.
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.:: Capítulo 6: “Todo por ella” ::.
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.
* ¡¡ NO !!, es una estupidez, me opongo a ello. *
Ninguno de ellos parecía estar muy de acuerdo que digamos, pero de todos, Manta era el menos “contento” con la reciente noticia.
Después de un considerable lapso de tiempo, se hallaban todos reunidos allí, en la pensión EN, solo que esta vez el motivo de la reunión fue una verdadera sorpresa para cada uno de los shamanes.
* Ni Anna, ni yo te estamos pidiendo permiso. . . vamos a casarnos y ya. *
Horo Horo parecía irritado, nunca pensó que sus amigos fuesen a oponerse a algo que le hacía feliz.
Manta decía que era demasiado pronto para que la itako reemplazara a Yoh, y peor aun, con uno de sus amigos. Lo estaban traicionando.
*Escucha, nosotros no provocamos esto, solo... solo pasó y ya.*
Casi gritó el ainu, completamente furioso por la actitud del pequeño.
Anna, por su parte, permanecía en silencio, observando como se desarrollaba una tremenda discusión entre su nuevo compañero y el que fuera el mejor amigo de Yoh.
En realidad no podía culpar al Oyamada por su reacción, ella misma, al principio, no podía evitar sentirse como una esposa infiel al recuerdo de su esposo, pero ahora. . .
Solo veía como los amigos de Yoh le negaban su apoyo. . . y se decepcionó. Claro, él era el importante, Yoh era el amigo al que todos querían, y ahora que ella podía recuperar su vida, ellos simplemente les daban la espalda tanto a ella como a Horo Horo.
Cuando el peliazul le pidió matrimonio, la sacerdotisa solo atinó a sonrojarse y abrazarlo con fuerza, uniendo sus labios a los de él, esa fue su afirmativa.
Emocionado, el joven de Hokkaido planeó una reunión para todos sus amigos; el motivo: anunciarles su futuro matrimonio con la bellísima Anna Kyouyama. . . nunca esperó que el grupo reaccionase así.
Como el ainu les echó en cara, ellos no les estaban pidiendo permiso, después de todo, era un hecho que se casarían, pero. . .
* Yo amo a Anna, estoy enamorado de ella y ella de mi, y eso es lo único que importa. *
Lo último fue un grito por parte del shaman de hielo, quien se incorporó para que todos comprobaran que hablaba en serio y no le discutieran más.
* Así que eso era. *
De pronto, una dulce voz femenina se dejó escuchar, llamando la atención de todos los reunidos.
Pilika recién llegaba de Hokkaido después de que su hermano le enviase una carta en la que solo le explicaba que necesitaba que fuera a Funbari y nada más.
* Hermano, si me hubieses explicado, lo habría entendido. * _Dijo la peliazul, tomando lugar junto a la rubia itako, regalándole una gran sonrisa de alegría._ * Me encantas para cuñada, Anna, eres la única mujer que puede someter al holgazán de mi hermano. *
La sacerdotisa se sonrojó, desviando la mirada, tratando de ignorar ese comentario, mientras Horo adivinaba cual sería su suerte si Anna y Pilika se ponían de acuerdo para planear sus entrenamientos.
““Será un infierno tras otros, todos los días.”” _Pensó._ ““Pero si Anna está conmigo, lo disfrutaré mucho.””
* No, no, no. . . ustedes no lo entienden, Anna fue la esposa de Yoh, ¿por qué no te fijaste en otra mujer?. *
* Porque los hombres no podemos elegir, Manta, el amor... el amor solo llega y ya. *
Los demás guardaban silencio.
No importaba que le dijeran al ainu, él estaba más que convencido.
Lo notaban ligeramente cambiado, un poco más maduro y decidido. . . ¿Sería acaso el amor que tanto decía sentir por la itako, lo que había logrado ese cambio?.
* No puedo creerlo, francamente todos ustedes me decepcionan. * _Dijo el peliazul, mirando a cada uno de sus amigos, quienes bajaron la cabeza, pensando si su actitud era la correcta o no._ * Y tu, Manta, solo dices Yoh, Yoh; para que lo sepas, él estuvo aquí, vino a pedirme que cuide de ella y eso haré. *
* Que Yoh, qué?, no, no puede ser. *
* ¡ Qué irónico !, ¿no crees?, ustedes me están llamando traidor, cuando el único “afectado”, me ha dado su confianza. *
* Pe-pero. . . *
De pronto alguien más decidió unirse a la discusión, más esta vez, a favor del peliazul.
Len, que había permanecido en silencio, atento a las razones del shaman de hielo, se puso de pie, captando la atención de todos. Posó la mano sobre el hombro de su amigo, apoyándolo.
Horo sonrió agradecido.
* Pues si ambos se quieren e Yoh está de acuerdo con esto, yo solo puedo desearles lo mejor. *
* Len. *
* E-escucha, Horo, Anna no te conviene, ya sabes como es, recapacita, por favor. *
Era claro que Manta ya no sabía que más decir para que el ainu desistiera en esa loca idea que se le metió en la cabeza; casarse con Anna. . . estaba loco.
* Mejor déjalo así, Manta. * _Habló Pilika, antes de beber un poco de su te, acaparando la atención de todos los demás._ * Mi hermano dejó todo por Anna, su sueño, su familia, todo ha pasado a segundo plano, Anna es su prioridad y sé que no desistirá en sus planes de casarse con ella. *
Manta bajó la cabeza al escuchar a la joven ainu.
Si Horo Horo había hecho todo eso por Anna, entonces debía quererla demasiado.
Pero Anna. . .
Estaba sorprendida por las palabras de Pilika, que le abrieron los ojos a algo que había ignorado, tal vez sin querer.
““Entonces, por mi. . . él dejó todo. Y yo, todo este tiempo he pensado solo en mi. . . que egoísta soy.””
Sin decir una sola palabra, la rubia abandonó la estancia, dirigiéndose al jardín, sentándose sobre el pasillo de madera.
* Quizá Manta tenga razón, Horo Horo no debe estar conmigo, no sería justo. *
La joven suspiró profundamente, había tomado una decisión y esta era definitiva.
* No puedo permitir que renuncie a todo por mi. . . será lo mejor para él. *
Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Un capítulo muy cortito, y que, según yo, refleja muy poco de lo que quería.
Deseaba que la discusión fuese más fuerte y profunda, que los demás shamanes participaran, y a fin de cuentas, él único que lo hizo fue Manta, bueno, es que él es el más dramático de todos, por otro lado, creo que cuando escribí este capítulo no estaba inspirada del todo.
Pero descuiden, que el capítulo que se viene es LEMON, aunque con un poquito de sufrimiento.
—I love HOROxANNA—.
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Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 25 de Mayo de 2005.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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|| Capítulo 7 ||
Durmiendo con el enemigo _C1_

Anime: InuYasha
Rating: M
Pareja: Sesshoumaru & Kagome
Sinopsis: No deseaba volver atrás, quería estar prisionera entre los brazos de un demonio, nada más que el amante perfecto. No deseaba la libertad, ya no más.
Advertencia: Lemon (NSFW)
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Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.:: Prólogo ::.
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La tarde era hermosa, tanto o más que las anteriores.
La cuenta de las horas se le perdió en algún distraído rincón de su memoria; poco importaba, después de todo, más de un par de semanas habían pasado desde que llegó ahí, así que... las horas ya poco importaban.
* Ahhh, y aun así el tiempo se me escapa volando. *
Suspirando con resignación, la joven humana comprendió que su estancia en esa habitación no era tan aburrida.
Se sentía más tranquila en comparación al día en que llegó...
¿Cómo olvidar ese día?. Jamás podría hacerlo, todo su mundo se vino abajo justo en el instante en que al “cerebro de nuez” del Hanyou se le ocurrió buscar insistentemente a Kykio, llevarla a la aldea y por si fuera poco, decir que ellos siempre estarían juntos, aun cuando la sacerdotisa ya estuviera muerta, para él... eso era lo que menos importaba.
* InuYasha... eres un tonto. *
Su voz sonó resignada por completo.
Al principio lloraba amargamente al saberse derrotada en el amor, derrotada por ella misma. Bueno, después de todo, ella fue Kykio, o algo así; por lo menos compartieron almas.
Sin embargo eran tan distintas, quizás por eso le dolió tanto que le quitaran a InuYasha.
* La tonta soy yo... ¿hasta cuándo dejaré de pensar en ello?. *
Miró embelesada el cielo, admirando como la oscuridad comenzaba a devorar todo cuanto encontraba en el cielo: nubes y ese hermoso y tenue color azul que apenas y se podía percibir.
Era cierto, tenía otras cosas mucho más importantes en que pensar, después de todo, ahora era prisionera, ¿no?.
No había superado un problema cuando inmediatamente se tropezó con otro; en su intento por escapar del dolor, salió corriendo sin rumbo, el destino era lo último que cruzaba su mente, sólo quería alejarse.
Ni siquiera tenía idea de cuánto había corrido, por cuánto tiempo o dónde estaba, sólo se sabía pérdida.
Pero el dolor no se iba, dejando escapar delgadas lágrimas de sus hermosos ojos; se dejó caer sobre el abundante césped, cansada, dolida...
* Con que... la mujer de InuYasha está aquí. *
Recordó las precisas palabras del yokai que ahora la tenía “encerrada” en su castillo, ese hombre, ese demonio, ese monstruo... Sesshoumaru.
Sí, todo ese tiempo había estado en el castillo de Sesshoumaru.
No tenía claras ideas del porque no le había hecho daño alguno, de hecho, ni siquiera aparentaba ser una prisionera; no estaba encerrada, podía salir cuando quisiese, más por miedo solo lo hacía en contadas ocasiones.
Le ofrecieron nuevas ropas, más adecuadas para la época en la que se encontraba. Hermosos y entallados kimonos de variados colores y formas.
La manera en que los sirvientes del castillo la trataban le incomodaba, tanta amabilidad, casi miedo. La trataban como si fuese alguien importante, cosa que la hizo sospechar un sin fin de razones para ello, pero nada que le pareciese lógico.
Llegó a tener la sensación de que Sesshoumaru la observaba desde algún lugar que ella desconocía, sentía su pesada y fría mirada sobre ella, aunque creyó que solo era su imaginación, su miedo.
* No puede ser, estoy imaginando cosas que no son. *
Apenas trató de convencerse a sí misma con sus palabras, suspiró resignada a permanecer por tiempo indefinido en ese lugar, lugar del que desconocía cualquier posible ubicación.
Solo sabía que estaba con el enemigo, nada más. Eso sí, un enemigo bastante amable, aunque desconociera las razones de ello.
Se acababa de cambiar de ropas, dispuesta a ir a la cama y dormir, no sin antes cepillar tranquilamente su hermoso y suave cabello negro.
Un par de golpes sobre la puerta de la habitación que ocupaba, la sacaron inesperadamente de sus pensamientos y recuerdos.
Pensando que podía tratarse de Rin o alguno de los sirvientes del castillo, se dirigió tranquilamente a abrir la puerta, más al hacerlo, el miedo y la sorpresa la paralizaron.
* ¡¡S- Se, Sesshoumaru!!... * _El nombre de su visitante escapó de sus temblorosos labios. _ * Ah, y-yo no te esperaba. *
En todo el tiempo que ahí llevaba, lo pudo ver solo una ocasión. Pero ahora él estaba ahí, él la buscaba, la razón de su presencia la asustaba, más trataba de no pensar en ello.
Al escucharla, el yokai frunció el ceño con clara ira en el rostro.
Kagome no pudo más que intentar ocultar su miedo; esa mirada tan fría era atemorizante y, muy a su pesar, también lo hacía verse aun más atractivo.
* Mujer. *
Refiriéndose a ella con esa simple y seca palabra, el joven de plateados cabellos la sujetó fuertemente por los hombros, asustándola todavía más. Estaba tan cerca; si aplicaba un poco más de fuerza la destrozaría sin duda.
Quiso cerrar los ojos para no enfrentar la forma despiadada con que él la miraba, pero por alguna razón no podía, esos hermosos ojos plateados la hipnotizaron completamente, aun con el miedo que le infundían.
Confundida, esperó lo que vendría por parte del yokai, fuere lo que fuere, tenía el ligero presentimiento de que afectaría su vida... de alguna forma.
Sin finalizar.
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Por fin, otro fic de InuYasha y, mejor aun, de Sesshoumaru y Kagome.
El siguiente capítulo es el importante, el que tiene lemon, más también es el que concluye la historia. Y es que últimamente no tengo deseos de escribir fics largos.
Ahora, ¿por qué esta pareja?. Bueno, él es tan apuesto y necesitaba una pareja... yo solo pude pensar en Kagome ^0^ .
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Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 27 de Mayo de 2007.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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|| Capítulo 1 ||